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211 bolsas para 35 deportistas

El misterio de la sangre y plasma de la Operación Puerto se reduce a la identidad de 19 clientes Todo lo hallado se encuentra bajo control en Barcelona

Eufemiano Fuentes, a la llegada al juzgado.
Eufemiano Fuentes, a la llegada al juzgado.luis sevillano

Se alarga tanto el juicio de la Operación Puerto (iniciado el 28 de enero, ha entrado ya en su octava semana) que la generación de tramas y subtramas paralelas ha sido inevitable. Algunas han alcanzado casi el grado de leyendas urbanas, como la misteriosa desaparición de 40 de las bolsas halladas en arcones y frigoríficos de dos pisos de Madrid el 23 de mayo de 2006. “Yo sé dónde están y a quién pertenecen esas 40 bolsas”, dice en llamada misteriosa a los periodistas el dueño del banco de sangre desarticulado, Eufemiano Fuentes, amante de los territorios difusos, de fronteras borrosas, aquellos en los que la verdad y la invención tienen el mismo valor. “Y tú serás el primero que lo sepa”.

Humo, y no misterio, sin embargo y según los papeles del sumario, que permiten trazar el camino y el paradero de las 216 bolsas de plasma (99), concentrado de hematíes y sangre entera (glóbulos rojos acompañados de su opalescente plasma sobrenadando) halladas en los pisos de la calle de la División Azul (donde Siberia, el arcón congelados a 35 grados bajo cero, el destino final de las bolsas procesadas en las máquinas ACP 215 en el apartamento de la calle madrileña Alonso Cano). Todas ellas, pruebas de cargo y objeto de deseo por parte de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), que las ha solicitado a la jueza para identificarlas mediante un contraste de ADN y castigar a los deportistas de los que fueron extraídas, se encuentran en Barcelona bajo el control estricto del laboratorio antidopaje del IMIM, homologado por la AMA.

Del total de 216 bolsas, 211 pueden ser consideradas útiles. Cinco de ellas, marcadas con la palabra “sangrías” y su peso en gramos, no pertenecen a deportistas: las usaba Fuentes como contrapeso a la hora de centrifugar la sangre recién extraída para separar el plasma de los glóbulos rojos. Las 216 bolsas llegaron a Barcelona desde el laboratorio de criminalística de Madrid en tres envíos diferentes. En el primero viajaron vía World Courier 99 bolsas de plasma; en el segundo y en el tercero las 117 bolsas restantes: 96 de ellas figuran en la relación oficial, sin embargo, como 52, que es el número de cajas de cartón en las que estaban guardadas dentro del arcón congelador. Cada caja de cartón correspondía a las extracciones practicadas a un solo deportistas y podían contener una, dos y hasta cuatro bolsas cada una. Las 21 bolsas restantes llegaron individualizadas, pues estaban en la nevera de Alonso Cano, esperando su procesamiento antes de ser enviadas a Siberia convertidas en polos.

Eufemiano Fuentes habla de 40 bolsas de sangre desaparecidas

Las bolsas están controladas e identificadas (ninguna de las partes ha contestado la cadena de custodia de las pruebas) y, para hundir más la vertiente del misterio sus dueños no son decenas y decenas, y deportistas de todo tipo, futbolistas incluidos, como al propio Fuentes agradaba hacer creer, sino no más de 36, ciclistas o atletas todos ellos, y con varias bolsas a su cargo cada uno, algunos con hasta 20.

Identificados plenamente a través de documentos hallados en los registros, tales como planificaciones y agendas, y también vía escuchas o ADN (como Valverde) hay 17. Encabeza el ranking establecido con el número de bolsas congeladas a su disposición el ciclista Francisco Mancebo, con 20 (nueve de ellas de plasma), seguido por el colombiano Santiago Botero (17) y el manchego (ahora nacionalizado colombiano, en cuyo ciclismo vive una segunda juventud) Óscar Sevilla (15). De Jan Ullrich había preparadas 10 (nueve de ellas de sangre) para el Tour que comenzó un mes después de la intervención, y de Basso, que se avitualló durante el Giro en el que se había impuesto, quedaban 11.

Siete deportistas contaban cada uno con más de 10 bolsas preparadas para usar

Las autoridades antidopaje disponen de pistas e intuiciones que permitirían asignarlas con una probabilidad del 99% a siete deportistas más. Así, Dona sería un atleta con buena relación con Urco (Marta Domínguez), pues sus visitas extractoras coincidieron en ocasiones, y Rosa, código 10, el siguiente a Domínguez, sería también otra atleta. El 25, Amigo de Birillo, sería otro ciclista extranjero con buenas relaciones con Iván Basso, es decir, compañero en el CSC. En este sentido, el luxemburgués Fränk Schleck reconoció en su momento un pago de varios miles de euros a Fuentes. El 33, Clasicómano, sería un especialista en carreras de un día y la bolsa marcada con el 15, César, y datada en 2005, correspondería a un componente del equipo Liberty. Para la restante docena todas las conjeturas son válidas, aunque se trata en su mayoría de atletas, clientes directos de José Luis Merino, el hematólogo socio de Fuentes.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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