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Marina, en la buena onda

Después de ser cuarta en Pekín, Alabau acaricia el oro en RSX gracias a una morfología perfecta y un duro carácter

Marina Alabau durante la carrera de ayer
Marina Alabau durante la carrera de ayerClive Mason (Getty Images)

Marina Alabau nació en Sevilla, hace 28 años, y vuela en la bahía de Weymouth camino de una medalla de oro. Es ahora o nunca. El RSX desaparecerá de la vela olímpica cuando terminen estos Juegos. En noviembre del año pasado, en una reunión de la federación internacional, en Italia, el delegado español se equivocó. Tenía que votar windsurf y votó kite-surf. Por 19 votos a 18, Marina Alabau no podrá partircipar en Río de Janeiro 2016 en RSX. Conociendo de su talento y tenacidad, nadie descarta que asome por Brasil con el kite. A Marina, solo hay una cosa que se le dé mejor que navegar: dormir. Cuentan en su entorno que tiene un récord de 20 horas seguidas. Por eso ayer, en el día de descanso, apenas se le vio el pelo por las zonas comunes de Weymouth. “Es muy tranquila”, sostiene Alex Guyader, su entrenador y novio, con el que vive en Tarifa. “Si se pone nerviosa, no se le nota”, advierte.

Alabau empezó navegando con un primo y ya era la mejor subida en un optimist en Matalascañas. Luego, en mistral, mostró su innata capacidad para las tablas. Marina nació para navegar, para resbalar sobre el mar manejando los vientos; dicen que tiene una sensibilidad especial. Debe de ser cierto, porque acumula un palmarés espectacular y porque a día de hoy, nadie puede con ella en Weymouth.

“Inicio el viaje de mi vida, Londres 2012 me espera”, escribió en Twitter antes de partir

“Tiene el cuerpo perfecto para navegar. Hicimos un estudio morfológico y estaba en la media perfecta”, admite Mari Carmen Vaz, olímpica en Sidney y responsable médica de la federación española de vela. Eso sí, tiene una envergadura de brazos superior a casi todas las navegantes de Weymouth. “Es un encanto”, advierten en el cuerpo técnico de la vela olímpica. Alabau fue cuarta en China, perjudicada por los vientos flojos, así que ha dedicado parte de su preparación a mejorar su rendimiento con vientos muy fuertes y muy flojos. Nunca se quejó de aquel resultado: “Un cuarto puesto en Pekín fue un buen resultado. Tenía menos experiencia, no estaba tan bien físicamente y tampoco el campo de regatas se acercaba a mis condiciones, hubo muy poco viento”.

Alabau asume que ahora “hay más presión” que en Pekín, pero a su alrededor no genera preocupación. “Mentalmente es brutal”, cuentan. “Sí, puede, mi punto fuerte es el coco”, ha dicho. Marina sabe que la vela es el deporte olímpico que más metales (17) y más oros (11) ha dado a España en los Juegos Olímpicos, desde Montreal 1976.

“Inicio el viaje de mi vida. Londres 2012 me espera”, escribió en su cuenta de Twitter antes de partir a Weymouth, a 175 kilómetros de Londres. Cinco veces campeona continental (del 2007 a 2012, solo pinchó en el 2011, porque no compitió por enfermedad), acumula cuatro medallas mundiales, incluida una de oro en 2009, en las mismas aguas de Weymouth, donde ahora lidera la clasificación de la regata olímpica.

“Mi punto fuerte es el coco”, asegura la sevillana

Tras completar las seis primeras mangas, acumula una renta de cinco puntos sobre la polaca Zofia Noceti-Klepacka, y ocho puntos sobre la israelí Lee El-Korsitz. “Es poca renta, cinco puntos no son nada”, dice la andaluza, consciente de que aún no ha ganado nada. Y no piensa en otra cosa, porque tiene motivos muy especiales para subir al primer cajón del podio. Líder desde la primera regata, cuentan que llegó a la competición y solo hizo una pregunta: “¿Cómo estamos de viento”. “Doce nudos”, contestó el meteorólogo. “Se subió a la tabla y ganó las dos mangas, tan tranquila”, cuentan en el cuerpo técnico de la federación. Desde esa mañana, no ha perdido la cabeza y lidera la clasificación con insultante autoridad.

Marina tiene mucho por lo que pelear. Esta vez, no quiere ganar la medalla por justificar tantas horas navegando, tanto esfuerzo acumulado, por cumplir sus sueños; esta vez, Marina pelea por colgarse el oro el próximo miércoles por Kim Lyghtgoe, el que fuera su entrenador, que falleció hace dos años en un accidente durante las vacaciones. Marina vuela por Kim en Weymouth y por ahora, no hay quien la pare.

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