_
_
_
_
_
EL CHARCO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

A media luz

Sin deslumbrar, el Madrid recuperó en Vallecas lo que más echaba en falta: la intensidad colectiva

Cristiano Ronaldo se marcha de Javi Fuego
Cristiano Ronaldo se marcha de Javi FuegoLUIS SEVILLANO

El pasado miércoles, contra el Manchester City, Mourinho intentó, siguiendo una vieja lógica futbolera (y gravitacional), frenar primeramente la caída y buscar luego remontar el vuelo. Optó por apuntalar la zona media del Madrid con Essien y Khedira y reducir al máximo los posibles riesgos. 

Si algo bueno dejó aquel partido fue la voluntad de los futbolistas de sobreponerse no solo a la situación en sí, para lo cual precisaban redondear una actuación seria y comprometida, sino también al propio encuentro, que perdían a cinco minutos del final. Otro dato positivo que, sin necesidad de reafirmarse, volvió a surgir con claridad fue la cantidad de variantes con las que cuenta el Madrid, que terminó juntando a Xabi Alonso con Özil y Modric en el centro apuntalando a Benzema. Lograr con tres cambios de nombre y sin modificar el esquema un contraste tal en la búsqueda de un mismo partido con respecto a su inicio (manteniendo el oficio y la calidad para cada caso) es algo que solo un equipo con tal diversidad de jugadores puede permitirse.

Sin deslumbrar, el Madrid recuperó en Vallecas una luz que le esquivaba en Liga: la intensidad colectiva. Con las líneas media y alta conectadas por la presencia de Modric junto a Alonso, el equipo logró ser más articulado que en gran parte del partido bisagra contra el City, aun sin renegar de su búsqueda vertical.

Con Cristiano alejado de la melancolía y Modric móvil, el Madrid no perdió la posesión del balón

Si bien el Rayo no es el City, Vallecas nunca fue una cancha fácil y menos todavía cuando no hay margen para el error. Con Ramos de regreso al once junto a Pepe, la línea de fondo apoyó con solidez las salidas rápidas y mantuvo al equipo alto durante gran parte del primer tiempo. El Madrid avisó con una primera ocasión de Pepe a los tres minutos de partido y marcó el primer gol a los 12 gracias a un despeje orientado, de cabeza, del propio Pepe. Marcelo, con un exquisito toque de espuela para Cristiano, convirtió la salida en un contragolpe. Di María ofreció a Cristiano la profundidad y, tras la única pausa de la jugada, Benzema logró el tanto.

Con Cristiano alejado de la melancolía y Modric móvil (con menos calado que Khedira o Essien, se desplaza con soltura entre las siempre congestionadas aguas del centro), el Madrid no perdió la posesión del balón y mantuvo la posición alta después del gol. Algo que no había podido lograr con la misma soltura en los partidos previos.

Luego, Di María, Cristiano y Modric pudieron marcar el segundo tanto que resolviera definitivamente el partido entre los minutos 20 y 30, tramo en el que el Madrid no dejó salir al Rayo de su propio campo.

El único susto de los blancos vino tras un error en la marca de Benzema (que los delanteros no sepan defender no es una novedad, pero sí lo es que no ofrezcan ni siquiera resistencia) y una doble parada en la línea, primero de Casillas y luego de Alonso.

La segunda parte comenzó con un pase atrás de Arbeloa que asustó tanto a Mourinho como a Leo Baptistão y siguió con los esfuerzos del Rayo por nivelar el partido desde lo emocional. Veinte minutos en los que el Madrid perdió la concentración y otorgó varias ventajas que permitieron al Rayo soñar con el empate. Una ventaja que no le otorgaron a Benzema, a quien le anularon injustamente el gol de la tranquilidad para señalar una falta previa a Di María. El equilibrio lo restituyó el propio juez al señalar luego una mano de Amat dentro del área del Rayo en una acción en la que no se percibe intención alguna.

Tras el gol de penalti de Cristiano a 20 minutos del final del partido, se acabaron las ilusiones del Rayo, que luchó bien y que solo se rompió al final, dando vía libre a una seguidilla de contragolpes en los que Özil, Cristiano e Higuaín perdonaron la goleada. El Madrid todavía no brilla, pero, al menos, ya juega con las luces encendidas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_