El Racing se instala en el esperpento

La información que desprende el Racing desde hace ya muchos meses dista de ser la que se espera de un equipo de fútbol. Lo relacionado con el balón, lo que sucede sobre el terreno de juego ha dado paso a una constante crónica de sucesos, donde la policía ocupa más espacio que los jugadores y los altercados cobran más protagonismo que los goles. El penúltimo episodio se produjo ayer, después de que el presidente del consejo, Ángel Lavín, Harry, decidiese aplazar la junta de accionistas tras tratar, en vano, de que los periodistas, que habían sido acreditados por el propio club, no estuvieran presentes en el acto. El acto, en teoría, se celebrará hoy a puerta cerrada.

El nuevo capítulo de este esperpento comenzó a las nueve de la mañana. A esa hora estaba previsto que se iniciara la junta, que en esta ocasión se iba celebrar en uno de los vomitorios del Sardinero, después de que la última, en la Universidad de Cantabria, acabase con incidentes. El lento proceso de acreditación a los pequeños accionistas, a los que en esta ocasión además se les exigían para asistir 50 títulos en vez de cinco hizo que la afluencia fuese menor que en otras ocasiones y el inicio del acto se demorase. En torno a las 10.30, Harry pronunciaba sus primeras y casi únicas palabras en toda la mañana, para sorpresa de todos: el consejo había decidido que la junta se celebrase a puerta cerrada, por lo que no comenzaría hasta que los periodistas abandonaran el estadio.

En Cantabria la prensa parece más del corazón que otra cosa” Ángel Lavin, presidente del Racing

Los informadores acreditados para el acto permanecieron en el vomitorio del Sardinero, a pesar de los intentos de los empleados del club y de la Policía Nacional para que abandonasen el estadio. Varios asistentes aseguran que el secretario del consejo, el abogado Juan Antonio Berdejo, llegó a instar al responsable de los agentes: “Hagan lo que sea necesario para que se vayan”. “Ha sido surrealista, fascista”, aseguraba un periodista cántabro ayer por la tarde. Harry, por su parte, rechaza estos términos: “Somos antiviolencia, no hemos querido echar más leña al fuego, pero es que en Cantabria la prensa parece más del corazón que de otra cosa”, comentaba el presidente, quien, después de una hora de mucha tensión, decidió aplazar a hoy la junta.

El directivo insiste en que habían advertido a los periodistas de que solo podrían estar los primeros cinco minutos “porque había asuntos delicados que tratar”, en referencia al tercer punto del día, en el que se abordaría la denuncia a Manolo Saiz, uno de los consejeros, con el que el resto de directivos mantienen una guerra interna desde que se prescindiese de Juan Carlos Unzué, el técnico que fichó el exdirector ciclista y que fue despedido a una semana del arranque de la temporada.

La versión de Harry, el hombre de confianza de Francisco Pernía, expresidente del club y lazo con el aún dueño, el empresario indio Ali Syed, es que la denuncia contra Saiz es un tema que solo incumbe a los accionistas, por lo que no era necesario que estuviesen los periodistas. “Si luego el interesado lo quiere contar, allá él”, asegura Harry. De ahí que desde el entorno del exdirector ciclista insistan en que la intención de silenciar a la prensa es forzar a Saiz a que sea él quien cuente lo sucedido a la prensa y así poder cargar contra él por haberlo hecho.