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Un ‘calcio’ huérfano de banderas y azotado por los escándalos

El campeonato italiano arranca sin Del Piero, Inzaghi, Nesta ni Gattuso… y con la ‘Juve’ como equipo a batir pero sin su técnico, inhabilitado toda la temporada

Eleonora Giovio
Conte, entrenador de la Juventus, saluda a la afición en Turín.
Conte, entrenador de la Juventus, saluda a la afición en Turín.ALESSANDRO DI MARCO (EFE)

Los niños italianos de 12 años han crecido viendo a Del Piero e Inzaghi; los que ahora tienen 19, también. Y sin son hinchas de la ‘Juve’ o del Milan seguro que las primeras camisetas que les trajeron los Reyes son de ellos. O de Nesta. O incluso de Gattuso. Del Piero e Inzaghi debutaron en 1991; Nesta, en 1992; Gattuso, un poco más tarde, en el 1999, tras dar por cerrada su experiencia en Escocia, en el Rangers. Han sido los protagonistas del fútbol italiano en los últimos 20 años… Y este será el primer campeonato sin ellos. El primer álbum sin sus cromos.

El calcio empieza hoy. Huérfano de sus banderas, de gente que ha sido un icono por su amor al fútbol. Empieza también oliendo un poco mal. Como terminó. Con el enésimo escándalo de apuestas ilegales y amaños de partidos que se ha llevado por delante a un internacional italiano como Criscito, a clubes de Primera (que han perdido la categoría, como el Lecce), a más de 30 jugadores de series inferiores… Y al técnico del Juventus, Antonio Conte, inhabilitado durante diez meses. La justicia deportiva entiende que sabía que su segundo, Cristian Stellini, en la época del Siena (y también en el Juventus, antes de que dimitiera hace un par de semanas) pactaba resultados favorables con algunos de sus futbolistas y con algunos de los rivales.

La Eurocopa, el fútbol de Prandelli, los goles de Balotelli, la clase de Pirlo, solo han sido un pequeño paréntesis

La Eurocopa, el fútbol bonito de Cesare Prandelli y su sonrisa, los goles de Balotelli, la clase de Pirlo, solo han sido un pequeño paréntesis. El verano ha transcurrido en las aulas de tres fiscalías diferentes, entre acusaciones de unos y otros. Acompañado, como no, de la enésima fuga de talentos. El Milan, amen del fair play financiero, ha prescindido de Ibrahimovic y de su sueldo millonario y del mejor central brasileño: Thiago Silva. Lavezzi ha dejado el Nápoles para terminar, igual que Ibra y Silva, en el PSG. Verratti, el joven centrocampista del Pescara crecido a las órdenes de Zeman y del que dicen que es el nuevo Pirlo, también ha preferido emigrar. Al PSG, cómo no.

Hace tiempo que el calcio ha dejado de ser atractivo. Por eso, quizás, en Italia celebren como un triunfo la llegada de Borja Valero al Fiorentina. Un jugón que deja la tierra de los jugones para ir al que todos consideran como el fútbol más aburrido de Europa. La Serie A no es el fútbol que enamoraba hace 20 años. Sus estadios están cada vez más vacíos. La UEFA le ha quitado una plaza en la Liga de Campeones (de cuatro a tres equipos; y solo dos acceden sin pasar por la ronda previa), pero sus defensores aseguran que es un campeonato peleado. La lucha por el scudetto involucró a cuatro equipos el año pasado (Juve, Milan, Nápoles y Udinese); al menos hasta febrero. A partir de ahí fue un duelo entre el bianconeri y rossoneri. Y la diferencia de puntos entre el primero, Juve, y el tercero, Udinese, fue finalmente de 20 puntos.

El Juventus, que ganó el campeonato con Andrea Pirlo como faro, es, de nuevo, el equipo a batir. Se ha reforzado con seis fichajes (Lucio, Asamoah, Isla, Giovinco, Pogba y Masi, a la espera de Llorente) y tiene mecanismos de juego asimilados alrededor de Pirlo y Marchisio. Solo queda por ver cómo gestionará la ausencia de Antonio Conte. “Es nuestro líder, nunca se nos pasó por la cabeza sustituirle. Nos aseguró desde el principio que él no ha hecho nada”, dijo antes de la Supercopa italiana Giuseppe Marotta, director general del club piamontés. El técnico dirigirá los entrenamientos, pero no podrá sentarse en el banquillo –salvo que prospere la última apelación de los abogados al Tribunal del CONI- durante los próximos 10 meses. Es decir, una temporada entera.

El Juventus, que ganó el campeonato con Pirlo como faro, es, de nuevo, el equipo a batir

El Milan, sin Ibrahimovic y Thiago Silva, parece un barco parado en el medio del océano a la espera de que el viento vuelva a soplar. También ha perdido a Seedorf y Gattuso, dos de los pesos pesados del vestuario, además de Nesta. Es difícil que pueda pelear por el título. No solo por las salidas de Ibra y Thiago, sino porque los refuerzos que le han traído a cambio a Allegri son Zapata y Pazzini. El exdelantero del Inter lleva más de tres meses sin jugar un partido. Ha aterrizado en la parte rossonera de San Siro buscando revancha tras un trueque con Cassano, que vestirá la zamarra del Inter. El equipo que entrena Andrea Stramaccioni lleva meses en estado de confusión. Ha cambiado cinco técnicos en las últimas dos temporadas y no disputará la Liga de Campeones por primera vez en una década. Parecía el año perfecto para hacer limpieza, echar a los mayores y volver a empezar desde cero. No ha sido así: se han quedado Cambiasso, Stankovic, Chivu, Maicon, Samuel… Además de Cassano, ha vuelto Coutinho y han llegado Andanovic, Palacio, Pereira y Gargano. Zanetti, a sus 39 años y 800 partidos seguirá tirando del carro.

El Nápoles puede ser de nuevo el equipo sorpresa. El año pasado, hizo soñar a la afición napolitana en Europa, muda desde los tiempos de Maradona. En el club reconocieron que la Liga de Campeones les quemó todas las energías. Han perdido Lavezzi, pero siguen teniendo a Cavani y Hamsik además del joven Insigne, generación 1991, delantero fijo de la sub-21 que ya ha entrado en los planes de Prandelli. El Roma de Zeman dará guerra. El técnico que subió a un Pescara repleto de jóvenes vuelve a la que fue su casa.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de deportes, especializada en polideportivo, temas sociales y de abusos. Ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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