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Nadal redescubre su revés

El mallorquín tumba a Federer, se cita con Berdych (20.00, C+) en las semifinales y exhibe el golpe ‘obligado’ por su rodilla

J. J. MATEO
Nadal golpea un revés ante Federer.
Nadal golpea un revés ante Federer. STEPHEN DUNN (AFP)

Es la metamorfosis de un campeón. Rafael Nadal está en la final del masters 1000 de Indian Wells, su primer torneo de cemento después de siete meses lesionado, tras vencer primero a Federer (6-4 y 6-2), su némesis, y al checo Tomas Berdych (6-4 y 7-5). Lo importante, sin embargo, no está por delante, sino por detrás. Cuando Nadal termine su participación sobre el torneo californiano, subrayará dos datos por encima de todo: que ya puede someter su rodilla a la tortura de jugar dos días seguidos sobre cemento, puesto que no medió descanso entre sus duelos de octavos y de cuartos; y que su movilidad reducida le está transformando en el tenista que quería y no lograba ser. Nadal lleva años aplicando con éxito fórmulas con las que administrar esfuerzos. Falto aún de la prueba que será enfrentarse a Novak Djokovic y Andy Murray, los dominadores más recientes de los grandes, el mallorquín ha descubierto una nueva opción: la falta de velocidad le ha mejorado el revés casi por obligación.

Aún no soy tan rápido como para jugar todos los tiros que solía con la derecha Rafael Nadal

“Aún no soy lo suficientemente rápido, así que a veces no soy capaz de jugar todos los tiros que solía con mi derecha”, explicó el campeón de 11 grandes, huérfano de la chispa necesaria para rodear la pelota y cubrirse el golpe. “Por eso, el revés es ahora muy importante para mí: me permite golpear cruzado, y, si la pelota vuelve, ya tengo la pista abierta para golpear con el drive. Eso ha hecho la diferencia”, añadió sobre su duelo contra el número dos mundial. “Ante Federer, jugué un primer set fantástico. Mis movimientos fueron mucho mejores ante Federer que ante Gulbis (su rival de octavos). La verdad es que los resultados que estoy teniendo son una gran sorpresa para mí. No tuve tiempo de entrenarme mucho antes de volver al circuito”.

Federer compite a la desesperada. Dolido en la espalda, tira, muerde, asalta; baja la cabeza y se desentiende cuando el partido se empina. El genio suizo pone la diana en el revés del español. Ahí dispara. Ahí ataca. Ahí, se desangra. La más de las veces se encuentra con un sopapo, con un contraataque o un pasante inalcanzable. Demasiado para el suizo, que a los 31 años ya vive por y para los grandes. Federer, un estratega, pronto entiende las dificultades de la empresa. Un revés contundente convierte a Nadal en un martirio para cualquiera: unido a su afamada derecha, el golpe equilibra su juego, le despeja el horizonte y obliga a sus contrarios a defender las dos orillas hasta anegar sus pulmones.

Federer, baja en Miami por voluntad propia, ya no competirá hasta el masters 1000 de Madrid. Nadal, sí. Nadal ha estado siete meses de baja y está habriento, sediento, necesitado de tenis. Lo vio Federer: aún sin alcanzar su mejor versión, sigue siendo un caníbal.

Cuartos de final. Hombres. N. Djokovic (Ser)-J. W. Tsonga (Fr.), 6-3 y 6-1. J. M. del Potro (Arg.)-A. Murray (R. U.), 6-7, 6-3 y 6-1. Semifinales. R. Nadal-T. Berdych, 6-4 y 7-5. N. Djokovic (Ser.)-J. M. Del Potro (Arg.)

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Sobre la firma

J. J. MATEO
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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