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Banquillos sobrepasados

El campeonato cuestiona a técnicos que llegaron con altas expectativas

Laurent Blanc, exentrenador de Francia.
Laurent Blanc, exentrenador de Francia.FRANCK FIFE (AFP)

Esta Eurocopa ha sido principalmente implacable con los entrenadores de selecciones con pedigrí que no han cumplido las expectativas que generaron.

El jueves, antes de la semifinal contra Italia, el seleccionador alemán, Joachim Löw, era el tótem de la modernidad futbolística de su país. El viernes, tras la derrota, ya era un exterminador del gen ganador alemán, un técnico que había solapado el espíritu competitivo de la Nationalmannschaft en pos de una revolución estilística que no ha concordado con esa máxima reduccionnista de Gary Lineker de que el fútbol es un deporte en el que juegan 11 contra 11 y siempre gana Alemania.

Las voces cuestionando su capacidad y su continuidad se han alzado durante el fin de semana. Se le acusa a Löw de haberse amedrentado ante Italia al quitar a un extremo, Müller o Reus, para poblar el centro del campo con Toni Kroos. La cúpula directiva del Borussia Dortmund también le reprocha haber tirado del bloque del Bayern de Múnich, al que consideran agotado físicamente y desmoralizado por la pérdida de la final de la Liga de Campeones, en vez de haberse apoyado en sus briosos jóvenes talentos: Schmelzer, Götze, Gundogan...

En Holanda, Bert van Marwijk, que tenía contrato hasta 2016, no ha podido resistir las críticas que le acusaban de alta traición a la memoria de la Naranja Mecánica. Presentó su dimisión, aunque todo indicaba que no hubiera seguido de haberlo pretendido ante un país que le consintió mientras ganó partidos y fue capaz de llevar a la selección hasta la final del Mundial de Sudáfrica. Sin resultados, tres derrotas en el torneo, y sin fútbol, su continuidad era una quimera. Ni en sus mejores momentos en el cargo le gustó que se le recordara la distancia que había entre su aparentemente sólida propuesta y la tradición holandesa más alegórica. Sin embargo, quiso morir frente a Portugal utilizando en los minutos finales un 3-4-3 al que nunca dedicó sus esfuerzos. Fue cambiar a esa defensa de tres y empezar a ser destrozada por la velocidad de Cristiano. Si Van Marwijk ha salido trasquilado, Paulo Bento se ha ganado el crédito después de haber hecho sufrir a España en semifinales como pocos técnicos han hecho.

Laurent Blanc, con su idea de primara el talento sobre el músculo, era el elegido para devolver a Francia la grandeza perdida. El sábado anunció que no seguía por discrepancias con la Federación Francesa en el plan de futuro a seguir. De fondo también asoman la poca capacidad de respuesta exhibida en el partido de cuartos ante España y no haber podido controlar los arranques de Nasri o Ben Arfa tras la derrota contra Suecia que deparó el cruce con los españoles.

El holandés Dick Advocaat también abandonó Rusia, aunque después de acaparar grandes elogios en el inicio del torneo. El pasional Slaven Bilic dejó Croacia, aunque sin reproches. Roy Hodgson continúa en Inglaterra. Aunque dio una imagen excesivamente conservadora, las bajas por lesión y no poder contar con Rooney hasta el tercer partido han suavizado las críticas. Muy reforzado sale Prandelli y también el luso Fernando Santos, que obró otro milagro con Grecia, aunque avisó de la caducidad del modelo para intentar progresar: “Este estilo ya no da para más”.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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