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barcelona
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El momento Valdés

La decisión del portero del Barça de no renovar ha aumentado su aura de guardameta indescifrable

Ramon Besa
Valdés, en el partido contra la Real.
Valdés, en el partido contra la Real.Juan Herrero (EFE)

Interpretar a Víctor Valdés es complejo, como persona y como portero del Barça, seguramente uno de los puestos laborales más exigentes en un deporte agradecido. No es casualidad que cambiara de representante a menudo y que haya tenido diferentes entrenadores. Tampoco se le conocen amigos periodistas, se ha especulado mucho sobre sus gustos, también los arquitectónicos, y hay gente que se pregunta por un exceso de protagonismo de su padre. Acaso se sabe de cierto que es amigo de Iniesta, una relación que viene de la infancia, cuando coincidieron en La Masia, tiempos de alejamiento de la familia y de internado, momentos de dureza y añoranza. No hay mucha más información.

Alrededor de la figura de Valdés se han dicho tantas cosas, la mayoría no confirmadas ni desmentidas, que se ha construido una leyenda. A veces se le tiene por un rockero, también por un maniático, siempre por un personaje de un carácter especial. Los porteros dan para muy buenas historias por sus rarezas, excentricidades y hasta un punto de locura. Valdés muy bien podría ser un caso extremo, de manera que los comentarios que ha provocado su anuncio de no renovar han aumentado aún más su aura de guardameta indescifrable y único, el mejor que podría tener el Barça, que en muy poco tiempo pasó de tener un portero sin manos (Busquets) a contar con el portero con pies (Valdés).

Valdés ha dejado que la gente hable, que diga, como hacen los mejores porteros. Forma parte del ritual. Así se agranda el mito. Igual pretende ahora que por una vez le hagan caso y se repare en su importancia sin que medie una parada o una pifia, una crítica o un elogio. Aunque ha ganado cinco trofeos Zamora como portero menos goleado de la Liga, siempre ha sido un portero de momentos, como suele pasar en los equipos más célebres. Valdés ganó la final de París y tuvo mucho que ver en la de Roma. También es cierto que la temporada pasada no anduvo fino contra el Madrid ni ante el Chelsea. La memoria futbolística solo acostumbra a retener si la pelota entra o no en la portería.

El arquero, que necesita vivir en conflicto permanente, le ha marcado un gol al Barça

No es justo en el caso de Valdés, porque el fútbol del Barça se construye a partir suyo, un motivo puede que suficiente para que marque también los tiempos de su continuidad como hace con los del juego. El proceder del guardameta es arriesgado, por no decir imprudente, y contrario a los intereses del equipo y del club. El problema para el Barça es que, al fin y al cabo, se trataba precisamente de ser egoísta e inoportuno. Quería Valdés llamar la atención para que los directivos, los periodistas y los aficionados supieran seguramente sobre su soledad y disgusto. No se siente probablemente valorado en premios, ni en dinero ni en afecto y no ve a nadie capaz de pagar la deuda.

Verdad o mentira, Valdés ha conseguido que se hable de sus cosas, de su figura. Ha funcionado su estrategia y hoy es el centro de atención del Barça. No se habla de ningún futbolista que no sea Valdés. La prensa le da vueltas y más vueltas a sus posibles sustitutos y ninguno ha logrado robarle el protagonismo. Agotada la rueda, se regresa al punto de partida, y a la pregunta de siempre: ¿su decisión es irreversible? Hay quien recuerda cuando Gaspart medió en su favor ante Van Gaal y también el día en que Laporta se lo llevó a cenar para que renovara en 2009 después de que el acuerdo se diera por imposible. Hoy, sin embargo, parece que ni siquiera le consolaría el fichaje como entrenador de porteros de Ochotorena.

Incomprendido, el arquero que necesita vivir en conflicto permanente, a gusto con el riesgo, le ha marcado un gol a su institución, una acción difícil de corregir y, por tanto, el posible anuncio de un final de camino. Una vez creado el momento Valdés, su momento, ahora es también el momento del director deportivo Zubizarreta. Va de guardametas el asunto y ya se sabe que son muy suyos. Hoy juega precisamente el Barça un partido decisivo en Málaga sin Valdés y con Pinto. Y habrá que ver también el domingo qué piensa el Camp Nou. Los muchos aplausos mezclarán con algunas críticas. Nunca hubo unanimidad con Valdés ni con Zubizarreta ni Ramallets, es el sino de la portería en el Barça. Nadie quiere ser portero, así que es normal que se lo cobren y exijan el foco, y más en el caso de Valdés.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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