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Un revolucionario que ha enamorado a San Mamés

La llegada de Bielsa supuso una transformación en la manera de contemplar el fútbol entre la afición rojiblanca

Gorka R. Pérez
Marcelo Bielsa, durante un partido
Marcelo Bielsa, durante un partidoRAFA RIVAS (AFP)

Cuando Josu Urrutia tentó a Marcelo Bielsa para que se uniera a su proyecto deportivo durante las elecciones a la presidencia del Athletic el pasado verano, encontró en sus charlas con el argentino más de lo que esperaba. Con un tono monótono, cansino, pero lleno de matices, Bielsa resolvió una de ellas de la siguiente manera: “Aurtenetxe funcionará mejor como central que como lateral”. No era una respuesta baladí, sino la conclusión final de un minucioso estudio elaborado por un técnico absorbido por el trabajo. A pesar de tener sobre la mesa las ofertas del Inter de Milán y Sevilla, el proyecto de cantera del Athletic convenció al argentino, ya que recordaba a su época en Newells en Argentina, equipo con el que se proclamó campeón de Liga.

Con Bielsa como estandarte al frente de su campaña, Urrutia superó por 2.261 votos (el 54,36 % del total) a su rival, Fernando García Macua, y convirtió al exseleccionador de Chile en el primer entrenador argentino en los 114 años de historia del club. Ni los más optimistas presagiaron la magnitud del fenómeno que aguardaba tras las gafas de aquel al que apodaban Loco. Consciente del recelo que provocaba en parte de los aficionados, Bielsa se mostró cercano a los seguidores que acudían a Lezama a contemplar sus entrenamientos, y en particular con los más pequeños. En varias sesiones invitó a alguno de los niños presentes a acompañarle. “Decíle a Susaeta que centre los córners fuerte”, le cuchicheó Bielsa a uno de los afortunados en un ocasión. Un gesto que disolvió la imagen seria y concentrada de un técnico con el que pronto todos querían fotografiarse.

Tan solo el mal inicio del proyecto, con tres derrotas y dos empates en los primeros cinco partidos de Liga, tambaleó el proyecto deportivo del argentino. Algo que cambiaría gracias a las actuaciones europeas del Athletic, el escenario en el que mejor se ha desenvuelto un equipo trasformado, dominador y con un despliegue físico capaz de doblegar al Manchester United, que proyectó una imagen internacional del Athletic directamente ligada a la de su entrenador. Desde su llegada, ¡Athletic karajo! se convirtió en el grito habitual durante los partidos en homenaje a las indicaciones que siempre de cuclillas repartía Bielsa desde el banquillo.

Desde su llegada, ¡Athletic karajo! se convirtió en el grito habitual durante los partidos

Perpetuamente unido a su chándal gris, no resultaba complicado encontrarse con Bielsa por el municipio costero de Getxo en el que residía. Una estampa cercana que demostraba la integración total del argentino en el estilo de vida de la ciudad y que contribuyó aún más a la acumulación de cariño por parte de todos los aficionados. El reflejo de ese vínculo se descubrió tras la derrota ante el Barça (0-3) en la final de la copa del Rey, punto final de una temporada irrepetible, cuando los más de 20.000 aficionados del Athletic corearon al unísono: “¡Marcelo quédate, Marcelo quédate, Marcelo quédate!”. Un deseo que se llevaría a cabo tras la firma del argentino por una temporada más y que ahora, tras discrepancias por la junta directiva con las obras de Lezama, se ha visto sacudido.

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Sobre la firma

Gorka R. Pérez
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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