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“Vítor Baía aún debe de estar enfadado”

Karel Poborsky rememora el maravilloso globo con el que derrotó a Portugal en los cuartos de final de la Eurocopa 96

LADISLAO J. MOÑINO
Poborsky, en un partido ante Alemania.
Poborsky, en un partido ante Alemania.reuters

Justo 20 años después de que Antonin Panenka se inventara aquel golpeo picado, suave y centrado para humillar a Sepp Maier y ganar la Eurocopa del 76 desde el punto de penalti, Karel Poborsky (Jindrichuv Hradec, República Checa, 1972) diseñó otra parábola para superar al portugués Vítor Baía en los cuartos de final de la Eurocopa de 1996.

Si la ejecución de Panenka quedó registrada para siempre con su nombre, la de aquel extremo derecha menudo y melenudo fue bautizada por los ingleses, anfitriones de aquella Eurocopa como el Poborsky-lob [el globo de Poborsky], haciendo una similitud con la suerte del tenis para rebasar las subidas del contrario a la red.

“Vítor Baía aún debe estar enfadado conmigo. Le mando un abrazo”, ha recordado recientemente Poborsky en el portal luso Maisfutebol. Su obra metió, contra pronóstico, a los checos en semifinales, que salían como víctimas ante los Figo, Rui Costa y João Pinto. La jugada se originó en un rechace a unos 10 metros fuera del área. Poborsky se hizo con el balón ante Oceano, a la carrera fundió a Helder y, sobre la salida de Baía, elevó la pelota de cuchara. Así describe el histórico gol su autor, que fue una de las imágenes de aquel Europeo: “Fue todo instinto e inspiración. He mirado y remirado el gol muchas veces y no hay otra explicación. Salió todo perfecto. A veces piensas en la mejor jugada y no tienes capacidad para ejecutarla, allí no sucedió eso. Metí el pie debajo del balón y el arco que describió fue como el de un proyectil. ¿Fue bonito no?”.

Otra víctima más

Poco a poco, como quien no quería la cosa, la República Checa volvió a derrotar a otro equipo con más enjundia que ellos y se clasificó para semifinales donde se vería las caras con otra de las favoritas, Francia, a quien también venció, a pesar de las bajas que se cobró el partido con los lusos por amonestación: las de Bejbl, Suchoparek, Latal (expulsado por una fuerte entrada sobre Dimas Teixeira) y Kuka.

La defensa checa fue un muro para los lusos, incapaces de derribarlo, mucho más si cabe tras el gol de Poborsky. La indecisión de João Pinto en la punta de ataque también jugó en contra del, a priori, equipo favorito ese día.

Al término del partido, Pobosrky se acordó de su progenitor: “El gol se lo dedico a mi padre que fue mi primer entrenador y el que me enseñó los trucos del fútbol, aunque este no se aprende, ni se programa, nace de dentro”. El seleccionador checo de la época, el hosco Dushan Uhrin, viendo la magnitud mediática que alcanzaba el gol, quiso bajar a la tierra al héroe del momento: “El de Panenka fue más valiente, era una final y el penalti de la tanda más decisivo”. Aquella selección se caracterizaba por un contragolpe mortal basado en la fuerza y la velocidad de sus mejores futbolistas: el propio Poborsky, Berger, Nedved, Kubik y Smicer. Este último protagonizó la anécdota de la competición. Después de eliminar a Francia en la tanda de penaltis viajó a Praga para casarse dos días antes de la final que perdieron con Alemania (2-1) y en la que Oliver Bierhoff marcó el primer gol de oro de la historia, que daba como ganador al primer equipo que marcara un gol en la prórroga. La regla había entrado en vigor en esa Eurocopa, que también fue la primera con el formato actual: 16 equipos divididos en cuatro grupos de cuatro selecciones.

REPÚBLICA CHECA, 1 PORTUGAL, 0

República Checa: Kouba; Latal, Hornak, Kadlec, Suchoparek, Nemec; Poborsky, Bejbl, Nemecek (Berger m.90), Smicer (Kubík m.46); y Kuka.

Portugal: Vítor Baía; Secretário, Fernando Couto, Hélder, Dimas; Paulo Sousa, Figo (Cadete m.82), Oceano (Folha m.65), Rui Costa, Sá Pinto (Domingos m.66); y João Pinto.

Goles: 1-0. M. 53. Poborsky

Árbitro: Helmut Krug (Alemania). Expulsó a Latal (m. 82) y amonestó a Suchoparek, Kuka, Bejbl, Smicer, por parte de la República Checa, y a Secretário, João Pinto, Sá Pinto, Helder, por parte de Portugal.

43.000 espectadores en el Villa Park de Birmingham

Smicer, ahora director técnico de la federación checa establece diferencias entre aquella selección y la actual: “No somos un país que esté permanentemente en la élite. Tenemos años buenos, como ahora, y años malos. La diferencia con aquella selección del 96 es que nosotros estuvimos cinco o seis años compitiendo en nuestra Liga y ahora nuestros jóvenes talentos, cuando solo han jugado 10 o 15 partidos buenos piensan que son los mejores y que nuestro campeonato no es lo suficientemente bueno. Esto le perjudica en su desarrollo, porque la mayoría de nosotros fichamos por grandes clubes como el Liverpool, el Juventus, el Borussia Dortmund y ellos van equipos menos conocidos del Este de Europa”.

Como analiza Smicer, la carrera de Poborsky, después de aquel tanto, se disparó. Alex Ferguson le tomó la matrícula y al terminar el campeonato se lo llevó al Manchester United. “Aquel gol me hizo famoso y me abrió las puertas de las grandes ligas de Europa”, reconoce. En Old Trafford solo le disfrutaron durante un año y medio. La irrupción de David Beckham le obligó a marcharse al Benfica (1998-2001), donde volvería a reencontrarse como rival a Vítor Baía, que defendía la meta del Oporto. Tuvieron dos lances para recordar. Poborsky le hizo otro gol similar al que le metió en el estadio Villa Park de Birmingham y simuló una caída ante el meta luso que fue señalada como penalti. Baía le acusó “irrespetuoso” por teatrero. Del Benfica, Poborsky pasó al Lazio (2001) y de ahí al Sparta de Praga (2002-2005). Se retiró en 2007 en el modesto Ceske Bujodevice, club que preside en la actualidad. Aún conserva el récord de ser el jugador checo con más internacionalidades (118) y el sentido del humor: “Para esta revancha no espero un gol tan bueno como el mío, prefiero que marquemos en el minuto 94 y con la espalda”.

El fútbol sigue siendo el oficio de aquella selección checa

El fútbol sigue siendo el punto y seguido de aquella selección checa. Petr Kouba es entrenador adjunto de la selección sub-20 y sub-21; Suchoparek es también entrenador adjunto del Dukla Praga; Vaclav Nemecek, representante de jugadores; Hornak, entrenador adjunto del Teplice; Látal, entrenador del Banik Ostrava; Nemec, entrenador del segundo equipo del Dukla Praga; Poborsky, presidente del Ceske Budejovice; Smicer, director deportivo de la federación checa; Kuka es directivo del Viktoria Zizkov y Lubos Kubik es el entrenador adjunto de la selección de los Emiratos Árabes.

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Sobre la firma

LADISLAO J. MOÑINO
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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