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“Era tan tímida que la medalla me cambió el carácter”

A la valenciana, oro en yudo, le gustaría que sus hijos se dedicaran a otro deporte

Muñoz, en el podio de Barcelona.
Muñoz, en el podio de Barcelona.Noriko Mizogudi (EFE)

En 1992, la yudoca Almudena Muñoz (Valencia, 1968) tenía 23 años y era tan tímida que incluso le daba vergüenza comer en público. De la noche a la mañana la medalla de oro que consiguió en el tatami del Palau Blaugrana fijó todos los ojos en ella. Hasta le cambió el carácter. Hoy, la deportista valenciana habla mucho y suena muy feliz al recordar todos los detalles de esa noche mágica.

Pregunta. No lloró ni pareció que se emocionaba cuando consiguió la medalla. ¿Fue fácil?

Respuesta. No, al contrario. En el 89 me rompí la rodilla, en el 90 estaba coja, aquello fue un sueño... Pero yo era una chica joven, muy, muy tímida, no estaba acostumbrada a que me mirasen. De repente todo el mundo me felicitaba, me quería entrevistar... me quedé en estado de shock, y claro, a partir de ese día, ¡no me quedó más remedio que cambiar mi carácter!

P. ¿Cuál fue el peor momento de ese 1 de agosto?

R. Cuando nos pesaron por la mañana, te desnudas junto a tus rivales antes del combate. Ya sabes quién te va a tocar y se palpaba la tensión entre todas.

P. ¿Se acuerda de cuánto pesó?

R. Sí. 51,700 clavados.

P. ¿Tuvo que cenar poco la noche anterior?

R. Tomé un par de kiwis. Todos los días cenaba poco, en la Villa nos cuidábamos mucho aunque por lo menos comíamos más que las gimnastas... ¡Eso nos consolaba un poco!

P. ¿Era favorita para las medallas?

R. En Barcelona coincidimos un grupo de yudocas con un nivel muy parecido. Recuerdo que al comenzar los combates me encontraba muy serena, muy bien físicamente, todo salió redondo.

P. Batió a la británica Rendle en el camino hacia la medalla de oro...

R. Sí, era una de las más difíciles. Pero yo ese día estaba muy fuerte y cuando vi sus labios morados a mitad de combate apreté.

P. ¿Qué hizo después de ganar la medalla?

Tenía el oro colgado, y cuando tuve a mis hijos la guardé porque tenía miedo que se ahogasen con el cordón. La he vuelto a sacar”

R. Había sudado tanto en los combates que en el control antidopaje tardé muchísimo, después me entrevistó televisión española y llegué a la Villa Olímpica hacia las dos de la mañana. Estaba todo cerrado y no pude ni cenar.

P. ¿Dónde guarda la medalla?

R. La tenía colgada en casa y cuando tuve a mis hijos la guardé porque tenía miedo que se ahogasen con el cordón. Ahora ya son mayores y la he vuelto a sacar.

P. ¿Quiere que sean deportistas?

R. Quiero que sean felices aunque tienen unas cualidades físicas muy buenas y también creo que el deporte —de competición o no—, te forma para enfrentarte a la vida, es fundamental. No me importaría que fuesen olímpicos aunque mejor en otro deporte que no sea el yudo, que es muy duro.

P. En 12 años no se ha conseguido ninguna medalla.

R. Creo que es algo generacional. Estoy segura de que dentro de poco saldrán más yudocas que pisen fuertes, aunque en Londres Ana Carrascosa lo va a hacer muy bien.

P. Isabel Fernández ha intentado volver a unos Juegos. ¿A usted se le ha pasado por la cabeza?

R. Creo que todo tiene su momento, que puede ser excepcional y que las cosas se acaban. Isabel es la mejor yudoca española de todos los tiempos y espero que se quede con eso. Para ella ha sido un año muy duro y al final se ha quedado fuera, pero ha sido muy valiente.

P. Ya no compite. ¿Qué hace?

R. Hice unas oposiciones y trabajo en el Ayuntamiento. Soy feliz, sencilla. La medalla no se me subió a la cabeza y sigo siendo la misma persona.

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