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Las melenas del tapado

Jiracek, recién llegado a la selección checa, se ha convertido en el líder espontáneo de los checos

Ladislao J. Moñino
Jiracek, durante un entrenamiento.
Jiracek, durante un entrenamiento.PETR JOSEK (REUTERS)

Petr Jiracek (Tuchorice, República Checa, 1986) apareció por primera vez en la selección checa hace menos de un año. Con solo 11 internacionalidades, tres en esta Eurocopa, tiene asumido que el liderazgo del grupo recae en las grandes estrellas (Baros, Rosicky, Cech y Plasil), aunque los dos goles que ha marcado en el torneo le han dado un empujón a su ascendencia grupal. Tras el segundo partido con Grecia anunció que no se cortaría el pelo ni se afeitaría hasta que su selección cayera eliminada y el resto del vestuario le ha terminado por secundar.

Jiracek presume entre risas de una melena principesca y de una barbicie que adorna el remarcado triángulo que forma el vértice de su barbilla con sus cortantes pómulos. Han pasado cinco días desde que los checos aseguraran su pase a los cuartos de final y a su seleccionador, Michal Bilek, la calvicie le excluye de desenredarse las greñas, aunque ayer, durante la conferencia de prensa, enseñó una barba considerable mientras elogiaba a Jiracek: “Ha entrado hace poco en la selección y lo está haciendo muy bien, igual que Pilar”.

Portugal se medirá esta noche a una selección plagada de melenudos y barbudos que, como aquella del 96 (Poborsky, Kuka, Kubik, Berger, Schukoparek lucían largas cabelleras), se ha metido en la pelea por el título inesperadamente. Lo ha hecho con un fútbol dinámico en las transiciones, con jugadas rápidas y verticales que tanto Pilar como Jiracek tratan de cazar desde la segunda línea. “Se está hablado mucho de comparaciones, pero es una tontería hacerlo. La selección del 96 era una de las mejores de Europa”, ha zanjado Jiracek. A él tampoco se le esperaba en Alemania, cuando Felix Magath decidió pagar por él al Viktoria Plzen cuatro millones de euros. En realidad a quien quería contratar el técnico del Wolfsburgo era al veterano Rosicky, pero este no aceptó. Entonces Magath preguntó quién era el mejor jugador que había en la Jupiler League checa y le señalaron a Jiracek, que apenas hacía un par de meses que había debutado con la selección ante Escocia en Glasgow (2-2). Parte de la prensa alemana catalogó el fichaje como una de esas compras locas de Magath cuando vio que Jiracek no se adaptaba al rol que le pedía su marcial entrenador.

Con solo 11 internacionalidades, los dos goles que ha marcado en el torneo le han dado un empujón a su ascendencia grupal

En la Bundesliga dejó la sensación, en los 13 partidos que disputó, de que como mediocentro defensivo -con la selección se ha destapado como llegador-, se despistaba y enseñaba lagunas notables a la hora de guardar la posición. Magath prefiere que el rocoso brasileño Josué sea el pivote con licencia para descolgarse. Con todo, ahora en la República Checa se dice que en ese medio año con el técnico alemán Jiracek se ha vuelto un futbolista más ordenado de lo que era antes. En esta Eurocopa se le ha visto muy preciso a la hora de elegir sus apariciones en el área. La primera que hizo ante Grecia, a los dos minutos y 12 segundos de juego, supuso el tercer gol más rápido de la historia de la Eurocopa. Su tanto ante la anfitriona Polonia fue otra llegada desde la segunda línea para culminar un contragolpe. La misma forma de marcar de Pilar, otros dos tantos, otra locura de Magath, que lo había fichado antes de que explotara en este torneo. Como a Jiracek hace ocho meses.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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