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Un acorazado pintado de rojo

La fiabilidad del F2012 en manos de Alonso resulta más efectiva que la velocidad de los McLaren y los Red Bull

Oriol Puigdemont
Alonso, de Ferrari, durante el Gran Premio de Singapur.
Alonso, de Ferrari, durante el Gran Premio de Singapur.DIEGO AZUBEL (EFE)

La principal obsesión de Ferrari en las últimas pretemporadas fue la de dar tantas vueltas como fuera posible para tratar de llevar todos los componentes del coche al límite, y evitar en la medida posible sorpresas desagradables como las que últimamente han sobrevenido a Red Bull y a McLaren. Aunque el abandono de Lewis Hamilton en Singapur, motivado por la rotura de la caja de cambios de su MP4-27, pueda derivar del topetazo que el británico le dio al muro durante la cronometrada del sábado, el caso de los bólidos energéticos resulta mucho más significativo porque la naturaleza de sus gatillazos responde a cuestiones relacionadas con la fiabilidad. Los diseños de Adrian Newey, director técnico de la estructura de Milton Keynes, son tremendamente extremos, y a veces llevan a según qué piezas a sobrepasar las fronteras que marcan su resistencia. El sobrecalentamiento del alternador del RB8 les ha costado a Red Bull y a Sebastian Vettel dos ceros en el casillero (Valencia y Monza), y eso es un lastre muy pesado en un campeonato tan igualado como el de este curso.

El caso opuesto lo encarna Ferrari, que en ningún momento del curso ha podido ofrecerle a Fernando Alonso el monoplaza más rápido, y a pesar de ello el español lidera la tabla con más de una carrera de ventaja sobre su más inmediato perseguidor, que ha cambiado hasta tres veces de identidad en las últimas cuatro citas. A falta de seis paradas para que el Mundial ponga el cerrojo en Brasil (25 de noviembre), el segundo vuelve a ser Vettel, que se encuentra a 29 puntos del español. El margen a favor del corredor de la marca de Maranello es considerable pero recuperable, menor del que tenía antes de aterrizar en Singapur, donde llegó con 37 puntos más que Hamilton. En 2010, el propio Vettel afrontó las últimas seis carreras con un cojín en contra superior al actual (31 puntos), y finalmente se coronó en aquel trepidante Gran Premio de Abu Dabi, donde llegó como el tercero en discordia.

El sobrecalentamiento del alternador del RB8 les ha costado a Red Bull y a Vettel dos ceros en el casillero

“Nos quedan seis pruebas por delante antes de terminar, y está claro que el coche debe dar un paso hacia delante en términos de rendimiento, porque no podemos basar nuestras bazas en el infortunio de los demás”, argumentaba, aún desde Singapur, Stefano Domenicali, máximo responsable de la división de F-1 de Ferrari. “Debemos mejorar mucho en circuitos que requieren mucha carga aerodinámica. Dicho esto, no debemos pasarnos de frenada porque es mejor probar pocas piezas que funcionen que muchas que no lo hagan”, añade el ejecutivo. “Nuestro objetivo es darle a Fernando un material con el que pueda pelear por ganar”, zanjó el italiano.

Aunque el deseo de la Scuderia pase lógicamente por aumentar la competitividad del F2012, seguramente nadie en Maranello querría conseguirlo a costa de perder la robustez de este acorazado pintado de rojo con el que Alonso acumula hasta ahora tres victorias (Malasia, Valencia y Alemania), ocho podios y un solo abandono. Esto último ocurrió en Spa, donde Romain Grosjean se lo llevó puesto en la salida. Con estos números, sería normal que Ferrari se lo tomara con un punto de calma y se arriesgara a poner en peligro esa resistencia que tan buenos réditos le ha dado hasta la fecha.

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