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La “deshonra” del 1.500

Ninguno de los tres españoles de la prueba faro pasa siquiera a semifinales

Carlos Arribas
Ruiz, en la tercera serie de clasificación de la prueba de los 1500 m.
Ruiz, en la tercera serie de clasificación de la prueba de los 1500 m.FELIPE TRUEBA (EFE)

“Sienta muy mal, por supuesto, haber dejado tan gran tradición en tal lugar, es una cierta deshonra por desgracia”. Álvaro Rodríguez, que seguramente se siente orgulloso de ser corredor español de 1.500 porque para España el 1.500 es la aristocracia del atletismo, no sabía casi cómo expresar la decepción que le supuso no haberse clasificado ni para semifinales. Él, del país de Cacho, Estévez, Abascal, González. O de Higuero, Díaz, Vera. Un país que tenía en sus genes, o eso se decía, la presencia casi obligatoria de uno de ellos en la final olímpica del 1.500, como si fueran ingleses. No llegó a semifinales. Ni él ni David Bustos ni Diego Ruiz. Ninguno de los tres, todos debutantes olímpicos, todos en un tiempo de 3m 41s, pasó la primera serie de su prueba, que consideraban casi de trámite, una limpia superflua. Se clasificaban los seis primeros de cada una de las tres series más los seis mejores tiempos. 24. Solo en Seúl 88, donde no acudieron, lesionados, las figuras Abascal y González, no hubo españoles en la final de 1.500 metros. Un síntoma más del estado triste del atletismo español que no clasificó a ninguno de los que ayer compitieron para la siguiente fase.

Solo en Seúl 88, donde no acudieron, lesionados, las figuras, no hubo españoles en la final de 1.500 metros

“Hay que tener en cuenta”, reflexiona Jorge González Amo, el histórico mediofondista español que lucha por pescar en la cantera herederos de la tradición, “que ni sus marcas eran superiores a las de la mayoría de sus competidores ni ejercieron autoridad en la pista. Manolito [por Manolo Olmedo, el campeón de Europa en pista cubierta, lesionado y ausente] sí que habría impuesto su autoridad”. El otro buen milquinientista de los últimos años, el campeón de Europa Arturo Casado, también es ausente por lesión.

“Me ha ganado gente que ni pensaba que me pudiera ganar”, dijo el vallisoletano Rodríguez, que acabó 12º, y andando, la primera serie. “Llego bien y soy buen competidor, pero no sé defenderme bien en situaciones embrolladas y de golpes”. Salió atrás Rodríguez para no entrar en la guerra de codazos, pero gastó toda la energía a falta de dos vueltas para remontar, no fuera a pillarle descolocado el arreón final. Y cuando este llegó, ya estaba agotado. Diego Ruiz, el más veterano, llegó fuerte, casi sobrado, al momento de la definición, y fue el primero en saltar. Lo hizo tan seco que parecía la última recta, pero le faltaban 300 metros. “Pensaba que podría hacer hueco”, dijo el burgalés, que acabó séptimo en la segunda serie en la fotofinish. “Y al final el alemán me ha robado la cartera”. “Me ha faltado tener la mentalidad de ser fuerte para que me respetaran y no me empujaran”, reconoció el balear Bustos, octavo en la segunda serie. “Estaba fuerte, pero nervioso”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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