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El Levante, en caída libre

El conjunto de JIM suma su cuarta derrota seguida (0-1), ante un Celta con mejor técnica

Augusto Fernández pelea un balón con Rubén García.
Augusto Fernández pelea un balón con Rubén García.Kai Försterling (EFE)

Estancado en los 40 puntos, quién sabe si suficientes para salvar el pellejo, el Levante llega tieso al final del campeonato. Convertido el gol en un oscuro objeto de deseo desde la deserción de Martins, el cuadro de JIM se ve incapaz de ganarle a nadie. Tampoco a un Celta tan apurado por la clasificación y la escasez de recursos, reducidos a un par de regates de Khron-Dehli y a un cabezazo cruzado de Augusto. El resto fue imponer una ligera superioridad técnica. Sin ningún exceso, pero suficiente para huir de la cola de la tabla con la segunda victoria a domicilio de la temporada tras la lograda en La Romareda.

Agua. Sobre el césped, pesado y esponjoso, y sobre las tribunas, a partir de la media hora comenzaron a sacar los paraguas los aficionados de las gradas descubiertas. Agua sobre el Levante, un equipo repentinamente desértico: sin un delantero de verdad (Acquafresca es un simulacro) y sin una motivación verdadera, puesto que la permanencia parece asegurada, el cuadro de JIM es un chollo para cualquier rival con un poquito de interés.

LEVANTE, 0; CELTA, 1

Levante: Keylor; Pedro López, David Navarro, Vintra, Juanfran; El Zhar (Pedro Ríos, m. 78), Iborra, Barkero, Rubén (Riger, m. 46); Míchel (Simao Mate, m. 46); y Acquafresca. No utilizados: Munúa, Valdo, Ballesteros, Lell.

Celta: Javi Varas; Jony (Cabral, m. 73) , Jonathan Vila, Túñez, Roberto Lago; Augusto, Oubiña, Natxo Insa (Madinda, m. 58), Alex López (Mario Bermejo, m. 78), Krohn-Dehli; y Iago Aspas. No utilizados: Rubén, Bellvis, Orellana, De Lucas.

Goles: 0-1. M. 19. Centro de Krohn-Deli que cabecea Augusto.

Árbitro: Muñiz Fernández. Amonestó a Natxo Insa, David Navarro, Iago Aspas, Jony, Roberto Lago, Pedro López, Krhon-Dehli..

11.658 espectadores en el Ciutat de València.

El Celta, sin ir más lejos. Al conjunto de Abel le bastó con tomárselo mediadamente en serio, tratar de jugar en campo contrario y aprovechar la habilidad de algunos de sus atacantes. El danés Krohn-Dehli, por ejemplo, que tumbó a Iborra con un regate muy seco en el extremo izquierdo antes de centrar al segundo palo. Gracias, respondió Augusto, cabeceando cruzado sin oposición. Juanfran se durmió en el marcaje.

El Levante practicó un ejercicio de impotencia hasta el final de la primera parte. Salvo un par de hermosos desplazamientos largos y en diagonal de Barkero, el resto cayó en una vulgaridad imparable. Atropellado Iborra en la recuperación; anestesiado Míchel en la creación; sin un desmarque de Acquafresca que echarse a la boca. Tampoco el Celta aceleró para sentenciar el encuentro. Más bien se conformó con vivir cómodamente de las rentas del gol de Augusto, con irrelevante presencia de Iago Aspas, otra vez en la punta tras cumplir la sanción de cuatro partidos por haber agredido a Marchena. Examinado desde las gradas por los vecinos granotas del Valencia, que dudan sobre si lanzarse o no a por su fichaje para el próximo ejercicio. Estuvo errático: fracasó en el regate de un mano a mano con Keylor Navas y recibió una amarilla por, según el árbitro, simular penalti.

JIM no esperó más. Y dio paso a Roger y a Simao Mate tras el descanso. Era otro partido. Más abierto. El Levante atacó con fiereza. También porque el árbitro entendió como penalti un ligero empujón de Jony a Acquafresca. Ante la sorpresa general, pitó penalti. El Ciutat entendió que era el momento de reaccionar. Si no fuera porque el Levante ha perdido el optimismo radical de la primera vuelta. Y Barkero, un lanzador tan seguro, disparó fuera. El Levante metió al Celta en su campo, pero siguió sin crear verdadero peligro, lastrado por la ausencia de un delantero dominador del tiempo y del espacio. Encallado en el umbral de los 40 puntos.

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