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No hay consuelo para San Mamés

El Eibar empata ante un Athletic perdido y deja fuera de su torneo fetiche al actual subcampeón

Gorka R. Pérez
Muniain y Añibarro disputan el balón.
Muniain y Añibarro disputan el balón.Alfredo Aldai (EFE)

No hay consuelo para el Athletic. Perdido en la reconversión anímica de un equipo sin sombra, la caída no parece tener fin. Si en algo podía escudarse hasta el momento el club rojiblanco era en esa utopía copera, donde sueña con alcanzar lo que se le escapa en una liga de presupuestos en la que no puede competir. La válvula de escape real ha servido históricamente para nutrir emocionalmente a cada equipo y romper con la quimera del éxito pasado.

Sin embargo, llegado el momento, a la vanguardia no le ha valido de nada la historia. El empate ante el Eibar ha resultado una cima más picuda de lo imaginado. Al desastre en la Copa se une el estrépito europeo en el que superar la primera fase también fue demasiado. Solo le queda al conjunto de Bielsa la Liga, donde compite por encontrar la tibieza y alejarse de las corrientes, sin escaparates donde encontrar ya un reflejo amigo. Se ha quedado sin rostro, y sin pizarra en la que el técnico argentino también ha perdido la línea. El conflicto con Llorente, y el actual funcionamiento del equipo destapan un agujero más grande de lo esperado por el que se está escapando a chorros lo conseguido hasta el momento.

ATHLETIC, 1 – EIBAR, 1

Athletic: Raúl; Ramalho (Susaeta, m. 45), Ekiza, Amorebieta (Iturraspe, m. 73), Aurtenetxe; San Jose, De Marcos, Herrera; Ibai, Muniain y Llorente (Aduriz, m. 45). No utilizados: Iraizoz y Laporte.

Eibar: Irureta; Boveda, Añibarro, Navas, Bingen; Dani García (Aimar, m. 90), Errasti; Mainz (Diego Jiménez, m. 80), Abaroa, Arroyo (Capa, m. 86); Arruabarrena. No utilizados: Jon Altamira y Aketxe.

Goles: 0-1. M. 71. Arruabarrena transforma un penalti. 1-1. M. 88. Aduriz remata de cabeza un saque de falta lanzado por Ibai.

Árbitro: Velasco Carballo. Amonestó a Muniain, San José, Aduriz, Dani García, Bóveda, Arruabarrena.

Unos 20.000 espectadores en San Mamés.

El empate de Aduriz cuando faltaban dos minutos para el final solo maquilla una derrota mayúscula, ante el Eibar, otrora vivero rojiblanco. El resultado, merecido a pesar de la pose más decidida del Athletic en la segunda mitad, encumbra al grupo de Garitano, armado y armero, que supo encontrar rápido la fuga en el encadenado que tenía delante.

Se movió con solera, consciente de que no tenía ninguna sombra de la que escapar. Combinaba rápido y recuperaba la posición cuando la trenza no salía del todo bien. Así llegaba por las bandas, centraba y a poder ser remataba. En ese punto quedaba al descubierto alguna de sus costuras. Sin embargo, la sensación al tacto era más aterciopelada que la de su rival. Áspero en el trato con el balón, hace tiempo que al Athletic se le nubla la vista con facilidad. Le pierde su ansia por alcanzar el horizonte y se pierde discutiendo si es mejor por ahí o por allá. Pero ningún camino lleva finalmente a su destino.

Alineó Bielsa a Muniain en banda izquierda y al navarro no se le vio sobre el césped. Bueno, estuvo merodeando por allí, pero sin dejar marcas sobre el suelo. Ni rastro de aquella centella que partía hacia dentro esquivando sombras, estas sí que las veía, y asistiendo al delantero de turno. Bien controlado por Boveda se le escapan las ganas por los codos a Muniain y ahí aguardan las cartulinas.

Por más que Herrera serene la salida del balón, no hay paso siguiente. Con Llorente, brazalete de capitán al brazo, pitado de nuevo por la afición, al cuadro se le perdieron los colores, y hasta los pinceles. Solo una vez consiguió conectar un cabezazo el delantero a centro de Ramalho. La mejor ocasión para el Athletic cuando se cumplía la media hora de partido. Antes, el Eibar ya se había asomado ante Raúl con una buena llegada de Bingen desde la banda izquierda.

Con Llorente pitado y Munian sin patria reconocida, solo Aduriz se encuentra a sí mismo. No así Amorebieta, que derribó a Mainz dentro del área cuando el peligro aun no había aparecido. Arruabarrena fusiló a Raúl y hay murió el partido. Aduriz, de cabeza, igualó el marcador pero la situación no se apagaba tan fácilmente. De hecho, el fuego parece devorar al Athletic con gusto. No hay crema, ni consuelo.

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Sobre la firma

Gorka R. Pérez
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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