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Tiger tiene sus propias reglas

Woods es sancionado con dos golpes por un dropaje ilegal, pero el Masters le deja seguir compitiendo pese a una tarjeta incorrecta y el jugador es muy criticado por no dar ejemplo

Juan Morenilla
Tiger, después de acabar la tercera ronda.
Tiger, después de acabar la tercera ronda.Andrew Redington (AFP)

“Las reglas son las reglas”, dijo Tiger Woods cuando le preguntaron el viernes por la sanción de un golpe al niño chino Tianlang Guan, de 14 años, por juego lento. Y así es, aunque este sábado en el Masters de Augusta dio la impresión de que existen unas normas especiales para El Tigre. Woods fue sancionado con dos golpes por un dropaje ilegal el día anterior, pero el comité de competición le permitió seguir compitiendo cuando, con la normativa en la mano, debía haber sido expulsado del torneo por la infracción que cometió y por haber entregado una tarjeta incorrecta al final del día.

Todo ocurrió en el hoyo 15. Woods dio su tercer impacto desde la calle con tal precisión, y tan mala suerte, que la bola golpeó directamente en la base del palo de la bandera y acabó en el agua del lago que está antes del green. Tiger no se lo podía creer. Un golpe que le hubiera permitido morder a sus rivales se convirtió en una condena. Woods tenía entonces tres opciones para dropar. La primera era acudir al área de dropaje, pero la descartó porque el terreno estaba demasiado embarrado y húmedo debido a las lluvias de la mañana. La segunda era golpear desde el mismo sitio que lo había hecho antes, “lo más cerca posible”, según la norma. La tercera, hacerlo desde la línea de entrada de la bola al agua tan lejos como quisiera, a su izquierda. Woods, sin embargo, retrocedió “un par de yardas” (menos de dos metros) y repitió el golpe, sin tener en cuenta la línea de bandera. Es decir, que no respetó ninguna de las tres posibilidades de dropaje que da el reglamento. Sin embargo, los árbitros no apreciaron en ese momento la ilegalidad. El comité de reglas, avisado por un espectador, revisó el vídeo mientras Tiger estaba jugando el hoyo 18, y determinaron que había cumplido con la norma, así que Woods entregó la tarjeta con el beneplácito de la organización.

Tiger, cuando dropó.
Tiger, cuando dropó.AFP

La irregularidad se descubrió minutos después, cuando Woods dijo en televisión que había retrasado adrede su bola para tener algo más de espacio y acomodar el golpe. Él mismo se había delatado. Y aquello dio un giro radical a la situación, de manera que el caso se reabrió en la mañana de ayer. El comité sentenció que había violado la norma y, después de reunirse con Woods, le castigó con dos golpes. “Dropé como pensé que era correcto y de acuerdo a las reglas. No sabía que había violado las normas. Acepto la sanción”, expresó El Tigre. Su descalificación fue descartada puesto que el comité había rechazado inicialmente, antes de que Woods entregara su tarjeta, que el jugador cometiera ningún error.

Eso le salvó, pero provocó un incendio entre los aficionados, los golfistas y varios exjugadores. Parecía que las reglas de las que hablaba Tiger acerca del joven Guan no se aplicaban con la misma objetividad en su caso. Un Masters sin Tiger suponía, claro, un bajón de audiencias, de ventas, de público... Muchos pensaron que si eso mismo le hubiera sucedido a otro ya estaría en el aeropuerto, mientras que al gran Woods se le permitía seguir en liza. El majestuoso club de Augusta, tan estricto e inamovible para tantas cosas —nada de teléfonos o cámaras en el campo, prohibido correr, mujeres admitidas como socias por primera vez ahora—, hacía la vista gorda con el jefe.

El Tigre no respetó los lugares reglamentarios para dropar

“Me da risa”, resumió Sergio García, muy crítico con El Tigre. “Augusta toma sus decisiones, pero si me ocurre a mí y he firmado una tarjeta incorrecta, no soy capaz de salir a jugar, aunque me dejen. He hablado con otros jugadores y me hubieran hecho lo mismo, retirarse. Yo soy futbolista a muerte, pero el fútbol es de mentirosos y de tramposos. El golf ha de ser otra cosa. Por eso es tan grande”. Gonzalo Fernández-Castaño, que compartió multitudinaria ronda con Woods —“como si fuera el Cirque du Soleil”—, prefirió morderse la lengua.

Quien también se mojó fue Nick Faldo, tres veces ganador del Masters: “Las reglas del golf son así, Tiger las rompió y lo admitió. Debería haberse comportado como un hombre y decirle a sus compañeros: ‘Me voy a casa’. Pero no lo hizo, y esto va a quedar en su legado. Tiger es el juez y el jurado de este deporte”.

Woods, que ya había sido sancionado este año en Abu Dhabi por un dropaje que no anotó en su tarjeta (tampoco fue descalificado), siguió compitiendo, pero perdió una oportunidad única de redimirse y demostrar la limpieza del golf. Después de sus problemas personales y de tantas críticas de la opinión pública, una retirada por iniciativa propia, de acuerdo a las reglas, le hubiera valido el aplauso general y abrillantado su condición de número uno y embajador de este deporte más allá de un puñado de títulos y de majors. También hubiera engrandecido al Masters y al propio golf.

No fue así. Siguió jugando. Se quedó tres golpes bajo par, a cuatro de los líderes, Brandt Snedeker y Ángel Cabrera. Este domingo Tiger luchará por volver a ganar un grande. Aunque hay otras formas de grandeza.

Clasificaciones tras la 3ª jornada

1. B. Snedeker (EEUU) y Á. Cabrera (Arg), 209 golpes, siete bajo par.

3. A. Scott (Aus), 210.

4. M. Leishman (Aus) y J. Day (Aus), 211.

6. M. Kuchar (EEUU), 212.

7. T. Clark (Sud) y T. Woods (EEUU), 213.

15. Sergio García, Gonzalo Fernández-Castaño, 215.

38. J. M. Olazábal, 220.

44. R. McIlroy (N.Irl), 221.

59. T. Guan (Chi), 225.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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