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La última mudanza de Modric

Mourinho manda al banquillo a Özil y sitúa en la media punta al croata, a quien exige un mayor derroche físico pese a que su punto fuerte es la construcción del juego

D. TORRES
Modric golpea al balón ante Zabaleta.
Modric golpea al balón ante Zabaleta.PIERRE-PHILIPPE MARCOU (AFP)

Dos meses después de pagar 40 millones de euros por sus servicios, José Mourinho alcanzó la convicción total de que Luka Modric no puede jugar en ninguna de las dos posiciones del medio centro en partidos importantes. El mánager del Madrid llevaba semanas preocupado ante la necesidad de recolocar a un futbolista por el que el club había hecho una inversión significativa. “Mou está desesperado con este tema”, comentaban los empleados del club. “Le preocupa porque sabe que, en partidos serios, la única forma de que juegue Modric es quitando a Özil”.

Mourinho mandó al banquillo a Özil en el Etihad y adelantó la posición de Modric a la media punta. Al mánager le resultará complicado argumentar la decisión con motivos técnicos porque Özil es superior a Modric en todos los aspectos. Así lo percibe la hinchada, que tiene al alemán entre sus favoritos, y así lo ven sus compañeros. El gol de falta de Özil al Borussia Dortmund en el Bernabéu, el del empate (2-2), consolidó su consideración en todos los sectores. En todos, menos en Mourinho.

El esquema de Mourinho contempla dos medios centros. Uno por delante de los centrales, que habitualmente es Xabi, y otro más libre, que suele ser Khedira. La labor prioritaria del volante que juega por delante de la defensa es ser como un perro de presa, hostigar a los rivales, robar balones y cortar las líneas de pase. El otro centrocampista debe llegar al área en ataque y regresar en defensa a cerrar espacios en ayuda de su compañero de tareas. El cuerpo técnico calcula que para que un futbolista haga bien el trabajo de Khedira debe recorrer una media de 13 kilómetros por partido. A Modric nunca le han salido las cuentas. Según Mourinho, sólo cumple aquella faceta que no es fundamental para el mánager: participar en la construcción del juego.

El mánager quiere recolocar a un futbolista por el que pagó 40 millones

Preocupado por el rendimiento de su gran apuesta del verano, Mourinho se reunió con Modric en el hotel de concentración de Valencia el día del partido contra el Levante. El técnico le dijo que, dado el esfuerzo que había empeñado en contratarle, le exigía una retribución en forma de derroche físico. Le pidió intensidad defensiva, agresividad, disciplina táctica. Según fuentes del club, Modric, que tiene 27 años, se quedó perplejo. Le respondió a Mourinho que lo que había hecho toda su vida no tenía nada que ver con aquello que le pedía. Creía, dijo, que le habían llamado para hacer lo que hacía en el Tottenham. A esto, según las mismas fuentes, Mourinho le replicó diciendo que en el Madrid debía jugar de otra manera. Tal vez disgustado ante la actitud poco receptiva del jugador croata, el mánager no le dio ni un minuto ante el Levante.

Los compañeros ven sin embargo al alemán con más condiciones

Modric jugó contra el Manchester City en uno de esos escenarios que ningún profesional quiere quedarse sin pisar. La hinchada cantó con ganas, sin tomarse apenas un respiro, para intentar levantar a su equipo que no sabe a qué juega. Fue un partido destemplado, de transiciones rápidas, generalmente por afuera. La clase de combate que no ayuda a que los jugadores como el croata entren en juego. En la jugada del gol, sin embargo, puso su parte. Abrió a la izquierda para que Di María metiera el centro con rosca hacia afuera que tan bien (y tan solo) interceptó Benzema. En el minuto 68, fue sustituido por Callejón. En ese mismo instante, Mourinho se volvió al banquillo haciendo un gesto hacia la banda: “¡Mesut!”.

Era la señal para que Özil se fuera a calentar, cosa que el alemán hizo con cara de póker. Probablemente rumiando que el viaje a Inglaterra, al menos para él, había servido para poco más que para caminar por la moqueta lateral del campo del campeón de la Premier.

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Sobre la firma

D. TORRES
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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