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“Creo que volveré a ser el de antes”

Nadal espera que “la resistencia y la fuerza” regresen “poco a poco”: “Necesito tiempo”

Nadal golpea la pelota durante el partido ante Delbonis.Foto: atlas | Vídeo: MARTIN BERNETTI
Juan José Mateo

Este es un campeón a la búsqueda de sus piernas. Cuando Rafael Nadal se prepara para jugar el jueves su segundo partido de dobles en el torneo chileno de Viña del Mar, junto al argentino Mónaco (ganaron 6-2 y 7-6 a Rufin y Volandri), aún están frescos en su memoria los recuerdos de la victoria del miércoles en su primer partido individual tras siete meses de baja por lesión (6-3 y 6-2; hoy se enfrentará al ganador del Gimeno-Montañés). Ahí, Nadal pega fuerte pero se desplaza con comprensible precaución. Vive atado al talento de sus golpes, a su instinto, mientras ve pasar a su lado pelotas a las que antes habría llegado sin problemas. Esprinta hacia el vacío, casi siempre sin premio en las dejadas, porque sus pulmones llevan siete meses en la orilla por una rotura parcial de ligamento rotuliano y una hoffitis en la rodilla izquierda. No se altera. Compite duro. Como le dijo a L’Équipe: “Quiero volver a ser el de antes, y, sinceramente, creo que es posible”.

“Después de meses sin vivir algo así ha sido bonito y emocionante”, reflexiona el mallorquín tras su debut individual. “Aparte de la rodilla, el físico hay que trabajarlo: la resistencia, la fuerza, todo eso son cosas que después de siete meses sin competir tienen que ir viniendo poquito a poco”, añade, consciente de que ni siquiera él, un titán, es inmune a los efectos de tanto tiempo apartado de las pistas. “A seguir trabajando fuerte para que vuelva lo antes posible. Necesito tiempo, necesito días”, continúa el número cinco mundial.

Durante su lesión, siete meses de baja en los que según cuenta le visitaron nueve veces los inspectores antidopaje, trabajó todo lo que le dejó su musculatura

Nadal, de 26 años, trabaja pensando en el largo plazo. Durante su lesión, siete meses de baja en los que según cuenta le visitaron nueve veces los inspectores antidopaje, trabajó todo lo que le dejó su musculatura: en el gimnasio, en la piscina, en el mar, finalmente en la pista. Descartada su reincorporación a la competición sobre el agresivo cemento, ya que un virus estomacal le impidió completar los entrenamientos necesarios en diciembre de 2012, el campeón de 11 grandes decidió incorporarse progresivamente al circuito, eligiendo torneos sobre su superficie favorita (arcilla, la más amable para las articulaciones) y organizándolos según una escala de aumento progresivo de la dificultad: desde el torneo chileno, que es de categoría 250, al mexicano de Acapulco, un 500, para acabar, en teoría, sobre el cemento del Masters 1000 de Indian Wells. Sin embargo, cada semana se estudiará su calendario en función de la respuesta de su musculatura. “Entrenarse es distinto porque siempre tienes el control del cuerpo, pero al competir te exigen y das todo de ti. El físico hay que trabajarlo completo, además de la rodilla, la resistencia y la fuerza es un tema que hay que ver”, cerró el mallorquín, aún a la búsqueda de sí mismo.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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