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El Betis golpea a una Real tierna

Los de Pepe Mel superan al conjunto donostiarra (2-0) con dos goles a balón parado

Rafael Pineda
Adrián, captura un balón ante Zurutuza
Adrián, captura un balón ante ZurutuzaEduardo Abad (EFE)

Tardará tiempo la Real en digerir la derrota sufrida en el Benito Villamarín. En realidad, el fútbol es así. Un juego que se basa en meter más goles que el rival, lo que hizo el Betis y no el equipo vasco, muy dinámico, con buen fútbol, con hombres interesantes, pero con problemas en ambas áreas. Todo lo que falló Vela, en gran parte por la gran actuación del portero bético Adrián, lo convirtió Rubén Castro, con un segundo gol que sepultó las aspiraciones realistas. Ayudó la defensa vasca, muy blanda en los dos balones al área, uno de saque de esquina y otro de falta, que remataron Paulao y el propio Rubén Castro. El triunfo aúpa al Betis, al que le falta juego pero tiene gol y esa pizca de fortuna necesaria para solventar duelos tan igualados como el de ayer. El sufrimiento merece la pena cuando se traduce en victorias, aunque por muchos momentos del partido el equipo más fiable fue el vasco y no el andaluz.

Betis, 2 - Real Sociedad, 0

Betis: Adrián; Nelson, Paulao, Mario, Álex Martínez; Cañas, Beñat, Nosa Igiebor (Agra, m. 66); Pozuelo (Rubén Pérez, m. 62), Rubén Castro y Juan Carlos (Nacho, m. 75). No utilizados: Fabricio; Amaya, Salva Sevilla y Jorge Molina.

Real Sociedad: Zubikarai; Estrada, Mikel González, Íñigo Martínez, De la Bella; Illarramendi, Markel Bergara; Xavi Prieto, Zurutuza (Ifrán, m. 69), Griezmann; y Vela (Castro, m. 69). No utilizados: Royo; José Ángel, Cadamuro, Ansotegi y Ros.

Goles: 1-0. M. 17. Paulao. 2-0. M. 84. Rubén Castro.

Árbitro: José AntonioTeixeira Vitienes. Expulsó a Mario por doble amonestación (m. 90). Mostró amarillas a Álex Martínez, Griezmann, Beñat, Agra, Estrada y Rubén Pérez.

35.000 espectadores en el Villamarín.

Primero fue un apagón, que retrasó el inicio del partido un cuarto de hora. Luego, un jugador del Betis, Juan Carlos, sacó un córner y destrozó el banderín. Más tarde, un juez de línea recibió la patada involuntaria de un jugador de la Real. Tres anécdotas que descollaron en un partido intenso, de alternativas, de mucho alboroto y poco fútbol, más de parte de la Real Sociedad. Donde el Betis encontró a un portero, Adrián, y apenas el juego que lo hace reconocible. Un día juega con bandas y otro, como ante la Real, con un mediapunta de extrañas maneras como es el nigeriano Nosa.

Le falta al equipo verdiblanco un punto de orden y pausa. Se la da Beñat, pero la Real no es tonta. Por eso desde el principio del choque su presión adelantada le hizo daño al Betis. Entre Markel y Zurutuza lograron agobiar a Beñat, que apenas iluminó al Betis, espeso, rápido por la izquierda con Juan Carlos y perdido en el centro del campo con Nosa y Cañas.

Tiene buena pinta la Real, un equipo alegre, de buen físico, aunque le falta dinamita arriba y algo de contundencia atrás. Por eso emborronó su impecable puesta en escena con un fallo de marcaje a la salida de un saque de esquina. Juan Carlos, antes de destrozar el banderín, la puso bien en el área, donde emergió Paulao para batir a Zubikarai, algo lento en la jugada.

El central brasileño es uno de los elementos más fiables del equipo andaluz, tanto en defensa, donde impone su fortaleza física, como en ataque, donde emerge como en el gol que anotó ante la Real. Ya lo hizo hace dos semanas contra el Espanyol.

El gol no le dio alas al Betis. Más bien lo relajó de forma excesiva. Por eso la Real, más fuerte, más intensa, pasó a dominar gracias a la actividad de Zurutuza y el criterio de Illarramendi. Un balón de Xabi Prieto dejó solo a Vela, quien tuvo todo el tiempo del mundo para plantarse ante Adrián. El meta canterano sacó una mano espectacular. Un calco de su intervención a poco del descanso, cuando Íñigo Martínez buscó la escuadra. El vuelo de Adrián salvó de nuevo al Betis.

La Real entendió que el partido podía ser suyo. Adelantó líneas ante un rival tímido, incapaz de mantener el balón y, sobre todo, de robarlo. Su gran problema era el gol. Una falta de Zurutuza y la enésima carrera de Vela fueron frustradas por el meta bético, que cuajaba una actuación estupenda. Mel intentó detener la sangría reforzando su centro del campo con Rubén Pérez para adelantar a Beñat. El cambió asentó al Betis y detuvo el ímpetu de la Real, que se cansó de fallar ante la meta rival. Fundido el conjunto vasco, acabó por encajar un segundo gol en una falta de Beñat que Rubén Castro remató en el área pequeña. Digno de reflexión el hecho de fallar tantos goles para acabar regalando dos. El Betis aceptó el regalo encantado y sueña con una gran temporada.

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