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El del bigote se acerca al de la gorra

España afronta su quinta final en una gran cita ● Del Bosque tiene la oportunidad de igualar al alemán Schoen, que ganó dos de las tres que disputó

Del Bosque, durante el partido.
Del Bosque, durante el partido.juan carlos cardenas (EFE)

Y fue Cesc. O fue Bruno Alves apuntando al travesaño. O fue Casillas, repeliendo a Moutinho. O fue Piqué. O Iniesta. O fueron todos o fue ninguno. No se sabe. Cada cual elige a sus ídolos. Lo cierto es que entre todos consiguieron que España dispute su quinta final importante. Ganó a la URSS en 1964, perdió ante Francia en 1984, ganó a Alemania en 2008 y le ganó el Mundial a Holanda en 2010. Ahora espera rival, porque no hay quinto malo, aunque el partido no fuera para enmarcar. Con esas cifras, Del Bosque iguala a Helmut Schoen, seleccionador alemán, que llevó a su país a ganar dos finales consecutivas en la Eurocopa 1972 y el Mundial de 1974. Y a la vista tiene el triplete que Schoen no conquistó, aunque disputó otra final en 1976. El de la gorra ha dado paso al del bigote, a penaltis, con toda la épica del mundo, con toda la emotividad del mundo, con todo el miedo del mundo.

El fútbol está acostumbrado a vaciar las calles en las citas memorables. Es un ritual que engrandece el acontecimiento. Lo malo suele ser que tras los cristales de la ventana o las puertas de los bares, al fresquito del aire acondicionado, no salga ni un grito ni un lamento ni una voz más alta que otra. Eso pasaba ayer en el partido ibérico por excelencia, el más cercano no solo geográficamente sino deportivamente por la suma de futbolistas de la Liga española.

No se veía a nadie, pero no se oía a nadie, señal inequívoca de que el partido tenía ese aire mortecino que afecta a los nervios más que a los sentidos. En casos así, la pasión se convierte en congoja. Sin ocasiones de gol, sin jugadas atrevidas, ni de Portugal ni de España, en plena especulación, en plena paciencia, las ciudades se llenan de ese silencio más aterrador que conmovedor. No se pierde la esperanza, pero se resquebraja la confianza. Un poquito de Iniesta, que pretendía, muy al principio, un tiro curvado, le sacó un ¡uy! a las gargantas. Un par de arrancadas de Ronaldo dejaron otros nudos en las gargantas. Pero entre lo uno y lo otro había tiempo de darle a la pizza sin miedo a atragantarse, con tiempo para masticar la extraña noche.

La prórroga dio tiempo a reflexionar, a repensar un equipo nacido para ganar pero que no encontraba el camino. Los penaltis fueron la eclosión, el volcán que necesitaban las ciudades para abrir puertas y ventanas. Del Bosque está a punto de pulverizar la historia. Desde la humildad se puede llegar muy lejos. España y él han decidido ser así. Con estilo y con misterio

4 triunfos, 3 derrotas

España lleva afrontadas siete eliminatorias por penaltis en las grandes competiciones. Cuatro de ellas se resolvieron a su favor y tres en su contra. Cronológicamente, fueron las siguientes:

Eurocopa 1984 (semifinales): 5-4 ante Dinamarca.

Mundial 1986 (cuartos): 4-5 contra Bélgica.

Eurocopa 1996 (cuartos): 2-4 frente a Inglaterra.

Mundial 2002 (octavos): 3-2 ante Irlanda.

Mundial 2002 (cuartos): 3-5 contra Corea del Sur.

Eurocopa 2008 (cuartos): 4-2 frente a Italia.

Eurocopa 2012 (semifinales): 4-2 ante Portugal.

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