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Redefinirse en el Bernabéu

Valdés, quizá Mascherano, Thiago y Villa parecen los cambios para reactivar al Barça

Jordi Quixano
David Villa, en un duelo de este curso.
David Villa, en un duelo de este curso.LLUIS GENE (AFP)

El once que el aficionado ya recita de memoria, el mismo que realizó la mejor primera vuelta de la historia de la Liga, ya no es el que era. “Igual hemos sufrido un bajón”, concedió ayer el preparador azulgrana Jordi Roura, reacio, sin embargo, a admitir que su equipo se ha abandonado o que le queda holgada la autogestión. Pero lo cierto es que el Barça ha perdido solidez defensiva (suma 12 duelos seguidos encajando al menos una diana) y se enreda a la hora de encontrar rampas hacia el gol, por lo que se ha disipado su pegada, focalizada en la desconexión de Messi. Los batacazos ante el Milan y el Madrid —“no estuvimos finos”, confesó Roura— así lo expresan, como también la aceptación del preparador de que el equipo está en un momento bajo de forma, realidad que no ocurría en la era Guardiola, cuando se defendía que durante el curso se mantenía la base física adquirida en la pretemporada. Por lo que ante el Madrid, que otorga prioridad al choque europeo ante el Manchester y que dará aire a su formación inicial, en el Barça parecen imponerse cambios para alterar la escaleta del partido, del clásico, ahora en el Bernabéu.

Se presupone un cambio por línea, toda vez que de lo contrario ya se sisea en el Camp Nou que sería politiquear la alineación como en su tiempo lo hizo Rijkaard con Deco y Ronaldinho

Sin la presencia de Xavi, motor del juego colectivo que sufre una rotura en el bíceps femoral —“de 10 a 15 días de baja”, señala el parte médico, por lo que es duda para la vuelta de Champions ante el Milan, el 12 de marzo—, el Barça debe redefinirse en Chamartín. Se presupone un cambio por línea, toda vez que de lo contrario ya se sisea en el Camp Nou que sería politiquear la alineación como en su tiempo lo hizo Rijkaard con Deco y Ronaldinho. Así, bajo los palos actuará Valdés y no Pinto, y en la zaga, atornillados Alves y Alba en los flancos, queda por ver si Mascherano da relevo a Puyol o Piqué. Pareja que no mezcló bien para detener la iniciativa del Madrid, quizá porque el equipo no defendió al compás y Busquets salía demasiado de sitio para tapar agujeros, por lo que a los centrales no les quedó otra que recular, hecho que facilitaba los disparos rivales de media distancia.

Con la seguridad de que Busquets será el eje, se intuye que Iniesta interpretará su papel, el de volante. Falta conocer el relevo de Xavi: bien Cesc, del que se advierte que es un mal suplente y que es el preferido del cuerpo técnico, por más que está un tanto encallado; bien Thiago, habitual recambio que no dirige el juego tanto como Xavi, aunque sí aporta más llegada desde la segunda línea y, por lo tanto, sorpresa. “Es exagerado decir que el Madrid nos ha tomado la medida”, afirmó Roura. Pero el Barça evidenció carecer de recursos, de alternativas.

Arriba, recuperado Messi de su gripe, se entrevé que Pedro le escudará en un costado. La duda radica en el otro. Alexis, tan furibundo en el desmarque como torpe en la definición, no ha dado la talla en los últimos duelos, al mismo tiempo que a Tello se le utiliza únicamente como revulsivo. Por lo que solo la inclusión de Cesc —Iniesta jugaría de extremo en el efecto dominó— podría apartar a Villa del once, futbolista que garantiza peligro y que ya está recuperado en lo físico, justo lo que asegura Roura que carece el equipo. Valdés, Mascherano, Thiago y Villa cogen tíquet para redefinir al Barça en el escenario más complicado de la Liga, justo cuando más se necesita. “La actitud de los jugadores es irreprochable”, zanjó Roura; “pero no pensamos en ganar para recuperar la autoestima, sino para reforzar nuestras aspiraciones con vistas al título”.

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