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Muniain como denominador común

El extremo, que se perdió el primer encuentro de los Juegos por lesión, ya reactivó a la sub-21 en el Europeo del verano anterior

Jordi Quixano
Muniain, durante una sesión de entrenamiento.
Muniain, durante una sesión de entrenamiento.DAVID MOIR (REUTERS)

Un tropiezo. Nada nuevo para Luis Milla, seleccionador olímpico. El verano pasado, en el Europeo sub-21 disputado en Dinamarca, la selección española se dio un batacazo menor en el arranque ante Inglaterra (1-1), en un duelo que gobernó pero que no supo cerrar, hasta el punto de que en la última media hora los pross estuvieron a un pelo de llevarse el triunfo, solo desbaratado por De Gea y sus milagrosas estiradas. Las críticas fueron generosas, sobre todo porque Adrián apenas tocó el balón y porque el equipo, por más que mezclara, apenas remató a puerta. Ahora, en la apertura de sus Juegos frente a Japón, el traspié fue mayor; perdieron (1-0) sin apenas decir ni pío, con un fútbol desajustado, sin posesión ni peligro, sin la convicción de ser superiores al rival. Hay, sin embargo, un denominador común en los dos resbalones: no jugó Iker Muniain (Pamplona; 1992). En Dinamarca fue por decisión técnica; en Glasgow, por lesión, por un problema muscular. Pero ahora, Bart Simpson –como se le conoce cariñosamente- ya apunta a Honduras, el próximo rival, al tiempo que dota a España de un tinte del Athletic. Sin el sancionado Íñigo Martínez, se presupone que Javi Martínez –de central, por más que a Milla le guste más por delante de la zaga- será la raíz del juego, que Ander Herrera removerá el balón en el eje y que Muniain se presentará en el área contraria para resolver los entuertos. En Dinamarca se ganaron los siguientes cinco partidos para lograr el trofeo –y Adrián se convirtió en el pichichi con cinco dianas-; en los Juegos no hay espacio para otro desliz.

Javi Martínez será la raíz del juego, Herrera removerá el balón en el eje y Muniain pisará el área contraria

Lejos de tener la base del Barcelona como en la absoluta -solo aparecen en el once titular el lateral derecho Montoya y el izquierdo Jordi Alba [fichado este verano]-, el conjunto no pareció cómodo con la posesión del balón, siempre detrás de los nipones. Influyó sobremanera, en cualquier caso, que durante toda la segunda parte estuvieran con uno menos, oasis para los huecos al contragolpe. Pero tampoco fue directo en su ataque, algo que se presupone mejorará España con la llegada de Muniain y con la columna vertebral del Athletic. Ya lo advirtió Joaquín Caparrós el día que le hizo debutar en Primera, con apenas 16 años: “Es un futbolista distinto, con un magnífico cambio de ritmo, muy vertical”. Una ejecución de velocidad y ataque que logró este año el técnico Marcelo Bielsa con el equipo vasco, sensacional en la Liga Europa y la Copa del Rey, segundo en ambas competiciones, y un tanto desbravado en la Liga, el torneo de la regularidad. Ahora le toca a Muniain.

En el primer partido no se pudo ver nuestro juego al estar en inferioridad, pero ahora será diferente"

El extremo, tan descarado en el campo como fuera de él, siempre divertido en las redes sociales, tuiteó durante el lunes varias fotos del desfile en las que ponía poses y caras, todo un travieso que contagia a sus compañeros sobre el césped. “Después de un día mágico e increíble como el de ayer, volvemos a entrenarnos para preparar el partido de mañana. ¡Vamos!”, escribió en su cuenta personal. Antes, sin embargo, atendió a los medios y aclaró su voracidad de debutante. “Tras perderme el primer partido, tengo muchas ganas de jugar”, reflexionó; “me siento recuperado y ya no podemos perdonar después de una derrota que no esperábamos”. Está acostumbrado a la presión, niño precoz del fútbol –fue el goleador más joven en Primera con 16 años y 297 días-, por más que al principio de su carrera fuera lo contrario. “Lloraba en los entrenamientos cuando algo no le salía bien”, recuerdan desde Lezama; “incluso algunas lesiones tenían que ver con su nivel de ansiedad”.

Actos tan lejanos como el discurso que pronunció el futbolista antes de medirse con Honduras: “Intentaré aportar cosas en la selección. En el primer partido no se pudo ver nuestro juego al estar en inferioridad, pero ahora será diferente. Al principio estuvimos cabizbajos tras la derrota, pero ya estamos bien. No hay que volverse locos y esto saldrá bien”. Con el tinte del Athletic y con Muniain como denominador común, Milla espera reactivar a su equipo. No sería la primera vez. El propio Muniain lo tiene claro: “Nuestro objetivo es la medalla de oro”.

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