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Espectáculo sin tregua en Anoeta

Real Sociedad y Betis empatan (3-3) en un partido de alternativas en el que los verdiblancos llegaron a ir ganando por 0-2

Rafael Pineda
Zurutuza dispara ante Beñat.
Zurutuza dispara ante Beñat. j. Etxezarreta (EFE)

Montanier y Mel, dos técnicos tan atrevidos como seguidores fervientes de una filosofía que tiene a la Real y al Betis en los puestos altos, pensaron que, sin la carga de los que tienen que ganar por obligación, se tenían que dar un gustazo. Por eso resultó gratificante para el espectador contemplar un duelo de ida y vuelta, sin pausa, con jugadores libres de cadenas tácticas que depararon un espectáculo de lo más agradable. Realmente, tanto la Real como el Betis jugaron con cuatro delanteros, sin conceder un ápice, haciendo sufrir a sus defensas y con el centro del campo como escenario de carreras más que como parcela del toque y la contención.

Sometido el partido al acierto de los delanteros, con las zagas más que vendidas, el choque se convirtió en una jaula de grillos donde lo mismo el Betis se ponía dos goles por delante que la Real hacía tres tantos en diez minutos. Un carrusel disparatado de penaltis, fallos en defensa, y goles, muchos goles. Un partido de locos, en definitiva, con jugadores como Vela, Molina o Pabón a un fantástico nivel.

Real Sociedad, 3 - Betis, 3

Real Sociedad: Bravo; Carlos Martínez, Mikel, Íñigo, De la Bella; Markel, Zurutuza (Pardo, m. 74); Vela, Xabi Prieto (Ifrán, m. 80), Griezmann; Agirretxe. No utilizados: Royo; Ansotegi, Cadamuro, José Ángel, Ros.

Betis: Adrián; Ángel, Amaya, Mario, Nacho; Campbell (Nono, m. 76), Cañas, Beñat (Chica, m. 83), Juan Carlos (Rubén Castro, m. 64); Jorge Molina y Pabón. No utilizados: Casto; Fausto, Paulao y Pozuelo.

Goles: 0-1. M. 29. Jorge Molina. 0-2. M. 48. Pabón. 1-2. M. 50. Vela. 2-2. M. 56. Íñigo. 3-2. M. 62. Xabi Prieto, de penalti. 3-3. M. 66. Pabón.

Árbitro: Iglesias Villanueva. Amonestó a Carlos Martínez, Campbell, Beñat, Ángel, Cañas y Chica.

Anoeta. Unos 20.000 espectadores.

No hubo tregua ni rendición mientras cada acercamiento al área se convertía en una ocasión, con una intensidad enorme. El resultado, un empate a tres, dice mucho de la vocación ofensiva de ambos equipos, pero también de sus miserias en defensa, que naufragaron de forma escandalosa.

Los esfuerzos se generaron siempre en ataque y la Real, con Vela y Griezmann en estado de gracia, obligó mucho a la defensa del Betis y a su portero, Adrián, una de las noticias agradables de la Liga. El meta mantuvo a su equipo en el partido y el minuto 29 reflejó a la perfección lo que acontecía en la cancha. Un remate de Agirretxe dio en el palo. En la carrera siguiente, Campbell dibujó una contra excelente, con pase a Jorge Molina, que no perdonó. Todo era fútbol directo, con pases en busca de la espalda de las defensas, con continuas aceleraciones de futbolistas que solo iban en ataque. Un suplicio, en definitiva, para los que viven de un juego más pausado, como Beñat. En la ruleta rusa en la que se convirtió el partido, la Real disfrutó con una remontada épica a un cero a dos del Betis. Quizás los donostiarras estuvieran más cerca del triunfo, pero cuando el fútbol se juega con esa generosidad y ese desparpajo, un empate no se puede considerar una claudicación, más bien un goce.

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