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Sin Xavi, sin Messi, sin Cesc...

Carentes de argumentos, los azulgrana se extravían con el balón y son una sombra de sí mismos

Piqué derriba a Cristiano.
Piqué derriba a Cristiano.Emilio Morenatti (AP)

El Barcelona verá la final de la Copa del Rey por la televisión, porque ayer el Real Madrid no le dejó hacer con la pelota y le dio un meneo en el Camp Nou de los que marcan la historia. No jugó a nada el equipo de Vilanova, que a caballo de la apuesta por Fábregas como volante se descontroló al atacar y al defender, hasta el punto de que a los diez minutos de la segunda parte el público reclamo a voces la presencia de Villa, justo un minuto antes de que Cristiano sentenciara el partido con el segundo gol de la noche. El Madrid goleó a placer porque el Barcelona fue una sombra de sí mismo, de tal manera que Xavi no terminó el partido, sustituido por Thiago en lo que debería interpretarse como una rendición.

Corrió el Barcelona detrás de la pelota a cada contra del Madrid y apenas probó apenas a Diego López. El conjunto de Mourinho nunca se sintió intimidado, estuvo sobrado para tapar al sustituto de Casillas. En el primer clásico sin Iker en muchísimo tiempo, al madrileño ni siquiera se le echó de menos, dado que el Barcelona perdió el norte de tal manera que nunca encaro al larguirucho sustituto del mito blanco. El Barcelona volvió a atascarse en el ataque, seco de ideas más que de fuerzas, porque se perdió con la pelota (65% de posesión) y, de paso, su razón de ser. Ni siquiera pudo probar su puntería, tampoco cuando dio tres pases seguidos, cosa que no ocurrió casi nunca durante el juego, así que fue una sombra del equipo que ha marcado una época. El mejor centro del campo del mundo naufragó a la deriva hasta estrellarse en las rocas que la zaga del Madrid puso en la frontal de su área. Ahí murió el Barça, perdido en la sinrazón de no saber qué hacer con el balón.

No hizo falta tampoco alargar el duelo, porque el conjunto blanco se zampó al equipo de Vilanova en tres mordiscos

Con la de ayer se cumplían 27 eliminatorias coperas entre el Barça y el Madrid, todas sin prórroga. No hizo falta tampoco alargar el duelo, porque el conjunto blanco, que lleva seis de sus últimas siete visitas al coliseo catalán marcando al menos dos goles por partido, se zampó al equipo de Vilanova en tres mordiscos.La apuesta por jugar con Iniesta de falso extremo zurdo no le cundió al Barcelona porque nunca tuvo el balón con fluidez, porque nunca apareció Xavi, que completó su clásico numero 37, a cinco de Gento y de Sanchís, igualando en la historia a dos mitos del fútbol español como Raúl y Fernando Hierro, y porque Busquets no llegó a tapar todos los agujeros del barco. Así le fue al equipo azulgrana, que circuló sin sentido la pelota. Que Xavi no encontrara el espacio ni el balón lo echó en falta el Barça hasta descomponerse, porque nunca se pudo organizar a partir de la pelota como es costumbre tal y como le dicta su manual.

A merced el Barça del criterio blanco, el Madrid ni siquiera padeció a Messi, al que separaba un gol del récord goleador en los clásicos, que señala a Di Stefano 18 con goles. El argentino no remató a puerta ni cuando más achuchó el Barcelona al inicio del segundo tiempo, en el peor partido contra el Madrid que se le recuerda a La Pulga que, como todo su equipo, se desnortó tan pronto como no supo qué hacer con el balón.

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