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Fútbol y tele: España es diferente

Las grandes Ligas europeas adoptan un modelo centralizado para la gestión de los derechos

Partido de Liga entre la Real Sociedad y el Espanyol.
Partido de Liga entre la Real Sociedad y el Espanyol.Javier Hernandez

En las grandes competiciones europeas no hay nada similar a la estructura de reparto de ingresos procedentes de la explotación de derechos televisivos que rige en España. “No hacemos las cosas como las hacen en el resto del mundo”, opina José Gómez, director general de Osasuna. Es fútbol y es televisión, y España es diferente. En Alemania, Italia, Inglaterra y Francia la comercialización de los derechos la realiza la propia Liga y los datos son públicos. Igual ocurre con la Liga de Campeones: la Comisión Europea obliga a la UEFA a celebrar una subasta trianual para adjudicar los derechos televisivos.

El Barça y el Madrid se han repartido los títulos de Liga en las últimas ocho ediciones

¿Cuál es el sistema en España? El Barcelona y el Real Madrid utilizan su inmenso poder económico y deportivo para negociar mejores condiciones, y se embolsaron por la cesión de sus derechos de la temporada pasada 140 millones cada uno. El Rayo Vallecano, 14. Y a falta de transparencia, la gestión de los derechos ha generado unos horarios que indignan a gran parte de los clubes, y motivado la intervención de la Comisión Nacional de la Competencia, por entender que los contratos suscritos por un operador (Mediapro) con los clubes vulneran las condiciones de libre concurrencia. Los presidentes de muchos clubes de Primera advierten de que esta estructura discrimina en favor del Madrid y el Barça. “El funcionamiento es contrario a una gestión comercial razonable, y así tenemos una competición menos justa y con menos valor”, dice Gómez. Donde Real Madrid y Barcelona cobran 140 millones, el Atlético factura 47 y el Sevilla, 32.

En Europa es diferente. El Girondins, el Olympique de Marsella, el Lille y el Montpellier han sido campeones las cuatro últimas campañas de la Liga francesa, en la que la mitad de los ingresos se reparten igualitariamente. En Alemania, el mejor pagado, el Bayern, cobra 28 millones, y el peor, el Colonia, 14. El Bayern, el Borussia Dortmund y el Wolfsburgo han ganado alguna de las últimas cuatro ligas. En Inglaterra, 927 millones, un 70% del total de los ingresos televisivos, se dividen de forma equitativa entre los 20 equipos, lo que asegura a cada uno un mínimo de 46,5. El Manchester City, el Manchester United y el Chelsea han ganado los últimos cuatro campeonatos. Y en Italia, una agencia comercializa los derechos, propiedad de la Liga, a cambio de 900 millones por temporada, de los que el 40% se reparte a partes iguales. La Juve, el Inter y el Milan han ganado los últimos scudetti.

En Inglaterra, 927 millones, un 70% del total de los ingresos televisivos, se dividen de forma equitativa entre los 20 equipos

El sistema de negociación centralizada de derechos de televisión se incorporó al plan de saneamiento del fútbol español, elaborado en 1990, pero se abandonó por el actual sistema de negociación individual en 1996. “Con el actual modelo, la distancia con el Madrid y el Barça en lugar de disminuir, crece”, lamenta José María Cruz, director general del Sevilla. Lo que subyace en el discurso de muchos dirigentes es la preocupación de que la Liga se devalúe hasta el punto de que pierda interés y competitividad. El Barcelona y el Real Madrid han ganado las ocho últimas ediciones, y el que no ha sido campeón ha sido subcampeón, con la única excepción del segundo puesto logrado por el Villarreal la temporada 2007-2008.

El Real Madrid se adjudicó el pasado campeonato con récord de puntos (100) y de goles a favor (121). La temporada 2008-2009, primera del triunfal ciclo de Guardiola, el Barcelona hizo 87 puntos, el Real Madrid 78 y el Sevilla, tercero, 70. La temporada pasada, el Madrid llegó a los 100 puntos, el Barcelona logró 91 y el Valencia, 61. La diferencia entre el primero y el tercero ha pasado de 17 a 39 puntos y hoy ya se ha asumido con naturalidad que existe una Liga para culés y merengues y otra para los demás. La otra Liga, la llaman. Nada se ha escuchado desde ninguno de los dos grandes respecto al conflicto que tiene en pie de guerra a gran parte de los equipos.

“Es un problema de sostenibilidad”, opina Cruz. El peso relativo de los ingresos de televisión ha crecido con la crisis. Los clubes deben, en conjunto, 752 millones a Hacienda, y la deuda con los acreedores supera los 3.500. “Hay que llegar a un acuerdo que haga que la Liga sea económicamente viable”, concluye Jokin Aperribay, presidente de la Real Sociedad. Lo que pide la mayoría de los clubes es que la distancia económica con Real Madrid y Barcelona se reduzca para que la Liga sea, en efecto, una competición.

La retransmisión, en el aire

N. C.

Cuando faltan apenas dos semanas para el comienzo de la Liga, no es posible saber qué partidos podrán verse en televisión. En el actual contexto de división, marcado por la ruptura de las negociaciones entre los dos operadores que comercializan los derechos audiovisuales del fútbol en España (CANAL + y Mediapro), es clave determinar quién tiene derecho a decidir si un partido se retransmite o no.

El derecho de arena concede al dueño del estadio la facultad de explotar los derechos audiovisuales de un partido de fútbol. Este derecho corresponde al equipo local, salvo que la ley o un acuerdo dispongan otra cosa. El derecho de oposición, en cambio, confiere al equipo visitante la posibilidad de negarse a la explotación de los derechos por parte del club local.

El Reglamento de la Federación, que hasta 2011 establecía el derecho de oposición, fue modificado y ahora se remite a lo que dispone el convenio entre la Federación y la LFP. Sin embargo, en ese convenio no hay referencia alguna al derecho de oposición, que sí aparece en varias circulares de la Liga.

Si prevaleciera el derecho de oposición, solo podrían retransmitirse aquellos partidos en los que se enfrenten equipos cuyos derechos sean gestionados por el mismo operador, que no alcanzan la mitad del total. La Comisión Nacional de la Competencia se mostró contraria al derecho de oposición en 2009, y los clubes esperan que la Federación o el CSD adopten el papel de árbitros para resolver un conflicto que podría provocar una situación insólita: que apenas haya fútbol en la tele.

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