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Un descuento feliz

El Málaga cura su eliminación europea con un gol de Baptista que condena a Osasuna

Rafael Pineda
Joaquín controla el balón ante Sanjurjo.
Joaquín controla el balón ante Sanjurjo.Jorge Zapata (EFE)

El fútbol tiene estas cosas. Todo lo que le robó al Málaga en la triste noche de Dortmund se lo regaló ante Osasuna. Baptista, negado ante la meta de Andrés, acertó a recoger un balón colgado al área en el descuento para batir al excelente portero navarro. Sufre Osasuna, a las puertas de la zona de descenso. Respira este Málaga que no quiere tirar la toalla, que mereció el triunfo por ocasiones y empuje, que vivió una noche feliz después de la decepción europea. El fútbol le mostró su cara buena cuando el cero a cero se imponía, mitad por la actuación de Andrés y mitad por la falta de eficacia de un equipo de buen juego y poca definición. El dolor de Dortmund perdurará siempre, pero estas alegrías revitalizan a un grupo competitivo, bien impulsado por Pellegrini, que se resiste a abandonar su estado de gracia. Osasuna peleó, pero fue superado casi siempre. Acarició el empate y se encontró con un gol en el alargue.Le tocó la cara amarga de este deporte tan desconcertante.

Andrés mantuvo a Osasuna con sus paradas ante el acoso constante del Málaga

De nada le servía ya al Málaga acordarse de su espectacular experiencia en la Liga de Campeones. Por eso emergió poderoso ante Osasuna, consciente de que la Liga debe tenerle deparada todavía alguna que otra alegría con la que aliviar la decepción continental. Perdido Toulalan por lesión, Pellegrini puso en liza a su mejor equipo posible. Como consecuencia, el Málaga compitió en un inicio intenso, donde Baptista, de delantero puro en compañía de Saviola, avisó de las intenciones andaluzas. Osasuna, en plena pelea por el descenso, fue valiente. Tiró su línea defensiva muy adelante y en un balón largo Baptista enganchó un tirazo desde fuera del área que sacó muy bien Andrés. El dominio era el reflejo de la calidad del juego del Málaga, con Joaquín desbordando a su antojo, ayudando a Isco, con apariciones estelares. Bertrán le sacó un balón a Baptista cuando a encaraba a Andrés, Joaquín no marcó por milímetros y todavía Saviola lanzó al palo después de que se ejecutara la especialidad de Iturra: el robo y el pase al hueco. Escapó vivo de milagro Osasuna, quien respiró, no obstante, en el tramo final de la primera mitad. Justo cuando el músculo del Málaga perdió frescura por el esfuerzo europeo, emergió uno de los valore firmes del grupo de Pellegrini. Caballero le sacó una pelota muy difícil a Cejudo y a falta de cinco minutos para el descanso alargó su mano ante la volea de Armenteros.

Intentó Osasuna intimidar al Málaga adelantando la línea de presión. Logró Mendilibar retrasar la oleada andaluza. No mucho más. De nuevo Andrés detuvo ante Baptista y todavía Weligton mandó fuera con todo a favor después de una falta de Joaquín. La oleada malaguista duró hasta el final. Incansable, el equipo andaluz encontró premio a su mejor juego muy al final y de forma muy diferente a la que suele jugar. Puñal ejerció de juvenil al cometer una falta sobre Eliseu en el centro del campo. Duda sacó la falta, tres jugadores de Osasuna saltaron y se estorbaron para dejar el balón muerto a Baptista. Marcó el brasileño. De un descuento a otro todo viró de forma sorprendente.

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