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Murray quiere ser LeBron

Frente al reto de Federer y las críticas por perder tres finales grandes, el británico se compara con el campeón de la NBA

Juan José Mateo
Murray, durante un entrenamiento
Murray, durante un entrenamientoLEON NEAL (AFP)

El suizo Roger Federer busca hoy (15.00, Canal+) su séptimo título de Wimbledon, reconquistar el número uno e igualar el récord de semanas totales en el trono (286, de Sampras). Entre esas marcas y el genio solo hay un competidor, simplemente un tenista, un hombre desvestido de cualquier mitología: Andy Murray, el primer británico en una final de Wimbledon desde 1938 (Bunny Austin). Si acaso, el escocés, derrotado ya en tres finales grandes sin ganar un solo set, virgen en los torneos del Grand Slam a los 25, es un tipo lleno de dudas. ¿Es él como Poulidor, el eterno segundón del ciclismo? ¿Acaso se parece a Ivan Lendl, su entrenador, que perdió sus primeras cuatro finales grandes, alcanzó la friolera de 19 y solo ganó ocho? No, Murray no se ve reflejado en ninguno de esos viejos nombres. De su boca sale otro nombre.

“Creo que LeBron James es un buen ejemplo”, dice el chico de Dunblane cuando le piden que piense en otro deportista que haya tenido que crecer bajo el peso de las expectativas, que como él atesore una calidad exquisita, un potencial bárbaro, sin llegar a cumplir los vaticinios que le aseguran la gloria desde niño. “Él se quedó muchas veces muy cerca de ganar”, añade sobre el triunfo de los Heat de Miami en la NBA de 2012, primer anillo del estadounidense, que perdió el cruce decisivo en 2011 y nunca cumplió su sueño con los Cavaliers de Cleveland, su anterior equipo. “Supongo que yo vivo una situación similar. He estado cerca de la victoria muchas veces y no la he conseguido. Tengo que seguir poniéndome en la posición de poder ganar y esperar a que las cosas hagan click”, sigue. “Había mucha gente que no quería que LeBron ganase. Hubo mucha gente que dijo que nunca ganaría. Hubo mucha gente que dijo que jamás juega a su mejor nivel en las finales. Que nunca sube su nivel en el cuarto decisivo. Entonces, pasó lo que pasó este año. A veces, a algunos les lleva más tiempo que a otros”.

"He estado cerca de la victoria muchas veces y no la he conseguido. Tengo que esperar a que las cosas hagan click", cuenta Murray

Es el aviso de Murray, que ha llegado a la final maximizando su segundo servicio, con el que gana el 65% de los puntos en Wimbledon por el 52% del resto del curso, y que dependerá muchísimo de su saque para detener las acometidas del suizo. Las estadísticas dicen que el título está en su raqueta. Los precedentes dicen que eso dependerá de su cabeza. El número cuatro mundial tumba a los otros tres mejores (Federer, el serbio Novak Djokovic y Rafael Nadal) en el 53% de los partidos que disputa contra ellos al mejor de tres sets. En los torneos grandes, al mejor de cinco, no está a su altura: solo ha vencido el 16% de esos duelos, y los dos que suma fueron ante el español y en extrañas circunstancias. En el primero, un huracán partió el partido en dos, lo trasladó de pista e hizo dificilísimos los peloteos (Abierto de Estados Unidos 2008). En el segundo, Nadal se retiró (Abierto de Australia 2010). El fantasma de Fred Perry, último británico ganador de un grande (1936) atenaza al escocés cada vez que quiere dejar su impronta.

Aunque Federer tiene perdidos los cruces particulares (8-7), ha ganado dos títulos del Grand Slam con Murray enfrente. Ha recuperado su mejor arma: el servicio y el vértigo de la hierba actúa como un escudo frente a la fatiga de sus casi 31 años. Federer, favorito por currículo y prestigio, aún no celebra nada. Sabe quién es Murray, ha oído hablar de LeBron: “Sé lo bueno que es Andy”.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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