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Alexis se ofrece para el remonte

El chileno sobresale en un partido muy irregular del Barcelona ante el colista Deportivo Messi, inicialmente relegado al banquillo, remata el encuentro con un gol estupendo en el tramo final

Ramon Besa
Alexis remata de cabeza el primer gol del Barcelona
Alexis remata de cabeza el primer gol del Barcelonalluís gené (AFP)

A la espera del Milan, la Liga continúa a buen recaudo en el Camp Nou, circunstancia que la hinchada azulgrana no debería olvidar en un momento en que solo parece contar la Champions. Había pocas dudas sobre la superioridad del Barcelona respecto al Deportivo. Ni su rebajada alineación, presidida por la suplencia de Messi, disimuló la condición de líder del Barcelona. La mejor versión del esforzado Alexis le alcanzó para tumbar al colista, rematado al final por un tanto delicioso del 10. El protagonismo de ambos, dos jugadores tan distintos, revela la irregularidad del equipo, por otra parte muy poco exigido por el contrario y finalmente capaz de dejar su marco a cero después de 13 encuentros consecutivos tomando uno o más goles. La sensación agridulce fue permanente en el estadio. Ninguna imagen la refleja más que el acierto de Alexis y el error de Villa. El chileno fue el hilo conductor del Barça ante el Deportivo.

Jugaron los azulgrana de salida con nervio e intensidad, agresivos con la pelota, muy atléticos. Interesaban incluso los balones divididos cuando hace un par de días no había quien echara una carrera ni metiera la pierna sino que se jugaba al pie, con música de salón, apoyados en la barra con una cerveza en la mano. Las piernas funcionaron ayer muy bien en el Barcelona, generoso y agitado, tan desafiante que no había aficionado que callara en el revuelto estadio.

BARCELONA, 2 - DEPORTIVO, 0

Barcelona: Pinto; Alves, Puyol, Mascherano, Adriano; Thiago (Iniesta, m. 66), Song, Cesc (Busquets, m. 74); Alexis, Villa (Messi, m. 61) y Tello. No utilizados: Masip; Jordi Alba y Pedro.

Deportivo: Aranzubia; Manuel Palbo, Aythami, Insua, Silvio; Abel Aguilar, Assunção (Juan Domínguez, m. 76); Bruno Gama, Valerón (Camuñas, m. 61), Pizzi; y Oliveira (Salomão, m. 70). No utilizados: Lux; Bergantiños, Ayoze y Jesús Vázquez.

Goles: 1-0. M. 37. Alexis cabecea un centro de Alves desde la derecha. 2-0. M. 88. Messi pica sobre Aranzubia a pase de Alexis.

Árbitro: Pérez Montero. Amonestó a Puyol, Song y Aguilar.

69.748 espectadores en el Camp Nou.

A cambio, fallaba la cabeza del Barça, le temblaba el pulso, no precisaba el tiro. La ansiedad pudo hasta con Villa, infalible cuando enfrenta al portero, anoche sorprendentemente paralizado ante Aranzubia. Jamás se había visto dudar a El Guaje. No atinaba el asturiano ni tampoco Cesc, al que se le escapaba repetidamente el disparo, necesitado de goles ahora que se discute su juego. A los delanteros les costó en exceso rematar el juego creativo de Thiago, la profundidad de Alves y la velocidad de Tello.

Ortodoxo en su diseño, de nuevo desplegado a partir del 4-3-3, con dos extremos abiertos y un 9 clásico, el Barça penaba por su falta de acierto ante el Deportivo. Hasta que apareció Alexis y coló un gol que no entraba en su catálogo por su dificultad y belleza. Mascherano salió al quite como cuando al fútbol se jugaba con un libre, Alves centró desde la derecha con la templanza y acierto que ya quisiera el mejor extremo y Alexis se levantó como el ariete más clásico. Aunque Aranzubia impidió que el testarazo del Chico Maravillas besara la red, la pelota traspasó la línea de gol: 1-0.

Nada tuvo que decir el Deportivo ante el segundo gol en la Liga y el quinto de la temporada de Alexis. Al plantel de Vázquez le faltan defensas y delanteros con los que pueda jugar Valerón. Hoy parece un equipo a mitad de camino de todo, como si viajara a ninguna parte, desmoralizado y desnutrido, saco de los golpes de cualquier rival, también del Barcelona, desconocido en su regreso al campo, después del descanso.

Desfondados y descosidos, los azulgrana ya no volverían a retomar el hilo del partido, como si les valiera el gol de Alexis, la mejor manera de honrar el laboro del chileno, el mejor del Barcelona. La hinchada pasó de animar al equipo en un intento de combatir el silencio decretado en la grada jove a examinar a cada futbolista con aquel suspense que solo se escucha en el Camp Nou. Hubo un momento, sobre todo cuando tomaba la pelota Cesc —la formación contaba solo cuatro jugadores de la cantera—, que no se sabía muy bien si el susurro rompería en pitos o aplausos. Había que intervenir en el partido y Roura reparó en el banquillo al mismo tiempo que los aficionados.

Un 2 a 0 es precisamente el resultado que deben remontar los barcelonistas el martes en el Camp Nou

Los recursos eran tantos que cualquier suplente tenía mayor rango que la mayoría de titulares. Al final, y visto que no había manera de cerrar el encuentro, tuvieron que salir progresivamente a escena los futbolistas más venerados: Messi, Iniesta y Busquets. El juego, sin embargo, no remontó con el 10 ni con el 8, sino que fue a peor. El apagón barcelonista resultó monumental y el equipo se entregó a un ejercicio defensivo especialmente peligroso si se tiene en cuenta su tendencia a tomar goles. Ya nadie atendía por entonces a los fondos —“cementiri blaugrana, gràcies a tots”, rezaba una pancarta de protesta de los grupos de animación—, tampoco se fijaba en el palco y menos en la coreografía del estadio sino que ocupaba sobre todo el marcador y la melancolía de Messi.

Vagaba el 10 cuando apareció por sorpresa, de manera brillante y preciosista, para apoyarse en una pared con Alexis y poner la punta de su borceguí zurdo ante Aranzubia. Un gol estupendo por su delicadeza. Ya son 17 jornadas seguidas las que lleva marcando el argentino, que cuenta 40 tantos en la Liga, 51 de la temporada. Messi necesitaba recuperar la finura y el Barça precisa del mejor Messi ante el Milan. La Champions no admite medias versiones como en la Liga.

Las pancartas de la discordia

Luis Martín / Barcelona

El vicepresidente del Barça, Jordi Cardoner, advirtió durante la semana de que anoche las puertas de acceso al Camp Nou parecerían controles de aeropuerto. Se equivocó otra vez el responsable del área social. Al final, los 69.748 espectadores que se acercaron al estadio entraron sin ningún problema. Solo en seis de las más de 100 puertas de acceso al estadio, tres en el gol sur y otras tres en el gol norte, se notó un incremento de efectivos de seguridad del club y mayor presencia de los Mossos. La huelga de animación anunciada por los grupos que pactaron (sin éxito ya)con el presidente Sandro Rosell la creación de una grada especial fue contrarrestada por el resto de aficionados, que animaron cuando les dio la gana o cuando el equipo le dio motivos, como es costumbre.

Una vez dentro del estadio, los aficionados que pretendieron sentarse en la zona baja del gol sur fueron recibidos por piquetes informativos, que les advertían amablemente de las consecuencias de sentarse en una zona que debía quedar vacía. Y vacía quedó, decorada tan solo con una enorme pancarta, colgada a las siete de la tarde, en la que se leía: “Cementerio blaugrana, gracias a todos”. El plástico, autorizado por la directiva, según los miembros de seguridad, no fue retirado pese a las quejas de algunos aficionados. El club, en cambio, sí hizo desaparecer otras dos pancartas: en una se veía una cara de Rosell con nariz de Pinocho y en la otra se llamaba mentiroso a Cardoner. Según el club, la decisión sobre qué pancartas se dejan en la grada y cuáles son retiradas se toma de común acuerdo con los Mossos, si son ofensivas o pueden incitar a la violencia.

El partido, que estuvo precedido por la visita de Rosell al entrenamiento matinal del equipo, transcurrió sin mayores incidentes en la grada. Antes de su inicio, los autores de El Cant del Barça recibieron el homenaje del club. Josep María Espinàs, el único de los tres autores vivos, leyó unas emotivas palabras y aseguró que el himno no solo representa a un gran club, también a Barcelona y a Cataluña. Y terminó recordando esa estrofa que advierte de que: “tots units fem força”.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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