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La pizarra de Ibrahimovic

La estrella sueca prefiere jugar con Elmander al lado antes que con Rosenberg, con el que discutió ante Ucrania

LADISLAO J. MOÑINO
Ibrahimovic, ante Ucrania.
Ibrahimovic, ante Ucrania.J. NACKSTRAND (AFP)

Camino de los vestuarios en el entretiempo del Ucrania-Suecia se apreció a Zlatan Ibrahimovic discutir con Rosenberg, el delantero del Werder Bremen que tenía la misión de ejercer de satélite por delante de él. El intercambio de opiniones, ya algo más subido de tono, continuó en el vestuario. Hoy, gran parte de la prensa sueca apuesta por que Rosenberg no será titular. Ibrahimovic quiere un futbolista por delante de él que le abra espacios, no que se los ocupe y le entorpezca porque permanece estático. El delantero del Milan le reclamó una movilidad al exdelantero del Racing que entendió que no fue suficiente. Este está más acostumbrado a que jueguen para él que él jugar para otros. Su inclusión en la lista para la Eurocopa ya fue una sorpresa porque no disputó un solo partido de clasificación. Desde 2009 no había jugado un minuto con la selección.

Ibrahimovic ha dejado claro que prefiere a Elmander, que sustituyó a Rosenberg en los últimos 20 minutos. La entrada del delantero del Galatasaray coincidió con los mejores minutos de los suecos, ya con el agua al cuello por los dos goles de Shevchenko. Las pruebas de Erik Hamrem han apuntado a que colmará los deseos de Ibrahimovic, con el que está en deuda. Él fue, nada más asumir el cargo, el que se lanzó a convencer a Ibra para que regresara a la selección después de su última renuncia. La primera fue en 2006 tras una bronca con Lars Lagerback, que le recriminó su tardía hora de regreso al hotel tras un permiso. La segunda en 2009, siendo jugador del Barcelona, parecía definitiva. Alegó falta de motivación: “Por el momento no jugaré en el equipo nacional porque no estoy motivado. No hay partidos importantes ni estaremos en el Mundial y así es muy difícil”, dijo entonces.

Hamrem viajó varias veces a Milán para convencer a Ibra de que regresara, le ofreció la capitanía y le aseguró que la selección jugaría para él. Su regreso parece que ha sido con todos los galones. Terminado el encuentro con Ucrania, el seleccionador sueco dio orden de que los jugadores saltaran al campo a corretear. La aparición de las esposas y familiares de algunos de los internacionales no gustó a Ibrahimovic, que no entendió lo que a su manera de entender fue un acto de poca profesionalidad. Su familia no se ha desplazado la Eurocopa. Al poco de mostrar su enfado, mantuvo una discusión con el segundo entrenador, Marcus Allbäck. Este mismo reconoció que había sido una fuerte discusión de la que Ibrahimovic ha salido indemne. Si con Pep Guardiola nunca tuvo la suficiente fuerza como para renunciar a jugar en un costado porque Messi copaba el centro, con su selección se siente todopoderoso. La propia prensa sueca, que muchas veces ha cuestionado su indolencia y sus caprichos con la selección, esta vez está de su parte en sus demandas. Hasta la posible entrada del veterano Anders Svensson junto a Kallmstrom en el doble pivote cuenta con la bendición de la gran estrella sueca.

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Sobre la firma

LADISLAO J. MOÑINO
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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