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El Giro guiña el ojo a Wiggins

La edición de 2013 de la ‘corsa rosa’ tendrá una contrarreloj de 55 kilómetros, ideal para el ganador del último Tour

Carlos Arribas
Purito se impone en una etapa en Cortina D’Ampezzo.
Purito se impone en una etapa en Cortina D’Ampezzo.a.garofalo (REUTERS)

En Milán, contemplando el desvelamiento oficial de la edición de 2013 del Giro de Italia, estaba, por supuesto, su último ganador, el sorprendente canadiense Ryder Hesjedal, y también estaban Purito Rodríguez, que lo perdió el último día, y Alberto Contador, que lo ganó en 2008 (y también en 2011, pero fue desposeído de la victoria por una sanción con efectos retroactivos), pero en quien en verdad pensaban los organizadores en aquel momento era en Bradley Wiggins, el ganador del último Tour de Francia, ausente de Milán ayer, pero al que esperan tener el próximo 4 de mayo en Nápoles, tomando la salida.

Es un Giro que me puede ir bien, pero aún no sé el calendario” Alberto Contador

Para atraerlo le han lanzado un guiño espectacular: la ‘corsa rosa’, habitualmente alérgica a las contrarreloj largas, le ha incluido una de 55 kilómetros antes de empezar a subir montañas, un bombón para el gran rodador inglés. El idilio parece marchar sobre ruedas: solo un par de días antes, Shane Sutton, uno de los técnicos del equipo de Wiggins, el Sky, ya había dicho que a su pupilo le convendría en 2013 ganar el Giro y la Vuelta, y olvidarse del Tour, pues el carácter legendario se adquiere o ganando muchos Tours (para lo que no le queda mucho tiempo a Wiggins, que tiene ya 32 años), o ganando las tres grandes, como antes de él lo hicieron Merckx, Hinault, Anquetil, Gimondi y Contador.

El resto del recorrido es clasicismo y leyenda, lo que conviene perfectamente a Purito y Contador —ambos, los dos cuyo duelo marcó la última Vuelta, sin embargo, aún no han confirmado su participación en 2013— y lo que tampoco es muy complicado para la carrera italiana, que tiene un armario en sus archivos repleto de ella, mitos e historias.

Y también tiene capacidad para pedirlos prestados si le apetece, como este año, en que cruza sus fronteras alpinas desde el Piamonte para hacer una parada en lo alto del Galibier (domingo 19 de mayo: difícil que no haya nieve a sus 2.642 metros de altitud), allí donde Contador perdió el Tour de 2011.

“Es un Giro que se puede adaptar bastante bien a mí, pero todavía no sabemos el calendario. En unas semanas empezaremos a estudiar la programación de la próxima temporada”, dijo Contador, quien puso punto final a su temporada y anunció que no volvería a tocar una bicicleta hasta mediados de noviembre, en la concentración de su equipo en Canarias. “Esperaré a la presentación de las otras grandes para ver sus recorridos y en función de eso decidiré”.

En el Jafferau y las Tres Cimas de Lavaredo pelearon Fuente y Merckx

Aparte del Galibier, y a pesar de la larga contrarreloj llana, el Giro 2013 presenta varios atractivos más, como, por ejemplo, una cronoescalada de 20 kilómetros a Polsa, un puerto de 1.205 metros, una de las siete llegadas en alto que erizan el perfil de la carrera. Cinco de ellas se concentran en los últimos nueve días, una última semana durísima: Jafferau, Galibier, Polsa, Val Martello y los fuegos artificiales de clausura en las Tres Cimas de Lavaredo, en el corazón de los Dolomitas, la víspera de terminar en Brescia (no en Milán), el 26 de mayo.

Nombres que se mastican, que activan la memoria nostálgica. Nombres que solo recuerdan los antiguos: el Jafferau (siete kilómetros al 9%), sobre el túnel del Fréjus, allí donde el Tarangu loco estuvo a punto de quebrantar al caníbal Merckx en 1972. Le tuvo contra las cuerdas hasta el último kilómetro, una pista sin asfaltar, en la que Merckx le adelantó sin dignarse a mirarle siquiera. Como las Tres Cimas de Lavaredo (un paso que se empalma al precedente de las Tres Cruces, más de 20 kilómetros desde Cortina d'Ampezzo hasta 2.304 metros de altitud), que regresan desde 1974, cuando allí si que ganó el Tarangu Fuente, allí donde Merckx volvió a sufrir, pero resistió lo suficiente para asegurar su victoria final por 12s ante Baronchelli, a quien solo cedió 29s en las tres cimas espectaculares. Nombres que siguen poniendo la piel de gallina, el padre Gavia (2.618 metros), el padre Stelvio (2.758 metros, cima Coppi 60 años después de la hazaña del campionissimo), que se subirán uno tras otro el viernes 24: escenarios de gestas y dramas a los que podría convertir Verdi en ópera. Justamente en su 200 aniversario el Giro se desviará a Busseto, su pueblo, de donde saldrá la 13ª etapa.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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