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Osasuna reina en la tormenta

El conjunto navarro se impone con un tanto de Armenteros a un Celta desorientado que no supo amoldarse al clima del encuentro

GORKA PÉREZ
De Lucas controla el balón ante Lolo
De Lucas controla el balón ante LoloJesus Diges (EFE)

Sería por la lluvia y su agua, el viento que vuelve impredecible el tacto del balón, por una combinación de todas ellas o quizás por ninguna. Semejante batiburrillo climático ambientó un partido volátil, en el que acabó imponiéndose Osasuna, por eso de que las tormentas le acompañan allá por donde va.

Un gol de Armenteros tras encontrar un balón suelto dentro del área condenó a un Celta desconocido, sin paraguas ni piedras en el bolsillo, que solo al final del encuentro pareció entender la dirección del viento.

OSASUNA, 1 - CELTA, 0

Osasuna: Andrés Fernández; Damiá, Rubén, Flaño, Nano; Cejudo (Silva, M. 68), Lolo Raoul Loe, m. 88), Oier, Nino; Armenteros y Kike Sola (Joseba Llorente, m. 65). No utilizados: Ricardo, De las Cuevas, Masoud y Puñal.

Celta: Varas; Jony, Túñez, Demidov, Roberto Lago; Oubiña, Cabral (Toni, m. 60); Pranjic, De Lucas (Park, m. 60); Bermejo (Álex López, m. 74) y Aspas. No utilizados: Sergio Álvarez, Vila, Natxo Insa y Bellvis.

Goles: 1-0. M. 54. Armenteros caza un balón suelto dentro del área y supera a Varas de volea.

Árbitro: Hernández Hernández. Amonestó a Roberto Lago, Bermejo, Toni, Rubén, Damiá.

Reyno de Navarra. Unos 12.000 espectadores.

Por más que el ambiente meteorológico no acompañase, algo habitual por Pamplona en los primeros capítulos del año, Osasuna supo adecuar sus intenciones. Digamos que su guion, a diferencia del de los gallegos, es más fácil de reconvertir porque incluye menos elementos en su producción. Así, con Kike Sola y Nino en ataque, el primero se centró en las alturas mientras el segundo se peleó por el suelo como quien revuelve el agua para enjuagarse las manos. Fruto de varias llegadas por banda consiguieron los navarros apartarse del diálogo enrevesado que mantenían unos y otros a ras de suelo. Pases cortos con intenciones largas, que cambiaban de dueño sin demasiada pregunta de por medio. Armenteros, uno de los pocos futbolistas a los que pareció despertar el agua, avisó al Celta en la primera mitad, cuando estrelló en el larguero un cabezazo picado tras un buen centro de Nano. Un envite al que acompañaron otros dos remates de Cejudo desde fuera del área al que respondió seguro Javi Varas.

Le pesaba al Celta el estado del campo, no tanto por la pesadumbre con la que se movían sus jugadores, sino por la incapacidad para encontrar la guía por la que encarrillarse. Aspas, que regresó tras superar sus molestias en la espalda, pareció desconectado de la música que sonaba unos metros por detrás. Sin capacidad para entrar por banda, recurrió el equipo de Herrera, ayer sancionado igual que Mendilibar, ausentes ambos del banquillo, al balón en largo, una disciplina en la que le faltan centímetros y experiencia. Tampoco su defensa, con Cabral como tercer central por delante de Demidov y Tuñez, pareció demasiado estable a los bandazos del partido. De hecho, por más que tuviera un efectivo añadido en la marca, ninguno de los tres acertó a taponar un remate de volea de Armenteros desde dentro del área grande que suponía el único gol del partido.

El tanto tranquilizó a Osasuna, que se soltó por dosis en ataque por más que a pesar de los espacios no acertase a culminar ninguna de esas escapadas. Sin embargo, está habituado el equipo navarro a resguardarse de la tormenta, más desinflada cuando al rival le faltan fuerzas. Y a los gallegos se le acabaron pronto. Mantuvo Osasuna en sus manos una victoria que le sirve para controlar la corriente y dejar atrás al Celta en la clasificación.

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Sobre la firma

GORKA PÉREZ
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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