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La garra de Francia deja a España sin la lucha por las medallas

La selección gala, con un gol en el último segundo (22-23), apea a los de Rivera, que no supieron gestionar una gran primera parte

Javier Lafuente
Karabatic agarra a Jorge Maqueda.
Karabatic agarra a Jorge Maqueda. Juanjo Martín (EFE)

Un rechace en el último segundo, que cayó en las manos de Accambray, la carta que se guardó Francia para este partido cuando todas las cábalas apuntaban a Karabatic, dejó a la selección española, brillante durante 50 minutos, anulada en otros 10, sin la posibilidad de luchar por las medallas y constató por qué Francia era el rival que todo el mundo quería evitar en los cruces.

No es que Francia defraudara de inicio, es que España hizo unos primera parte de manual, dejando incluso a la todopoderosa selección gala con solo tres tantos cuando iban 20 minutos. Los de Valero Rivera estuvieron soberbios en esa defensa 6-0 que tantos éxitos le ha dado a lo largo de su carrera al seleccionador, ese sistema a partir del cual el técnico elaboró la lista olímpica, dejando en tierra a jugadores más experimentados en ataque. Dio la clave el seleccionador en un tiempo muerto: “Los cuatro del centro están hechos una mierda”.

Y lo estaban también porque en la portería estaba el mejor Arpad Sterbik del campeonato, con unos porcentajes de efectividad del 86%. Con imanes en las manos unas veces, con muelles otras, pero siempre repeliendo el balón, sacó de quicio a los franceses, sobremanera a su estrella Nikola Karabatic que no lograba perforar las mallas españolas.

ESPAÑA, 22; FRANCIA, 23

España: Sterbik; Víctor Tomás (6, 1p), Maqueda (4), Cañellas (3), Morros (1), Raúl Entrerríos (2) y Ugalde (2) -equipo inicial- Hombrados (ps), Gurbindo, Rocas, Aguirrezabalaga, Sarmiento, Aginagalde (4) y Guardiola.

Francia: Omeyer; Abalo (2), Fernández (3, 1p), Karabatic (1), Narcisse (1), Honrubia y Sorhaindo (4) -equipo inicial- Karaboue (ps), Dinart, Barachet (3), Guillaume Gille, Bertrand Gille, Accambray (7) y Guigou (2, 1p)

Marcador cada cinco minutos: 3-0, 4-1, 5-1, 7-3, 9-6 y 12-9 (Descanso) 14-12, 17-15, 17-17, 17-19, 21-22 y 22-23 (Final)

Arbitros: Nikolic y Stojkovic (SRB). Excluyeron por dos minutos Rocas, Viran Morros y Raúl Entrerríos por España; y a Barachet y Bertrand Gille por Francia.

Surgió también Joan Cañellas, hasta ahora una sombra de lo que se confía que sea capaz de hacer tras una gran campaña en el Atlético. Capaz de echarse el equipo al hombre, de fintar como si lo hiciese un bailarín, Cañellas, ese al que Rivera gritaba en la preparación de estos Juegos, entrenamiento sí, entrenamiento también, dibujó un juego de ataque que completaron, en su ausencia, Raúl Entrerríos y Dani Sarmiento, recuperado de su lesión.

Resoplaba Onesta y resoplaba Karabatic después del anotar, por fin, mirando el marcador y viendo que remontar ese resultado les iba a resultar quimérico. Pero a los galos no se les puede dar por muertos así como así, por algo son los actuales campeones olímpicos y bicampeones del mundo, una selección con unos jugadores en la cumbre de unas carreras repletas de títulos. Impaciente España en ataque, su indudable talón de Aquiles estos Juegos, Francia consiguió que los de Rivera sintieran el aliento muy cerca, pero estos, firmes, empecinados en alcanzar una final olímpica por primera vez en la historia, se conjuraron para seguir adelante en el marcador y se fueron al descanso con tres goles de ventaja (11-8).

De vuelta a la cancha, los diez primeros minutos resultaron una pesadilla para España. El manual defensivo lo tenía en las manos ahora la selección de Onesta. Se conjuró y apretó los dientes el equipo galo hasta empatar el marcador en el minuto 13 (17-17). Correcto Sterbik, era el turno ahora de Thierry Omeyer, brillante portero y gran provocador, que con una u otra de sus armas desestabilizó a los de Rivera, muy nerviosos, como no queriendo creerse que podían lograr su objetivo.

España, que se fue al descanso con tres goles de ventaja, estuvo 12 minutos sin marcar un tanto en la segunda parte

Perdido Leónidas Karabatic, Onesta dio el peso del ataque a Jérome Fernandez y a Accambray, recuperado para este encuentro, sabedor el técnico galo de que podía hacer muchísimo daño, como así fue, desde la línea de nueve metros. En defensa, Francia sacó todo su arsenal, auténticas paredes encabezadas por Dinart, que demostró por qué se le apoda La Roca, y que frenaron las embestidas de Aginagalde y Maqueda. El minuto 18 constató que España iba a necesitar una heroicidad si quería pasar a cuartos. Alcanzó Francia su 18º tanto y se puso por primera vez en todo el partido por delante en el marcador. Para entonces, España llevaba diez minutos sin anotar, que se ampliaron a dos más. Pocos equipos, quizás esta Francia solo, pueden permitirse ese lujo.

España dio un último arreón. Con inferioridad, España consiguió anotar dos tantos y fue Viran Morros, el jugador expulsado, quien anotó el tercero y volvió a meter en el a los de Rivera. Llegó el último minuto, clave, con empate a 22 y ataque para Francia, que lo gestionó como la gran selección que es. Se la jugó Karabatic, el emblema de un equipo que lo haga ganado todo. Y lo falló, sí, pero ahí estaba el brazo de Accambray que mandó la pelota a la red y a España a casa. Otra vez en los malditos cuartos.

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Sobre la firma

Javier Lafuente
Es subdirector de América. Desde 2015 trabaja en la región, donde ha sido corresponsal en Colombia, cubriendo el proceso de paz; Venezuela y la Región Andina y, posteriormente, en México y Centroamérica. Previamente trabajó en las secciones de Deportes y Cierre del diario.

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