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La ecuación de Cesc

El falso ‘nueve’, pletórico, pugna con Villa, Pedro y Tello por dos plazas en el ataque junto a Messi

Cesc dispara ante la oposición de Jardel.
Cesc dispara ante la oposición de Jardel.FRANCISCO LEONG (AFP)

Tito Vilanova y Cesc Fàbregas se conocen desde que uno solo soñaba con ser futbolista y el otro le dirigía en el equipo de cadetes, en el inicio de su carrera como entrenador. O sea, de sobras y bien. Será por eso por lo que, tan pronto como el jugador de Arenys regresó de las vacaciones, después de su decisiva participación en la Eurocopa de Polonia-Ucrania, Vilanova le llamó al despacho y le dejó las cosas muy claras. Si se trata de competir con Messi, Xavi e Iniesta, o sea, de interior o de falso nueve,tiene un problema: compite con tres de los mejores jugadores del mundo, si no los tres mejores a tenor de los premios individuales recibidos en los últimos años. Todo indica que Cesc entendió el mensaje y se puso las pilas.

Cesc ha sido titular en los seis partidos de Liga disputados por el Barça, lleva dos goles y dos asistencias. Está que se sale, pero nadie garantiza que sea titular contra el Madrid. Puede que ni siquiera el cuerpo técnico del Barcelona sepa todavía qué hacer. Fàbregas, que agita el ataque como nadie, le niega pausa al juego desde su vertiginosa verticalidad, algo que maravilla a Del Bosque, que renunció a un nueve de referencia y apostó por él en la Eurocopa, y a Vilanova. De hecho, el primer nombre que Tito le puso a Guardiola sobre la mesa al llegar al primer equipo, puestos a pensar en refuerzos, fue el de Cesc. Enchufó todo lo que tocó hace un año, al regresar a casa, y este año se la he resistido el gol, pero ha participado más del juego. Si el Barcelona no ha sido del todo reconocible es, en gran parte, por la facilidad de Cesc para salirse del guion posicional.

“Soy mal suplente”, dijo tras perderse el partido de vuelta de la Supercopa en Madrid

“Soy mal suplente”, reconoció tras perderse el partido de vuelta de la Supercopa en el Bernabéu. “Si con 2-1 y siendo delantero no te cabreas porque no sales en un partido así, no te mereces jugar en el Barcelona”, dijo después. Tito le bendijo: “Tiene razón”. Él también fue suplente y tampoco le gustó nunca. Hasta la fecha, Vilanova no ha movido las alineaciones de manera política por lo que afecta a Fàbregas, el escenario no es muy diferente al del pasado mes de agosto. Entonces, Vilanova podía escoger.

Nadie quería a Puyol en la cantera

Carles Puyol es hoy capitán y central del Barcelona de puro milagro. Los informes negativos de tres técnicos del club azulgrana a punto estuvieron de descartar al futbolista cuando era canterano. Así lo explica el libro De puertas adentro, del periodista Lluís Lainz. La obra relata en un capítulo titulado ¿Quién no quería a Puyol? que cuando el jugador debutó en un amistoso con el Juvenil A, el responsable del fútbol base, Oriol Tort, no dio su visto bueno.

Pero hubo más. Ronald Koeman, que en el curso 1997-1998 realizaba prácticas de entrenador en las categorías inferiores, fue “demoledor” en su informe sobre Puyol, que entonces jugaba en Segunda B. “Para Koeman, Xavi era un futbolista para jugar con los grandes, pero Puyol no pasaba del aprobado”, dice Lainz. Un año después de aquello, Llorenç Serra Ferrer negoció como responsable del fútbol base para buscarle acomodo en el Málaga. “No creía en él, quería quitárselo de encima”. Pero Puyol recibió la bendición del presidente Josep Lluís Núñez y, luego, Van Gaal le dio una oportunidad en pretemporada.

“Hoy es un símbolo”, concede Lainz, que precisamente contó con Núñez entre los asistentes a la presentación del libro, ayer en la ciudad deportiva. También Joan Laporta asistió a un acto presentad por el periodista de EL PAÍS Ramon Besa; Pere Escobar, de Catalunya Ràdio, y Carlos Ramos, director de Córner.

Vilanova dio descanso ayer a sus jugadores mientras él se dedicaba a darle vueltas al clásico del domingo. Le faltan defensas y le sobran delanteros; el Barça ataca mal y sufre al defender. Ante el Madrid y en el global de los dos partidos, el balance goleador fue de cuatro tantos a favor y cuatro en contra. Sin Puyol, con Piqué luchando contra su propio dolor y Bartra verde, atrás salen las cuentas. Song y Mascherano son las únicas opciones para defender por el centro, lo demás sería un invento exagerado, aunque Piqué continúa con un tratamiento intensivo de recuperación, mañana y tarde, pero todavía cojea tras el esguince que sufrió en el tercio medio del pie izquierdo ante el Spartak de Moscú hace dos semanas. Delante, la duda es quién acompaña a Messi: Tello, Pedro, Villa y Alexis se juegan dos puestos. Iniesta está bien, reaparecido en Lisboa. Y es Iniesta. Con Xavi y Busquets en condiciones, la gran duda del entrenador pasa por Fàbregas.

La alineación del ultimo clásico liguero en el Camp Nou, con Guardiola en el banquillo, generó un incendio en el vestuario porque alguien la filtró. Se esperaba a Fàbregas en el campo y al mediodía Radio Marca fue solemne: “Cesc no juega”. Y no jugó. Lo hizo Tello. Ganó el Madrid y se precipitaron los acontecimientos. En una semana perdió la Liga, la Champions y hasta a Guardiola. Y Cesc, claro, puso mala cara. Vuelve el Madrid a Barcelona y la situación respecto a Fàbregas parece diferente a la del final de la pasada temporada. “Se dejó ir”, aseguran algunos. “No se sintió importante”, insisten otros, conscientes de que Fàbregas sabe que si pudo ser capitán y líder del Arsenal, puede jugar en el Barcelona. El problema lo tiene Tito, que busca cuadrar el círculo despejando una difícil ecuación, cuadrar la capacidad de trabajo que exige el Madrid con la voluntad de desequilibrarle desde la segunda línea.

Fàbregas está enchufado y bajo su permanente cara de dormido esconde ahora su mejor sonrisa, pícara siempre. Sabe que ha crecido a golpes y a golpes ha aprendido en el Barcelona a esperar su ocasión. Hasta el momento las rotaciones no han hecho daño en el ánimo de los futbolistas y las han aceptado todos, Messi el primero. Pero el domingo la cosa cambia, es el Madrid y ese partido lo quieren jugar todos. Es hora de que Tito Vilanova maneje los egos, aunque no parece muy preocupado. “A fin de cuentas, para esto me pagan, ¿no?”, se le ha escuchado decir sobre el tema. Pero sabe, como saben todos, que solo hay un tipo en el vestuario que lleve peor lo de ser suplente que Cesc. Y Messi juega seguro.

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