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El Swansea, el equipo más español de la ‘Premier’

Pablo Hernández deja el Valencia y jugará en el conjunto galés, que contará con cuatro futbolistas nacionales

Pablo, tras un entrenamiento con el Valencia, en la pretemporada.
Pablo, tras un entrenamiento con el Valencia, en la pretemporada.J.C. Cárdenas (EFE)

Visto que el producto español le funciona razonablemente bien, el Swansea ha acudido al Valencia para adquirir otra pieza que añadir a su equipo, sorprendente segundo clasificado de la Premier League, con dos victorias en dos partidos, ocho goles a favor y ninguno en contra. De Mestalla se lleva a Pablo Hernández (Castellón, 1985) a cambio de unos siete millones. El extremo, que ha firmado por tres temporadas, se suma al batallón de españoles que triunfan en el club galés: Rangel, Chico, Michu, máximo goleador del campeonato, con tres tantos y, ahora, Pablo Hernández forman la base del equipo.

Al Swansea le va bien con los españoles, y a los españoles les sienta bien el traje del Swansea. Buena parte de la responsabilidad la tiene Roberto Bob Martínez, hoy técnico del Wigan y antes pionero de un grupo que ahora es numeroso. Martínez fue jugador y capitán del equipo galés y, después, pieza decisiva, como entrenador, para que ascendiera a la segunda división después de más de dos décadas de ausencia. El año pasado, el Swansea se convirtió, ya sin Martínez en el banquillo, en el primer equipo galés en disputar la Premier. Esta temporada los gestores decidieron confiar el equipo a un entrenador no español, pero sí con profundos vínculos con la Liga. Michael Laudrup, extécnico del Getafe y del Mallorca, y exfutbolista del Barcelona y del Real Madrid, desembarcó en la ciudad galesa con la firme pretensión de otorgar al Swansea un sello distintivo, basado en la querencia por el balón y el gusto por combinarlo. Para ello necesitaba fichajes, y los encontró en España.

Pablo Hernández, valencianista desde juvenil, había perdido la titularidad la pasada temporada

Del Mallorca, último club al que entrenó, Laudrup se trajo a Chico, un central al que todavía se recuerda por un infatigable marcaje a Xavi, cuando jugaba en el Almería. Del Rayo Vallecano convenció a Michu, fichado por 2,5 millones, y convertido ya en ídolo local. Del Villarreal fichó a Jonathan de Guzmán, un centrocampista canadiense al que conocía de su etapa al frente del Mallorca. Y ahora, del Valencia pesca a Pablo Hernández, al que conoce bien porque lo dirigió en su etapa al frente del Getafe, la temporada 2007-2008. Hoy le ha dado la bienvenida: "Tenemos un jugador que solo quería venir aquí y jugar para nosotros, y eso es fantástico".

Los cuatro se suman a un veterano: Àngel Rangel, un lateral derecho que hasta 2008 jugaba en el Terrasa, fichado el año del ascenso a segunda y titular, como Chico, como De Guzmán y como Michu, en la victoria del pasado domingo ante el West Ham (3-0). Del grupo se ha caído Andrea Orlandi, un medio que pasó por el Barcelona B antes de recalar en el Swansea, en 2007, y cuyo fichaje por el Brighton fue anunciado el viernes por la mañana.

Michael Laudrup, entrenador del Swansea, durante el partido ante el West Ham
Michael Laudrup, entrenador del Swansea, durante el partido ante el West HamRichard Heathcote (Getty)

Pablo Hernández, valencianista desde juvenil, había perdido la titularidad la pasada temporada, justo cuando parecía llamado a convertirse en uno de los referentes del equipo. La marcha de Joaquín al Málaga al término del curso 2010-2011 produjo el efecto contrario al que se intuía. El jugador perdió peso en la banda derecha del ataque en beneficio del argelino Feghouli, y, con una presencia cada vez más intermitente en las alineaciones, tampoco encontró continuidad en la selección. El extremo valencianista fue llamado por primera vez para disputar la Copa Confederaciones, en junio de 2009, pero en estos tres años solo ha disputado cuatro partidos con el equipo de Vicente del Bosque.

Pablo se marcha del Valencia después de cinco temporadas, interrumpidas por dos cesiones, al Cádiz y al Getafe, los 2006-2007 y 2007-2008, respectivamente. Se marcha después de 168 partidos oficiales como valencianista, en los que anotó 25 goles, y deja el club al que se agarró tozudamente después de ser descartado al acabar su etapa juvenil y marcharse cedido al Onda. “Estoy aquí por haber insistido tras llevarme palos. Lo más fácil habría sido pensar que se había acabado el sueño y que me tocaba pelearme por los campos de Tercera, pero pensé en demostrar que se habían equivocado”, contó en una entrevista con este periódico. Lo consiguió porque volvió al Valencia, recuperado por Luis Milla, entonces director de la escuela; y aunque volvió a salir, rumbo a Cádiz y a Getafe, encontró un hueco en Mestalla gracias a su año en el equipo azulón, con el que anotó ocho goles en 43 encuentros oficiales.

Allí coincidió con Michael Laudrup, su ídolo de juventud, y que volverá a entrenarle en el Swansea. Con su pase al Swansea, Pablo recuperar la confianza que en su día le dio el entrenador danés, y que le permitió mostrar su mejor versión, esa que está plagada de driblings, amagos, regates y centros. “Me decía que lo intentara una y otra vez aunque no me saliera. Me dio esa confianza. A veces, si no te sale, no vuelves a intentarlo y eso es un error”. En el Swansea, Pablo volverá a intentarlo.

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