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Xavi hace de Messi

Un golazo del centrocampista al final del partido acaba con la resistencia de un lúcido Granada

Ramon Besa
Xavi celebra junto a Cesc el primer tanto del Barcelona ante el Granada.
Xavi celebra junto a Cesc el primer tanto del Barcelona ante el Granada.josep lago (AFP)

Muy distraído, y hasta cierto punto embobado por los puntos que le saca al Madrid, el Barça necesitó de un remate fuera de manual de Xavi para abatir a última hora al Granada. Justo cuando el partido parecía que no tenía remedio para los azulgrana, decidida la suerte a cara o cruz, el capitán se encontró con un balón a la entrada del área, se lo acomodó con la zurda y enganchó con la derecha una volea imposible para el irreductible Toño. Una vez batido el meta, el Granada hasta se marcó un gol en propia puerta después que Borja Gómez embocara un centro de Messi. Xavi fue el único que no se equivocó en un equipo sin personalidad durante una noche desconcertante.

BARÇA, 2 - GRANADA, 0

Barcelona: Valdés; Alves, Song, Mascherano, Adriano (Tello, m.72); Thiago (Xavi, m.52), Busquets, Cesc; Alexis, Messi y Villa (Pedro, m.52). No utilizados: Pinto, Jordi Alba, Bartra y Sergi Roberto.

Granada: Toño; Nyom, Íñigo López, Borja Gómez, Siqueira; Iriney, Mikel Rico; Torje (Juanma Ortíz, m.65), Brahimi (Jaime, m. 74), Orellana; y Floro Flores (El Arabi, m.57). No utilizados: Roberto, Mainz, Marchís y Moisés.

Goles: 1-0. M. 86. Xavi engancha a bote pronto un tiro desde la frontal del área. 2-0. M.91. Borja Gómez, en propia puerta.

Árbitro: Del Cerro Grande. Amonestó a Flores, Toño y Borja Gómez.

Camp Nou. 65.834 espectadores.

Al Barcelona le costó mucho empezar el partido. Todavía quedaban decenas de socios en la asamblea del Palau de Congresos, y la tanda de ruegos y preguntas era especialmente incómoda para Rosell, cuando se puso en juego la pelota en el Camp Nou. Tampoco fue fácil asimilar la alineación que cantó Tito Vilanova. La hinchada aguardaba a Bartra en el once inicial y se encontró con Villa y solo cinco futbolistas formados en La Masia frente a los diez que contó en Getafe. No estaba el equipo por el partido, la hinchada entonó un día más el “in, inde, independència” y el Granada mandaba en la cancha con un punto de suficiencia, muy bien en la presión, dinámico y afilado, peligroso en los centros laterales y la estrategia.

La dispersión azulgrana era absoluta. Nadie daba pie con bola. A Valdés se le encogieron los puños y Song se manejaba mejor como volante que como central. Los ausentes pesaban más que los presentes: los aficionados añoraban el desequilibrio de Tello, nadie aprieta como Pedro y ya se sabe que el equipo se disemina cuando no está Xavi, el jugador que da estilo al Barça. No había manera de ligar una buena jugada y menos de generar una oportunidad. Alguna vez, Villa atacaba el espacio, Cesc se descolgaba y se contaba algún que otro cambio de orientación de Thiago. Muy poca cosa para un equipo tan productivo como el Barcelona en el Camp Nou.

Iba la pelota al pie de los azulgrana, sin velocidad ni profundidad, mientras gruñía Messi. Ayer no había un extremo nato en el campo, nada que ver con el partido contra el Spartak de Moscú, y las llegadas barcelonistas acababan en el banderín de córner del Granada, muy estirado por el flanco de Siqueira, espléndido en un arranque que exigió la intervención de Alexis y Valdés. Los azulgrana necesitaron del arrebato de Messi para dar fe de vida. El argentino tomó el balón y armó hasta tres veces la pierna para el tiro. Y los tres remates fueron bloqueados por un defensa del Granada. Llegado el descanso, nadie requirió a Toño, que ni siquiera se había manchado la camiseta.

Distraídos, con varios frentes abiertos, al Barça le costó entrar en el partido

El tema no era el fútbol sino la bronca de Messi con Villa. Aunque en su día ya se les vio discutir, ayer se mandaron a paseo por una acción mal resuelta. No se arruga el asturiano y el argentino tiene mal genio cuando no salen las cosas. Un día se la cargan los noveles como Tello y al otro reciben Villa y Alexis, que también fue reprendido por el 10.

Las pérdidas de balón continuaron de forma reiterada en la reanudación y al entrenador barcelonista no le quedó más remedio que corregirse como acostumbra a pasar cada partido. Aparecieron en escena dos jugadores capitales en el juego barcelonista como son Pedro y Xavi. El extremo le da velocidad y agresividad al equipo mientras el volante garantiza la conducción de la pelota y el gobierno del encuentro. A partir de Xavi, se organizó mejor el Barcelona. Al Granada, que ha perdido los 18 encuentros que ha disputado en el Camp Nou, le costó mucho más seguir el ritmo, cada más requerido defensivamente, siempre bien dirigido desde el banco por Anquela.

Apareció entonces Toño, excelso con el brazo ante un disparo a quemarropa de Messi, habilitado por Alves. Aunque de forma desorganizada, los barcelonistas se fueron decididamente a por el partido con la bandera de Pedro. Iba y venía el canario, de punta a punta del campo, en busca del gol mientras algunos aficionados ya no sabían si cantar a favor del Barça o de la independencia de Cataluña. La lesión de Adriano propició que Tito Vilanova se la jugara definitivamente con el plan de emergencia: 3-4-3. Volvía Tello, regresaba el juego de extremos, se revolucionaba el partido,

Valdés salvó un remate de gol poco antes del tanto del capitán azulgrana

Al Barça le faltaba entonces pausa para enfocar mejor a Toño, un guardameta excelente, incluso en jugadas de gol cantadas como la que tuvo Cesc o Xavi. Ambos se presentaron mano a mano prácticamente con el meta y no consiguieron colarle la pelota a Toño. Tampoco pudo más tarde Messi. A los azulgrana les pierde a menudo su empeño por colocar el balón en el lugar imposible de la portería rival como si estuviera prohibido el tiro de media distancia, el rebote o incluso el gol del cojo. No es pecado chutar desde la frontal, y así lo hizo Xavi después que Valdés abortara una ocasión clamorosa de Orellana. Los azulgrana se la jugaron a una carta, la victoria o la derrota, como si el empate no les valiera, y, a falta de delanteros, para su suerte apareció Xavi. El capitán hizo de Messi.

“Hasta el rabo, todo es toro”

L. M.

Admitió Vilanova que al equipo le costó entrar en el partido, pero no perdió ocasión de recordar que al final “el mejor en el campo ha sido Toño”. Tras afirmar que ya avisó la víspera de lo bien que trabaja Anquela sus equipos admitió que asumió riesgos al cambiar el sistema y dejar una defensa con tres: “Si perdíamos, perdíamos un punto y yo quería ganar los tres”. Y los ganó. Lleva 15 de 15 en este inicio de Liga.

El técnico justificó por qué jugó Song: “Yo tomo las decisiones. Tiene más experiencia y ya avisamos de que no venía a jugar de pivote, si no hubiera podido jugar también de central no hubiera venido. Para que se adapte lo mejor y más rápido posible hay que darle los máximos minutos”. Vilanova aseguró que no se piensa preocupar de lo que haga hoy el Madrid frente al Rayo. “Aprovecharé la tarde para ir al cine”, dijo. Y antes de irse, dejó un elogio para Cesc. “Me ha encantado. Le falta tener suerte con el gol”.

Villa jugó ayer de titular por vez primera esta temporada. De hecho, no lo hacía desde la noche que se lesionó en diciembre, en la semifinal del Mundial de Clubes. Como acostumbra, buscó desmarques en profundidad desde la banda izquierda, por donde abrió el campo y tuvo una buena ocasión, al inicio de la segunda parte. Poco después dejó su puesto a Pedrito. Y Vilanova se levantó del banquillo para felicitarle.

“Nos ha costado mucho marcar el primer gol y eso siempre lo complica todo”, razonó Xavi, al que Anquela señaló como culpable de la derrota de su equipo: “Hasta el rabo, todo es toro y ha salido Xavi y nos lo ha metido por la escuadra”, resumió.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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