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LOS MEJORES DE 2012 | DEPORTISTA ESPAÑOL

“David va como un cohete”

En ‘David Cal. 100 días para la historia’, su entrenador, Suso Morlán, rememora la preparación del campeón. En este capítulo recuerda el día en que supo que otra medalla era posible

David Cal se entrena en el río Lérez, en Pontevedra.
David Cal se entrena en el río Lérez, en Pontevedra.alejandro ruesga

Viernes 27 de julio de 2012.

Quedan 13 días, no somos supersticiosos. Como dice David es un número más, muy cierto, creer no creo pero habelas hailas…, faltan 13 días… Hoy es un día diferente, la previsión climatológica dice que en la tarde tendremos unas condiciones óptimas para hacer un test máximo y tendremos visita ilustre a la hora de comer en el hotel.

Así pues le damos una vuelta al asunto; lo primero es que vamos a empezar por el gimnasio y después bajaremos al pantano a entrenar, esto por la mañana es toda una novedad. Un entreno que proporcione a David buenas sensaciones para por la tarde intentar ir a por su mejor tiempo del año.

Le comunico el plan a David mientras empieza a calentar y lo primero que hace es volver al vestuario a cambiarse de ropa. Esta vez lo sorprendí, no esperaba el cambio de tareas en la mañana, le explico el motivo del cambio de programa y se muestra feliz, le gustó la idea, le apetece correr y le ilusiona tener pista esta tarde para intentarlo.

El gimnasio lo ejecuta con normalidad, como sin prisa, como con pereza, como un cazador a la espera de una presa que aparecerá por la tarde, sabe esperar su oportunidad, no se gasta en vano.

Español del año

David Cal: 17 votos

Rafael Nadal: 12 votos

Mireia Belmonte: 9 votos

(...) A la hora de comer tenemos visita especial, José Enrique Sotelo, el alcalde de Cangas do Morrazo, el alcalde del pueblo de David. Viene a comer con nosotros, no es una visita oficial, es la visita de un amigo, del mayor valedor de David, si hay una persona que ha cuidado, mimado, protegido al campeón, ese ha sido José Enrique.

(...) La comida es muy agradable, la compañía ayuda a ello. José Enrique pregunta constantemente cómo estamos, cómo van los tiempos, si todo está bien, si David necesita algo, es como un papá, está preocupado, casi nervioso, se acerca la fecha y se le nota la tensión. Es el alcalde de un pueblo que quizás en unos días tenga al mejor deportista olímpico de la historia española, para un pueblo tan pequeño como Cangas es todo un honor, de ahí su lógica preocupación.

Al acabar de comer David se despide de la visita pues va a echar una buena siesta, hasta las seis de la tarde tiene casi tres horas para descansar.

(...) Ya de nuevo en faena nos dirigimos al embalse, vamos a hacer una serie de 1.000 metros a tope, vamos a probarnos, antes haremos una serie de 500 metros para calentar, será una serie muda, no le daré los parciales ni ningún tipo de instrucción a David, o sale buena y nos arrimamos muy fácil a 2 minutos o no haremos el test, solo tiraremos la serie de 1.000 metros a ritmo 7 si David va fino y nos vemos capaces de mejorar los parciales, no nos vamos a gastar gratis.

Me llevo una copia en papel del mejor 1.000 del año, así podré ver los parciales, los lapsos y le podré dar una información más precisa a David de cómo se va desarrollando la serie.

La predicción climatológica acertó de nuevo, hace sol, incluso cierto calor para esta hora de la tarde, casi llegamos a los 27 grados, el viento de componente norte. La lámina esta perfecta, como la queríamos tener, en la primera serie, la de calentamiento las sensaciones son magníficas, David lleva un paleo muy suelto con frecuencias de 62-64 paladas por minuto hace parciales de 24s con mucha facilidad, el tiempo final es de 1m 58,54s, está muy bien, listos para el tirón del día, vamos a ver en cuánto está la forma de David.

David Cal y su entrenador, Suso Morlán.
David Cal y su entrenador, Suso Morlán.alejandro ruesga

Sale disparado en la serie, primer parcial 19m80s, buenísimo, pasa el 300 en 1m 04,73, va más rápido y mejorando los lapsos, al 500 llega en ¡1m 51,36!, va como un auténtico cohete, está pulverizando sus parciales. La frecuencia esta en 65-67 paladas minuto y no afloja, la sensación es que va a aguantar este ritmo infernal, desde la motora lo animo para que siga así, es increíble, el paso del 800 es una maravilla, 3m 0,3s ya no se puede ir más rápido, David se retuerce en el tramo final, sabe que está haciendo unos tiempos que lo llevan hacia su récord personal, a esta altura no va a dejar escapar la serie, esta maravillosa serie, dos parciales por debajo de 23s y llega a meta, 3m 46,13s, fantástico, maravilloso, qué alegría y qué bueno es David. Ahora el tilín de la medalla suena con más gravedad, esto ya es muy serio, la medalla ahora sí la vemos, estamos tan cerca…

David se agarra a mi motora, jadeando, exhausto, sin un ápice de fuerza, de nuevo vuelve el silencio del dolor, de la soledad de un atleta de élite que lucha contra sus tiempos. El listón estaba altísimo, ahí lo dejó hace unos días, su lucha de superación contra sí mismo lo obliga a desfallecer hasta este punto. Es canibalismo de alguna manera, otra vez no digo nada, espero a que se recupere un poco y se rehaga, esta vez ni quiere beber, está tocado, herido de fatiga hasta lo más profundo, no puede más, la recompensa le valdrá la pena, pero eso será cuando vuelva la calma. Ahora solo podemos esperar a que el aire sea suficiente para ventilar, a que el mareo por la acidosis láctica remita un poco a que de algún modo vuelva en sí.

Han pasado un par de incómodos pero preciosos minutos, todavía no le he dicho nada, en el display de mi cronómetro luce grabado como a fuego su tiempo, el tiempo, 3m 46,13s, esta es toda la información que tengo para David, sobran las palabras, llegan los hechos. David alza su cabeza y le enseño el cronómetro, esta vez ni sonríe, sé que está contento, está feliz, pero ha sido tan duro el castigo que está más ocupado en sentirse bien que en el placebo del crono. Vamos a remar un rato, un poco de paleo suave para recuperar esa musculatura, un paseo que le reconforte y lo haga sentirse bien.

Ahora David sí luce una sonrisa y empieza a hablar, se siente bien y me dice que en el paso del 800 quería aguantar la serie como fuera porque sabía que iba a hacer un gran tiempo, que pasó el 500 con margen para aguantar toda la serie y que se siente mucho mejor que hace un par de días, esto era evidente que iba a pasar, hoy no tenemos más que hacer ya. Cerrar los ojos y repetir en la mente lo sucedido una y otra vez, ver de nuevo a David haciendo los parciales, recordar esta tarde y este entrenamiento, será un recuerdo imborrable, qué más podemos hacer ya…

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