Retorno triunfal de Ebert

Pucela le echaba de menos y, frente al Mallorca, Ebert halló el terreno propicio para marcarse un retorno a lo grande. El extremo alemán reaparecía con la camiseta blanquivioleta un mes después de su lesión en el Bernabéu. En su ausencia, el Valladolid había encajado tres derrotas y un empate. El exjugador del Hertha tenía hambre de gol y agradeció el calor de la grada con un partido de ensueño. Abrió el marcador con un espléndido tanto desde más allá de la frontal del área. Regaló el segundo a Javi Guerra cuando el empate parecía inevitable y, ya en el tiempo de descuento, anotó el tercero tras sentar, con un doble quiebro, a Bigas y Aouate.

Giovani firmó una de sus mejores actuaciones en el Mallorca

El partido también vio el estreno como mallorquinista de Antonio Luna, que llegó a la isla esta misma semana cedido por el Sevilla y es, por el momento, la única incorporación del conjunto balear en el mercado de invierno. Su aportación fue episódica, pero su ingreso en el once titular sirvió para desplazar a Giovani Dos Santos de la banda izquierda hacia la posición de segundo delantero. Con libertad para barrer todo el frente de ataque, el mexicano firmó una de sus mejores actuaciones en el Mallorca. Explotó su punta de velocidad para desbordar a la contra, envió una falta directa contra la madera –como ya hiciera ante el Atlético- y a punto estuvo de sorprender a Dani Hernández en otro lanzamiento franco. Solo le faltó el gol.

Pero el Mallorca de Caparrós acostumbra a plantarse en el campo defendiendo muy atrás, lo que deja a sus delanteros desconectados, obligados a comenzar el ataque prácticamente en solitario y, en demasiadas ocasiones, desde su propio campo. Sin que nadie se lo discutiera, el Valladolid tomó el mando del encuentro y solo reculó con el empate, que llegó antes del descanso. Fue entonces, en el entreacto del festival de Ebert, cuando el Mallorca alcanzó a apuntar algunas virtudes. Más serio y ordenado, en las últimas fechas el conjunto de Caparrós había logrado frenar la sangría de puntos y mereció algo más en su visita al José Zorrilla. Su arma principal, como advirtió Djukic en la víspera, continúa siendo el contragolpe. Así fue como Arizmendi llegó casi hasta la línea de fondo y colgó un buen balón al área, para que Víctor cabeceara a la red. La igualada acobardó al Valladolid y dio seguridad al equipo balear, que fue capaz de dar un paso adelante y equilibrar el dominio del juego durante la segunda mitad. Hasta que Ebert decidió que nadie le iba a robar su tarde.