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El peaje de hacerse grandes

Tras el bronce del último Mundial, la selección femenina ya no es una tapada ● Hoy debuta ante Corea del Sur (12.15)

Javier Lafuente
Begoña Fernández (i), Marta Mangué y Macarena Aguilar (d)
Begoña Fernández (i), Marta Mangué y Macarena Aguilar (d)Alberto Estevez (EFE)

Con la bandera española pintada por la cara, a modo de camuflaje, la selección femenina de balonmano labró una campaña de publicidad camino de Londres que les garantizó el apelativo de guerreras olímpicas. “Pero la verdad es que no asustamos mucho”, reflexiona Silvia Navarro: “O quizás sí…”, recula la guardameta, “sí, ahora igual sí metemos miedo, pero sobre todo en la cancha, eh”, bromea, mientras por el teléfono se escuchan algunas de las risas de sus compañeras. De eso se trata, en definitiva, de ganarse el respeto de unos rivales que ya no ven a España, bronce en el último Mundial de Brasil, como un chollo, sino como una piedra en el camino.

“Ya no vamos de tapado”, asegura desde Londres el técnico, Jorge Dueñas, no se sabe muy bien si lamentándolo o agradeciéndolo. “Seguimos siendo un equipo humilde, pero es verdad que nos han visto más, nos conocen más”. Y eso conlleva una responsabilidad. Para empezar, las jugadoras no asistieron ayer a la ceremonia inaugural para poder descansar de cara al partido de hoy ante Corea del Sur (12.15), algo que las jugadoras han tenido que asumir con resignación, a pesar de los intentos de la delegada, Noelia Oncina, por tratar de convencer al técnico. Ella asistió a la de Atenas 2004 y sabe muy bien de lo que habla. “Con el cansancio que supone hemos decidido que no fueran, sabemos que es una decepción para ellas, pero a lo que hemos venido es a competir”, asegura Dueñas.

Las jugadoras no asistirán hoy a la ceremonia inaugural para poder descansar de cara al partido de mañana ante Corea del Sur (12.15)

También estuvo en Atenas Marta Mangué, una de las pocas que se mantiene desde la última experiencia olímpica del combinado femenino, aunque entonces era una “pipiola” de 21 años. Ahora es la capitana, la líder del equipo, se siente “más profesional”, dice la canaria, una de las jugadoras más geniales que ha dado este deporte, con lo que eso conlleva: “Cuando me apetece sí que hago lo que quiero con el balón”, ha dicho, de una u otra manera, en más de una ocasión. Apenas unas horas después de aterrizar en Londres, Mangué lamenta no poder asistir a la ceremonia, pero admite que empezar mañana ganando es clave, y eso requiere concentración.

Enfrente tendrán a Corea del Sur, bronce en Pekín, plata en Atenas, oro en Barcelona… y probablemente el rival más sencillo del grupo, a pesar de realizar un juego muy distinto al que están acostumbrado las españolas en sus respectivos equipos. Y es que no es que el grupo de las pupilas de Jorge Dueñas sea difícil. Cuando a Silvia Navarro se le pide que describa con un adjetivo a sus oponentes se acaban por oír los suspiros a través del teléfono: “Corea, imprevisible; Francia [subcampeona del mundo], contundente; Noruega [actual campeona europea, mundial y olímpica], muy potente; Suecia [subcampeona de Europa], Dinamarca [oro en Atlanta, Sidney y Atenas)… pufff, ¡son nórdicas!”, dice entre risas.

Lo que les tranquiliza, dicen las jugadoras y el técnico, es que son conscientes de que los otros equipos pensarán lo mismo de ellas. “Con tanta igualdad en el grupo, donde todos vamos a perder seguramente algún partido, se puede decidir todo al final por la diferencia de goles”, asegura Dueñas, quien confía en que su equipo siga demostrando ese espíritu “competitivo, de lucha, de entrega”, con el que se han ganado ese apelativo tan guerrero: “De ahí que sea muy importante empezar bien, te da seguridad”. Y es que, claro, lograr una medalla compensará no asistir a la ceremonia.

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Sobre la firma

Javier Lafuente
Es subdirector de América. Desde 2015 trabaja en la región, donde ha sido corresponsal en Colombia, cubriendo el proceso de paz; Venezuela y la Región Andina y, posteriormente, en México y Centroamérica. Previamente trabajó en las secciones de Deportes y Cierre del diario.

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