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El jeque es ahora Pellegrini

Ídolo en Málaga de la afición, unió a la plantilla, realizó la planificación y peleó por el sueldo de sus jugadores

Rafael Pineda
Pellegrini da instrucciones durante un partido de Copa.
Pellegrini da instrucciones durante un partido de Copa. j. zapata (efe)

“Si quiere presentarse a alcalde, sería alcalde”. No es la pretensión de Manuel Pellegrini, pero la frase, expresada desde las entrañas del propio Málaga, resume a las claras la importancia del entrenador en el club andaluz y su ascendencia sobre la afición de un equipo que es cuarto en la Liga, cuartofinalista de Copa y en octavos de Champions. Con esas credenciales recibe hoy al Barcelona (21.00, Canal+ 1).

Son éxitos deportivos del Málaga logrados en medio de una importante crisis institucional derivada de los impagos del dueño de la entidad que estalló con toda crudeza en pretemporada. Problema ahora resuelto con la plantilla gracias, sobre todo, a la intermediación de Pellegrini y su papel como líder de un grupo que se preparaba para la estampida después de las ventas de Cazorla, Mathijsen y Rondón. “Nos refugiamos en él e impidió la desbandada. Sin su implicación todo hubiese sido distinto”, recuerda Joaquín de aquel verano en que Pellegrini les lanzó un reto a los jugadores. En Campoamor, provincia de Alicante, se reunió con todos sus jugadores y les habló claro: el proyecto lo podrían salvar los propios futbolistas con su rendimiento deportivo.

Pellegrini convenció a piezas tan importantes como Demichelis y Toulalan, con un pie fuera de la entidad, para seguir confiando en los rectores del Málaga. También, por ejemplo, a Eliseu, al que esperaba un avión privado para fichar por el Benfica justo después de lograr ante el Panathinaikos la clasificación para la fase de grupos de la Champions. “En el vuelo de vuelta el míster habló conmigo y decidí quedarme”, confiesa el extremo.

En octubre, el técnico estuvo a punto de dimitir al sentirse engañado por el dueño

Con el grupo en el bolsillo, su ascendencia en el club creció hasta límites insospechados, sobre todo cuando referentes como Fernando Hierro o el director deportivo Antonio Fernández iban abandonando el proyecto o eran sacrificados en aras de una nueva gestión del club. Pellegrini se convirtió en el único interlocutor válido con el jeque Al-Thani y participó en la planificación del equipo. Intervino en los fichajes de Santa Cruz, Saviola e Iturra, y llegó con su visto bueno a la dirección deportiva Mario Husillos. Su segundo, Rubén Cousillas, y el propio Husillos fueron compañeros en Huracán.

“Lo mejor de Pellegrini fue que supo mantener la calma en agosto e impedir que el equipo se desmembrara. Los convenció a todos con un trabajo psicológico impresionante”, indica Fernando Sanz, expresidente del Málaga con el que jeque pactó la venta del club por 30 millones de euros. No ha recibido ni uno. “Ciudades como Málaga hay muy pocas”, admitió el propio Pellegrini cuando fue designado personaje del año por un periódico local. Solo en una ocasión su idilio con el club y la Costa del Sol pareció quebrarse. “Estuve a punto de hacer las maletas el pasado 31 de octubre”, reconoció el propio técnico a principios de diciembre a Opinión de Málaga. Había empeñado su palabra a la plantilla de que ese día cobrarían los atrasos de sus fichas. El club no cumplió y Pellegrini, que había dado la cara, se iba. Una llamada del jeque lo impidió. El chileno, desde entonces, moderó su discurso siempre reivindicativo con los dirigentes para convertirse todavía más en un pilar de la institución. Los triunfos han seguido llegando y el club ha cumplido con los pagos atrasados a los futbolistas. Ni el castigo de la UEFA de no jugar en Europa la próxima temporada parece haber hecho mella en el entrenador.

“Hizo de los problemas una virtud para unir al vestuario. El técnico y los jugadores tienen un gran mérito”, expone Manolo Hierro, histórico del Málaga. La Rosaleda canta cada semana “¡Manuel, Manuel Pellegrini!” y lo tiene endiosado, al mismo tiempo que los futbolistas reconocen fuera de micrófono su enorme implicación en los entrenamientos. Es donde más se deja ver Pellegrini, pues apenas pisa Málaga, donde su vida social es mínima.

Vive en Marbella, a 45 minutos en autopista del campo de entrenamiento y el propio estadio. Cuando no entrena, se dedica a jugar al golf en uno de los múltiples campos de la Costa del Sol mientras su mujer va y viene a Chile, con un importante trabajo en una multinacional. “Manolo es el protagonista más importante del Málaga. Ha implantado un estilo reconocible y perdurable, y le ha hecho ver a la plantilla que la unión es el mejor remedio contras las adversidades”, afirma Antonio Tapia, exentrenador del Málaga y asesor del consejo.

Respetado social y deportivamente, atrás han quedado los gritos de la afición del Málaga en febrero de 2012, cuando después de perder ante el Granada los aficionados desplazados a Los Cármenes pidieron su marcha. Tras derrotar al Milan, el Madrid o el Zenit, vencer al Barça elevaría definitivamente a Pellegrini al altar del malaguismo.

Con Vilaova y sin Villa

L. M., Barcelona

Tito Vilanova estará hoy en La Rosaleda. Jordi Roura, su ayudante, así lo informó en la rueda de prensa previa al partido. El entrenador viajó esta semana a Nueva York para consultar en el hospital Memorial Sloan Kettering sobre el tumor en la glándula parótida del que fue operado el pasado 20 de diciembre en Barcelona. “Es muy fuerte y está animado y, a su vez, su presencia anima a todo el mundo”, afirmó Roura. Quien no estará en Málaga es Villa. El delantero asturiano sufrió un pinchazo en el entrenamiento y se le detectó una elongación en el bíceps femoral derecho. Su evolución marcará su disponibilidad para los próximos partidos.

Adriano, baja ante el Córdoba, ya ha recibido el alta médica y estará en la expedición de 20 jugadores que viajan hoy mismo a Málaga. Dos Santos es el único descartado por decisión técnica.

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