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“Quiero ponerlo difícil al que venga”

La Pulga piensa en dejar huella y confía en marcar más goles antes de que acabe el año

Rafael Pineda

Se marchó del campo como si nada. La fiesta, al parecer, no va con él. Por eso ni siquiera pidió el balón del partido, ese con el que había hecho historia. Apariencia o humildad, el caso es que convertirse en el máximo anotador de la historia en un año natural importarle sí que le importaba: “Obviamente es una alegría, es un lindo récord. Intentaré convertir alguno más para dejarlo un poquito más difícil para el que llegue. Como muchas veces dije no te da nada conseguir un récord, es muy lindo por lo que significa, pero lo más importante es la victoria que permite alargar las distancias con los otros equipos”, concedió al término del encuentro.

Antes de comenzar el duelo, dijo, pese a saber que tenía una cita con la gesta, no estaba nervioso: “Eran ustedes los que hablaban del récord, no yo. Yo estaba muy tranquilo, quería jugar después del susto del otro día. Por suerte ya lo rompí, para que no se hable tanto de esto y podamos centrarnos en el Córdoba \[rival en la Copa\], nuestro siguiente objetivo”.

“Por suerte ya rompí el récord, para que podamos pensar en el Córdoba”, dice Messi

“Conociendo a Leo, seguro que quiere jugar el domingo”, había advertido su amigo Cesc, compañero de batallas desde que compartieran anécdotas y goles en las categorías inferiores del Barça, cuando solo eran unos críos. Cesc, como el técnico, Vilanova —que también lo observaba con admiración en La Masia cuando apenas levantaba un metro del suelo—, es uno de esos que advierte que el argentino juega a fútbol exactamente igual que cuando era un niño. El primer tanto lo marcó la noche de este domingo bordado de registros al más puro estilo Messi: adueñándose del balón desde el costado derecho de la cancha, bordeando el área grande y desfilando por delante de la línea de la defensa haciendo avanzar el esférico con pequeños toques, casi inadvertibles, con su pie izquierdo. Hasta que encontró un hueco, ya en el vértice izquierdo, se giró con rapidez, encaró la portería y colocó su bala. 85 goles. Los mismos que Gerd Müller marcó en el año 1972 y que, desde entonces, le habían convertido en leyenda.

Después de que se encendieran todas las alarmas en el Camp Nou hace solo unos días, cuando el delantero abandonó en camilla ante el silencio de un estadio que temía perderle por mucho tiempo, Messi tardó solo 15 minutos en igualar al goleador del Bayern. Y otros diez, cuando marcó el segundo de la noche, en superar un registro que databa de hace 40 años.

La Pulga ya es historia viva del fútbol. Y del Barcelona, pues también batió con sus 192 goles en Primera al máximo goleador del Barcelona en la Liga, César, que sumaba 190. El de ayer, además, era el 12º doblete del 10 argentino en este curso, el quinto consecutivo en la competición doméstica, como si el de Rosario no supiera marcar más que de dos en dos, como si no tuviera nunca suficiente, como cuando el pasado miércoles se empeñó en patear la pelota en busca del gol a pesar de que sentía que aquel golpe en la rodilla le iba a dejar sin fútbol durante meses. “Pensé que era el último balón que tocaría en mucho tiempo”, confesaría al día siguiente, ya sabiéndose sano, con una simple contusión.

Vilanova: “Se le valora por los goles, pero nos ayuda en muchos más aspectos”

“Al final, los récords de Leo los valoraremos solo con el tiempo, pasa todo tan rápido que da la sensación de que el que llega es solo uno más, todo lo que hace parece muy sencillo; pero nos ayuda a describir a un jugador de un talento enorme. Y seguro que si le preguntáramos a él, nos diría que es un trabajo de todos y que el taconazo de Iniesta le ha permitido marcar el segundo gol”, analizaba el director deportivo Andoni Zubizarreta.

“¿Qué le queda por hacer a Messi?”, le preguntaron a Vilanova: “Esperemos que le quede mucho porque es muy joven. Yo he dicho ya alguna vez que no creo que veamos a otro jugador así, no solo por su capacidad goleadora, sino por su capacidad de ver pase. Lógicamente se le valora más por los goles que marca, pero nos ayuda en muchos más aspectos del juego”, dijo. “Creo que tenemos que valorarlo por lo que es y lo que ha conseguido. A los jugadores se les valora cuando se retiran y se les pone una etiqueta. A él le ha ocurrido ya en activo. Disfrutemos de él y de que lo tenemos en nuestro equipo; nos aporta muchísimo”, añadió Piqué, otro de los de su misma quinta. “Leo va a batir todos los récords que queden por batir. Es el mejor del mundo. Y hoy lo ha demostrado. A la primera que ha tocado ha dicho: aquí estoy yo”, apuntó Rafa Gordillo, presidente del Betis.

Claro que, pasado aquel instante de gloria, superado el registro de Müller, del que tanto se había hablado en los últimos días, Messi siguió preocupándose de marcar más tantos. Sobre todo cuando el Betis puso contra las cuerdas al Barça —“Teníamos muy controlado el partido, con una primera media hora fantástica, pero en este campo siempre nos pasa lo mismo, nos han apretado mucho”, admitió el entrenador—, no solo por el gol de Rubén Castro, sino por las continuas embestidas a la portería de Valdés. Pero ya no le sonrió la suerte a La Pulga. Y la buscó. Como la buscaron Iniesta, Pedro y Thiago. Pero no llegó. Y los de Vilanova no respiraron hasta el último minuto de juego. Solo entonces, con el pitido final y la victoria en el bolsillo, unos y otros aplaudieron al sustituto de Müller.

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