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El indomable Degenkolb

El esprínter alemán vuelve a ganar en Logroño con la misma táctica y el mismo estilo

Degenkolb, en el podio, tras la victoria
Degenkolb, en el podio, tras la victoriaJose Manuel Vidal (EFE)

Le van a coger manía. Le van a mirar mal. Le van a crucificar en cada cena. No por ganar, que ya se sabe que los esprinters cuando cogen la racha suelen ser reiterativos. Le van a odiar por la forma de ganar, siempre cogiendo la rueda, como a traición, con el punzón entre los dientes presto a la cuchillada en el último callejón.

Degenkolb es así. Y tiene su estrategia. Y su estilo. Todo muy curioso. Nunca va por delante hasta que se puede olfatear el olor a pintura de la línea blanca de meta. Antes se esconde a las espaldas del intrépido forajido que dispara antes de tiempo. Ayer fue un experto, como Daniele Bennati, que parecía redivivo. El italiano fue su víctima, como en Viana lo fue Allan Davies.

A ambos los batió de igual manera, haciéndoles creer que la remontada era imposible, que apenas quedaba un golpe de riñón, un par de pedaladas y que el alemán se ahogaba allí detrás, sin viento y sin aliento. Mentira. Cuando arranca Degenkolb es cuando se mueve el viento. Le bastan unos pocos metros para lanzar ese sprint más voluptuoso que estético, con su estilo trotón, allí cabeceando a impulsos, a espasmos, tirando de chepa y cabeza, de riñón y de piernas, como corren los dromedarios que parecen morir y están más vivos que el agua.

Clasificaciones

5ª etapa

1. John Degenkolb (ALE/ Argos), 4h 10m 37s

2. Daniele Bennati (ITA/ RadioShack), m.t.

3. Gianni Meersman (BEL/ Lotto), m.t.

4. Nacer Bouhanni (FRA/ FDJ), m.t.

5. Elia Viviani (ITA/ Liquigas), m.t.

General

1. Joaquim Rodriguez (ESP/Katusha) 13h 18m45s

2. Christopher Froome (R.U./Sky) a 01s

3. Alberto Contador (ESP/Saxo Bank) a 05s

4. Bauke Mollema (HOL/Rabobank) a 09s

5. Robert Gesink (HOL/Rabobank) a 09s

6. Rigoberto Uran (COL/Sky) a 11s

7. Daniel Moreno (ESP/Katusha) a 14s

8. Nicolas Roche (IRL/AG2R) a 24s

9. Alejandro Valverde (ESP/Movistar) a 36s

10. Laurens Ten Dam (HOL/Rabobank) a 46s

Así volvió a ganar Degenkolb, como siempre, con la rutina del éxito, sin tapujos, con más apreturas que la primera vez pero con idéntica tranquilidad y el mismo esfuerzo, es decir, el máximo, exigido por la experiencia de Bennati y en una llegada absolutamente llana, sin el repecho que a él le anima a desbocarse. A fecha de hoy, el buen alemán parece invencible. Solo el tránsito por la gran montaña puede mermarle las fuerzas que de momento le sobran para ganar en las llegadas masivas.

El resto fue la tranquilidad esperada. Un circuito urbano, al que hay que darle muchas y muchas vueltas, no es precisamente el escenario que anima a los ciclistas a la gran pelea. Menos aún con un calor seco, clavado en los costados y en la frente, y con las ganas justas para cumplir el expediente. Chacón, el obligado fugado del Andalucía, hizo el resto: irse por delante a ver Logroño y tranquilizar al pelotón, que solo midió el momento adecuado para darle caza y comenzar la etapa de verdad, la que pone los podios, los maillots en juego.

Purito tuvo un día tranquilo, Había poco que controlar porque había poco que pelear. Y la pelea afectaba a los que se disputaban el triunfo de etapa, ajenos a disputas mayores o a debates éticos, ya dormidos (nunca agotados). Cuando hubo que volar, ahí estaba el Argos-Shimano, el Radioshack, hasta el Euskaltel, el Astana. Cuantos hicieran falta para tratar de colocar a sus velocistas en la rampa de llegada. Degenkolb llegó con un compañero por delante. Todo según lo previsto. Luego era cuestión de coger la rueda adecuada y saltar como una cabra montesa, cabeceando, poniendo los riñones a prueba y moviendo las piernas como quien mueve columnas poderosas.

Le van a odiar, si no le odian ya. Ayer Bennati también golpeó el manillar, frustrado, engañado por un muchacho que parece imbatible, invencible y que esconde toda la rabia del sprint en una sonrisa apacible en cuanto consigue su objetivo. Como si no hubiera hecho nada, como si ya lo hubiera hecho todo. Y aún le queda.

1ª etapa: Castroviejo, oreja y rabo

2ª etapa: El chupinazo alemán

3ª etapa: El contador se pone en marcha

4ª etapa: Un abanico tormentoso

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