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Parar a Froome para que gane Wiggins

Sky manda detener al keniano a tres kilómetros de culminar la ascensión a La Toussuire para ayudar a su líder, y Rolland se lleva el triunfo en el día que Evans cede

El francés Pierre Rolland celebra la victoria de etapa
El francés Pierre Rolland celebra la victoria de etapaGUILLAUME HORCAJUELO (EFE)

El momento de desconcierto, con Froome ajustándose el pinganillo para recibir la orden adecuada del coche de equipo, valió por toda la etapa y desveló lo que muchos sospechaban, que el keniano está más fuerte que su jefe de equipo, Wiggins, y si no lo demuestra con más frecuencia es porque respeta eso ante lo que otros se han rebelado, la jerarquía. En La Toussuire ganó Rolland (Europcar), pero pasaron más cosas: Evans evidenció que no está en condiciones de plantar cara a Sky, Wiggins pareció algo más débil, Froome algo más fuerte, y Sky confirmó que se queda con el primero para ganar el Tour de Francia.

El pasaje del pinganillo demostró que, aunque lo parezca, Sky no es una máquina perfecta, pero que también tiene la capacidad de corregir sobre la marcha los escasos desajustes que le puedan surgir. Lo resuelve de una manera simple pero eficaz. El criterio es la jerarquía, así que si Froome se marcha y Wiggins se queda, se manda parar a Froome y se arregla el lío. Froome debía hacer de escudero del líder, ayudarle a subir el último tramo para mantener las distancias en la general en caso de un ataque postrero de Nibali. Por el camino quedó Evans, el campeón que no tuvo que atacar para ganar en 2011 y que ahora no sabe cómo hacerlo. Y si todo esto ocurrió fue gracias a Vincenzo Nibali (Liquigas), decidido definitivamente a menear el árbol cada vez que puede o incluso cuando no puede. Bajando como ayer o subiendo como hoy, Nibali es un incordio para Sky. Evans se lo reconoció pasándole un brazo por el hombro cuando cruzaron juntos la línea de meta. El líder confesó incluso "un sentimiento de alivio" por haber superado la etapa sin daños.

Clasificaciones

11ª etapa:

1. Pierre Rolland (Fra./Europcar), 4h 43m 54s

2. Thibaut Pinot (Fra/FDJ), a 55s

3. Chris Froome (G.B./Sky), m.t.

4. Jürgen Van den Broeck (Bel/Lotto), a 57s

5. Vincenzo Nibali (Ita/Liquigas), m.t.

6. Bradley Wiggins (G.B./Sky), m.t.

11. Cadel Evans (Aus./BMC), a 2m 23s

16. Haimar Zubeldia (Esp/Radioshack), a 3m 53s

General:

1. Bradley Wiggins (G.B./Sky), 48h 43m 53s

2. Chris Froome (G. B./Sky), a 2m 5s

3. Vincenzo Nibali (Ita./Liquigas), a 2m 23s

4. Cadel Evans (Aus./BMC), a 3m 19s

5. Jurgen Van den Broeck (Bel./Lotto), a 4m 48s

6. Haimar Zubeldia (Esp./Radioshack), a 6m 15s

Nibali es la alegría de este Tour, el ciclista que ha llegado al país galo para darle vida y color a una carrera algo pálida. Sin él, el Tour discurriría encadenado por las previsiones de Sky, de precisión casi matemática, y la incapacidad de Evans para convertirse en un corredor a la contra, en un guerrillero. Pero como está Nibali, la etapa reina se animó a mitad de La Toussuire y por un momento la máquina inhumana de Sky se desajustó. Nibali atacó y no sacó fruto. Dio igual y atacó otra vez. Entonces se marchó, Froome se puso a tirar para su jefe y, pánico, la máquina falló. Wiggins vio marchar a su compañero y mostró a los demás que no va tan fuerte o, al menos, tan fuerte como Froome. “Para”, le dijeron al keniano y este obedeció. Fin del episodio del desconcierto.

Lo de Evans es diferente, porque lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible. Por lo menos, de momento. Evans (BMC) atacó el día que tenía que atacar, el de la subida a La Madeleine y a La Croix de Fer, y lo hizo con quien debía, con Van Garderen, su compañero más en forma. Lo intentó, pero no pudo, y hasta tal punto sufrió con su propio intento que tuvo que pedirle a Van Garderen que no tirara más, que no podía. Cuatro kilómetros duró su escapada hasta que se dio cuenta de que La Croix de Fer no iba a ser el lugar para cuestionar el liderato de Wiggins. En ese tramo Sky, ese equipo británico de precisión alemana, ni alteró su plan, ejecutado con frialdad mecánica desde hace una semana.

Tantas veces se ha acusado a Evans de frío y de calculador que cuando hoy probó las fuerzas de Wiggins a más de 60 kilómetros para la meta, transcurrida media ascensión a La Croix de Fer y faltando aún las subidas al Mollard y a La Toussuire, todo pareció una sobreactuación. Nibali acusó ayer a Evans de ser poco menos que un aburrido (“algunos solamente atacan en los periódicos y eso resulta frustrante; quizás Evans no tuviera un buen día”) y el australiano pareció querer demostrar que a él también le gusta el alboroto. Pero él no es así y hoy su problema fue que llegó demasiado pronto a la fiesta, cuando los demás aún se estaban arreglando. Acabó perdiendo 1m 26 segundos con Wiggins y cediendo el segundo puesto a Froome. Nibali, que sí sabe atacar, lo hizo cuando convenía. Tampoco sacó nada, porque no pudo ni con Wiggins ni, especialmente, con Froome, pero provocó un desbarajuste en Sky. Toda una noticia, visto el panorama.

Prólogo: Las variaciones Cancellara

Primera etapa: Los domingos generosos

Segunda etapa: Contra la melancolía, Cavendish

Tercera etapa: La construcción del personaje Sagan

Cuarta etapa: ¿Será Greipel el bosón de Higgs?

Quinta etapa: Y una montaña en San Quintín

Sexta etapa: Una guerra de guerrillas

Séptima etapa: El 'nuevo ciclismo' toma el poder

Octava etapa: Wiggins y sus 'enemigos'

Novena etapa: Wiggins, un Indurain muy locuaz

Décima etapa: Los maquis del Grand Colombier

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