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El Barça fulmina como un rayo

El líder golea (0-5) al valiente equipo de Jémez, que fue a buscar a los azulgrana a su área y los maniató durante 20 minutos

LADISLAO J. MOÑINO
Los jugadores del Barça celebran uno de los cinco goles.
Los jugadores del Barça celebran uno de los cinco goles.uly martín

No dan las dimensiones de Vallecas para fútbol de academia. Ni para una ortodoxia cadenciosa de pases. Todo es más cercano, más corto. Todo tiene una trascendencia mayor por obra de esos metros de menos. Un robo en la salida del juego puede ser medio gol. Una forma de empezar a solucionar un partido en un estadio que puede ser un infierno, una incomodidad supina para cualquiera que no entienda cómo se juega con diez metros menos de largo y cinco de ancho. Una salida de un regate de un lateral a la altura del centro del campo y un par de zancadas pueden significar tres goles si acompañan bien los centrocampistas y los delanteros. Así tuvo que desenvolverse el Barcelona para sacudirse el maltrato inicial al que fue sometido y así pasó por encima del Rayo. Un quite, un pase de Cesc y una aparición de Villa a traición en diagonal para marcar, para domar el partido y a un equipo que se dignificó hasta donde le dio el gas. Luego fue un vendaval el conjunto de Vilanova, que no perdonó. Cada robo de balón lo verticalizó y lo convirtió en una tormenta para los vallecanos, que se llevaron cinco goles. Marcó Messi por dos veces, una con pegada y otra con velocidad y cintura. Y también Xavi y Cesc, que reafirmaron que en ese campo para los centrocampistas es más factible que en ninguno otro tocar y llegar.

RAYO, 0 - BARCELONA, 5

Rayo Vallecano: Rubén; Tito, Amat, Rodri, Casado (Nicki Billie, m. 67); Javi Fuego; José Carlos, Chor Domínguez, Leo Baptistão (Vázquez, m. 75), Piti (Lass, m. 58); y Delibasic. No utilizados: Dani; Gálvez, Adrián y Trashorras.

Barcelona: Valdés; Montoya, Song, Adriano, Alba (Bartra, m. 82); Busquets, Xavi (Dos Santos, m. 84), Cesc; Pedro, Messi y Villa (Alexis, m. 62). No utilizados: Pinto; Alves, Iniesta y Tello.

Goles: 0-1. M. 19. Villa. 0-2. M. 47. Messi. 0-3. M. 79. Xavi. 0-4. M. 80. Cesc. 0-5. M. 88. Messi.

Árbitro: Pérez Lasa. Amonestó a Amat, Rodri, José Carlos, Delibasic y Busquets. Expulsó (m. 76) a Paco Jémez, el técnico rayista.

Unos 18.000 espectadores en Vallecas.

Esos metros de menos de Vallecas suelen deparar a un Rayo impetuoso ante rivales que generalmente le esperan en su campo con los cinco sentidos puestos en una contra y en no caer en las trampas que deparan las dimensiones tan particulares de esa cancha. Como Paco Jémez no se traicionó y su equipo fue a buscar arriba al Barça, Vallecas asistió a un partido de fútbol encerrado en la hiperactividad incontrolada de una caja llena de átomos. Dos equipos chocando con la sexta marcha metida en busca de la pelota.

Esta vez no tuvo enfrente el equipo de Tito Vilanova uno de esos partidos en los que el contrario le regala la pelota y se parapeta delante de su propia portería para establecer un entramado de ayudas defensivas que obligan al Barça a resolver dameros. No, el Rayo atacó a la pelota. Se fue a por ella orgulloso y decido, acorde con esa versión de La Marsellesa que corean sus aficionados.

Como dijo en la víspera, no quiso el entrenador rayista repetir un planteamiento como el del Celtic, que es lo fácil. Lo menos atrevido. Lo huraño. Quiso que su equipo fuera protagonista desde la osadía de enseñar algo más que diez defensores adiestrados para repartirse los esfuerzos con equidad en las imaginarias cuadrículas zonales. El resultado fueron 20 minutos del Barcelona más desfigurado que se recuerda. Envuelto en un ritmo de alto voltaje, dio igual que Busquets formara junto a Adriano en el eje de la defensa. No tuvo salida de pelota en corto en ese inicio presionante de los locales. Así que jugó más balones en largo de los que su cultura abandera. Tampoco pesaba esa delantera Pedro, Messi, Villa que desde el 15 de octubre de 2011 no formaba. La tripleta que mejor plasmó y culminó la obra de Guardiola. Tardó diez minutos el Barça en poder engarzar su primera secuencia de pases, en poder reconocerse toque a toque, en sentir ese dominio costumbrista que le refortalece. No generó su primer disparo a puerta serio hasta que Xavi ligó un giro y un pase para Pedro. Entre el campo y la propuesta que tenía enfrente, lo que requería el partido era precisamente eso. Rapidez y precisión. La que tuvo Cesc para cazar ese robo, levantar la cabeza y poner el balón a Villa, que abrió el marcador. Lleva ya Fábregas cinco asistencias. Carga con el matiz diferenciador entre el Barcelona de Tito Vilanova y el de Pep Guardiola. No es baladí el asunto porque tiene que ver con un giro estilístico que nace de su verticalidad. Cesc procesa antes un pase vertical que uno horizontal. Xavi también entendió esa necesidad aunque no esté en su ADN cultural. No dejó que el equipo cayera en esa pesadez en la que incurre cuando cada jugador da más de dos toques o se reproducen más conducciones de la cuenta. Hay una ecuación que no suele fallar con el Barça: cuando juega a menos de tres toques en sus circulaciones, suele ganar y convencer. El ejercicio de Xavi le volvió a reafirmar como un futbolista al que le caben todo tipo de partidos en sus registros futbolísticos. Todo es corto en Vallecas y Xavi le encontró más atajos aún cuando se sintió integrado en las condiciones del partido.

Messi trata de irse de varios jugadores del Rayo.
Messi trata de irse de varios jugadores del Rayo.uly martín

Con el Barça ya desatado, al Rayo solo le quedaron los ataques de orgullo. Quiso medirse de tú a tú a un equipo a riesgo de llevarse una goleada tal y como sucedió. Tampoco meterse atrás le habría garantizado librarse de esa tunda. Peleó de igual a igual. Incluso tuvo porcentajes de posesión que le igualaron a un conjunto al que no le sienta nada bien que le discutan la pelota porque no se reconoce. Fue valiente. Salió vapuleado, pero orgulloso. Le derrotó un Barcelona que supo ver que en Vallecas hay que ser un rayo.

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Sobre la firma

LADISLAO J. MOÑINO
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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