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El poder de seducción del PSG

El equipo parisiense ficha del Milan a Thiago Silva Sarkozy tuvo un papel fundamental para que Hamad Al-Thani invirtiera en el club

Jordi Quixano
Thiago Silva, la pasada temporada con el Milan.
Thiago Silva, la pasada temporada con el Milan.OLIVIER MORIN (AFP)

No hace tanto, a la ciudad deportiva Les Camps des Loges entraban diariamente los periodistas y acompañaban a los futbolistas hasta los coches con la ambición satisfecha de hacerles un par de preguntas. No hace tanto, al estadio iban hooligans que atemorizaban a los niños y mujeres, más que escasos en según qué sectores del campo. Y no hace tanto, los grandes futbolistas despreciaban sus contratos multimillonarios, quizá porque si bien representaba a París, el club no pasaba de ser un histórico modesto. Ahora, el PSG es todo lo contrario. “Este club estará en lo más alto dentro de tres años”, prometió al coger el club Nasser Al-Khelaïfi, extenista profesional –llegó a disputar dos torneos ATP­–, presidente de la empresa televisiva y catarí Al Jazeera y amigo íntimo del jeque Sheikh Tanim bin Hamad Al-Thani –heredero del emirato catarí y cabeza de Catar Investments Authority (QIA), empresa energética que controla el 70% del PSG–, a quien le sobra el dinero. Una promesa que parece coger forma y color con la incorporación de Thiago Silva, previo desembolso de unos 40 millones de euros al Milan, y la posible llegada de Zlatan Ibrahimovic, con quien habría ya firmado un principio de acuerdo, según confirmó esta semana el máximo mandatario del club rossonero, Silvio Berlusconi; una apuesta que explica el renovado poder de seducción del equipo francés.

Este club estará en lo más alto dentro de tres años” Nasser Al-Khelaïf, al hacerse cargo del equipo francés

Ajustadas las cuentas del Milan, se deslizó una única frase del presidente rossonero antes de dar oficialidad a los fichajes, de que los futbolistas acordaran su salario con el PSG. “He vendido a Zlatan y Thiago, por lo que en dos años nos ahorraremos 150 millones”, sentenció Il Cavaliere. Aunque un tanto exagerados, los guarismos son notorios porque Ibra cobraba 12 millones netos por curso (unos 17 brutos) y Thiago otros seis.

La llegada de Thiago, y la posible de Zlatan, son, sin embargo, la mejor de las noticias para el PSG, que parece al fin convencer con propuesta a futbolistas universales. Sobre todo, porque hasta la fecha se habían llevado más chascos que alegrías. “Beckham tenía ganas de venir, pero el bienestar de su familia en Los Ángeles ha pesado demasiado”, señaló el pasado invierno Leonardo, exentrenador del Milan e Inter, y ahora director deportivo del PSG. “El Milan es mi casa”, se disculpó después Pato, una vez que ambos clubes acordaran el traspaso por 35 millones. “Solo pienso en el Madrid”, escribió en su cuenta de Twitter Kaká, vinculado con el PSG hasta que demostró lo contrario. “Solo me veo con la casaca del Milan”, se excusó Tévez. Jugadores, en definitiva, que no sucumbieron a los encantos del PSG. Pero sí que se hizo, sin embargo, con futbolistas sugerentes, como Maxwell (cuatro millones), Alex (cinco) y Motta (11,5), Gameiro (11), Menez y Matuidi (ocho), Sissoko (siete)… y, sobre todo, Pastore, por el que ya desembolsaron el curso anterior 42 millones. También llegó Ancelotti –a pesar de que el extécnico Kombouaré iba líder de la Ligue 1- para el banquillo, toda vez que falló Arsène Wenger.

Sarkozy logró que el jeque invirtiera en reformar los suburbios de la ciudad; luego, se centraron en inmuebles, y, al fin, le convenció para que se aventurara en el PSG

Formar este equipo, reverdecer viejos laureles –tiene dos Ligas y una Recopa (1996)- y superar al conocido Olympique de Marsella de hace dos décadas, de Papin, Deschamps, Völler, Barthez, Desailly…, es una idea Nicolás Sarkozy, expresidente de Francia, y el sueño de Al-Thani. El político, al principio, logró que el jeque invirtiera en reformar los suburbios parisinos de las afueras, repletos de inmigración árabe. Luego, se centraron en inmuebles, como el Hotel Ritz, en la famosa plaza Vendôme. Y, al fin, le convenció para que se aventurara en el PSG y, de paso, la cadena Al Jazeera Sports se gastara 90 millones para comprar hasta 2016 todos los derechos televisivos del deporte francés, desde la Ligue 1 a la Champions, del rugby al baloncesto. El objetivo es crear un equipo terrorífico, al que ya se ha unido también Lavezzi (26 millones) y quién sabe qué aguarda en la rebotica y la billetera del jeque.

Ahora, el estadio Parque de los Príncipes pretende ser cada día una fiesta –lejos de esos datos que señalaban que en último lustro contaba con uno o dos muertos por curso-, gracias a dos medidas. Por un lado, se han subido notablemente el precio de los abonos; y por el otro, el club tiene la potestad de sentar a los aficionados donde quiera, de separarlos para que no se produzcan altercados. El premio: ver a los mejores jugadores de la Ligue 1 y el tiempo y la competición dirán si de Europa. Quizá sea cierta la promesa que hizo en su día Nasser Al-Khelaïfi.

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