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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Cristianator

Holanda jugó contra una multitud, la que por sí solo simbolizó un titán, Cristiano Ronaldo, que entró en combustión cuando más le necesitaba su equipo

José Sámano
Cristiano Ronaldo celebra su segundo gol.
Cristiano Ronaldo celebra su segundo gol.Kim Ludbrook (EFE)

Holanda jugó contra una multitud, la que por sí solo simbolizó un titán, Cristiano Ronaldo, que entró en combustión cuando más le necesitaba su equipo. Una respuesta fabulosa, a la altura de la corona que le anticipa y a la que le faltaba una estrella en una cita de alto vuelo de un torneo de selecciones. La irrupción de CR en el encuentro, con un remate al poste al cuarto de hora, desenchufó por completo a los oranje, incapaces de detener al capitán luso, que una y otra vez, uno a uno, mandó a la lona a cuantos holandeses se cruzaron en su camino. Todos sintieron pánico a su paso y un solo jugador cambió el rumbo inicial del partido con un extraordinario ejercicio de superioridad, sin una gota de suficiencia, sin atrezos para las cámaras, sin miradas al ombligo. Fútbol en estado puro, el que distingue a este fenómeno.

Fue una obra demoledora, solo al alcance de elegidos como este Hércules hecho futbolista. Disparó, regateó, cabeceó, centró, bregó, se ofreció y hasta se contuvo en los desplantes, solo concentrado en el juego, comprometido. Con todos los cristianos juntos, nada pudo hacer Holanda, que es alguien en esto del fútbol, pero que no tuvo radar para detener a un futbolista convertido en una marabunta. El primer tiempo de CR fue un compendio de fútbol, abusivo por momentos. Un poste le escupió un remate, Stekelenburg le frustró un cabezazo explosivo y nada pudo hacer ante su definición de cirujano tras un excelente desmarque muy bien advertido por João Pereira, el nuevo lateral valencianista. Por entonces, Dinamarca era la clasificada. El rescate del delantero madridista encumbró a Cristianator.

Fue una obra demoledora, solo al alcance de elegidos como este ‘Hércules’ hecho futbolista. Disparó, regateó, centró, bregó...

Aun con Portugal más contenida, CR siempre fue una amenaza, como su sublime servicio a Nani y su excepcional definición en una contra en el segundo tanto. Llegó al área, por el costado contrario a la jugada, como un búfalo. Recibió un pase geométrico de Nani y se frenó en seco. Van der Wiel descarriló, cayó desplomado y él ajustó la pelota a la red. Con futbolistas así es fácil que la pelota sea dócil, no tanto los postes, que le devolvieron otro zurriagazo en el acto final del encuentro.

Puntual el Cristiano devastador, esta vez como supremo director de un coro, no por su cuenta, Portugal se verá con la República Checa y su capitán se demostró de lo que es capaz cuando se pone al servicio de la causa común: dos goles y 12 remates tras recorrer 10.139 metros.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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