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El Betis apabulla al Málaga

El equipo de Mel desactiva al de Pellegrini con un primer tiempo intenso y pleno de eficacia

Rafael Pineda
Pabón marca el tercer gol del Betis, ante Caballero y Demichelis.
Pabón marca el tercer gol del Betis, ante Caballero y Demichelis. cristina quicler (AFP)

El Málaga amagó en Oporto. Escapó vivo en la Liga de Campeones gracias a su buena defensa. Pero cayó. En Sevilla ni siquiera hubo rastro de esa fortaleza en la zaga. Comenzó el partido perdiendo, con un 1-0 en contra a los 30 segundos, y, literalmente, fue arrasado por un Betis brioso, desbocado, que ha recuperado el tono físico después de un mes de enero donde sufrió demasiado al alternar la disputa de dos competiciones. Mucha carga para una plantilla de escasa experiencia competitiva. Ante el Málaga, el Betis fue un ciclón, intenso, atrevido y valiente, que desarmó a un rival de grandes hechuras, con mucha experiencia y solidez en el centro de su defensa. A priori, terreno poco abonado a las correrías de los delanteros del Betis, donde no se alineaba, además, su gran goleador, Rubén Castro.

BETIS, 3 - MÁLAGA, 0

Betis: Adrián; Ángel, Amaya, Mario, Nacho; Campbell, Cañas, Beñat, Juan Carlos (Poazuelo, m. 72); Pabón (Sergio, m. 77) y Jorge Molina. No utilizados: Casto; Chica, Perquis, Nono y Rubén Castro.

Málaga: Caballero; Sergio Sánchez, Demichelis, Lugano, Antunes; Toulalan (Baptista, m. 46), Camacho; Portillo, Joaquín, Isco (Piazon, m. 46); y Saviola (Iturra, m. 66). No utilizados: Kameni; Weligton, Duda y Santa Cruz.

Goles: 1-0. M. 1. Jorge Molina. 2-0. M. 27. Mario. 3-0. M. 45. Pabón.

Árbitro: Estrada Fernández. Expulsó por doble amonestación a Camacho (m. 62). Amonestó a Nacho y Portillo.

Unos 35.000 espectadores en el Estadio Benito Vilamarín.

Nada de eso ocurrió. El equipo sevillano voló en cada incursión de Juan Carlos, que amargó a Sergio Sánchez, en el fútbol fácil de Beñat y en su mayor contundencia y eficacia a balón parado. Dos misiles del centrocampista vasco fueron rematados con contundencia por Jorge Molina y Mario ante la increíble docilidad de la defensa del Málaga. El Betis, crecido, superaba en cada balón a un rival atormentado, con Isco apagado y sin noticias del juego entre líneas de Joaquín o Portillo. Una desesperación para los elementos del equipo de Pellegrini, acostumbrados a tocar y ser dueños del balón, a competir por encima de todas las cosas. Empequeñecido, no hubo rastro de ese Málaga que disfruta en la Liga y sueña en Europa.

El conjunto de Mel se gustó tanto que se permitió llegar en oleadas al área rival. Caballero hizo lo que pudo e incluso Jorge Molina anotó un penalti que el árbitro no concedió al no ver que el balón, después de tocar el larguero, se introdujo en la meta del portero argentino para luego salir rebotado al área.

En la deliciosa tormenta en la que se convirtió el juego del Betis hubo tiempo también para que uno de los fichajes de invierno del equipo, Pabón, pudiera estrenar su cuenta goleadora con el tercer tanto, que dilapidó la esperanza de que hubiera partido y, de paso, provocó la fiesta en la grada de Heliópolis, que pronto tradujo el insultante dominio del Betis en un ejercicio continuo de olés marca de la casa.

Triunfo de mérito del equipo sevillano, que le permite seguir enganchado a la pelea europea y que obliga a reflexionar al Málaga, que entregó el partido demasiado pronto y se negó a competir, el sello que siempre le ha impuesto su técnico. Tan claro lo vio Pellegrini que al descanso retiró a Isco, su mejor futbolista. A tiempo de está de recuperarlo para que no vuelva a ser la sombra que se paseó por el campo del Betis, ya que el Málaga tiene ante sí desafíos tan importantes que exigen la mejor versión de todos sus jugadores. El Betis, mientras, sueña con Europa.

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