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El metro de Carla

Suárez elimina 7-6 y 6-2 a Stosur, con lo que logra su tercera victoria contra una top-10 en 2013, un curso en el que su técnico le obligó a jugar sobre la línea con unas placas que limitan sus movimientos

Juan José Mateo
Carla devuelve una bola a Stosur.
Carla devuelve una bola a Stosur.J. Finney (Getty)

“Era un test tremendo de ambición y madurez, porque lo fácil era bajar los brazos”, dice Xavi Budó, el entrenador de Carla Suárez, sobre la victoria (7-6 y 6-2) de su pupila en primera ronda sobre la australiana Samanthan Stosur, la número nueve mundial. Test porque la canaria llega a Madrid tras perder la quinta final de su carrera, tantas como ha disputado, esta vez en Estoril. Test porque Conchita Martínez, la seleccionadora, observa atenta en la grada cómo logra su tercera victoria del curso contra una de las diez mejores (“Suele tener destellos muy buenos, pero se le escapan partidos que pensabas que no se le deben escapar. Ante Stosur ha estado impecable”, dice luego la campeona de Wimbledon). Test porque Suárez, la número 23 mundial, la 13 del año, busca el top-10 y sueña con hacer algo grande en Roland Garros, donde ya alcanzó los cuartos en 2008.

Carla Suárez, en un entrenamiento.
Carla Suárez, en un entrenamiento.

“Carla ha dado un paso hacia adelante en su carrera”, explica Budó, que de tanto estrés como aguanta persiguiendo sus sueños sufre ahora de un pitido constante en un oído. “Veo un paso adelante en madurez y autoexigencia. Tiene constancia en lo que antes le faltaba: agresividad, intensidad, lapsus mentales”, añade. “Carla tiene mucha calidad, talento, magia, pero el circuito exige una agresividad física y mental constante. Eso le faltaba”, prosigue. “Lo ha trabajado muy bien esta pretemporada. Le obligamos, con unas placas que le marcaban la distancia, a jugar máximo un metro por detrás de la línea. Antes, jugaba muy atrás. Era imposible que dominara a Stosur con Stosur sacando. Ahora ha ganado un metro de pista”, cierra.

Obligada por esas placas, el antebrazo de Carla se fortalece. Aguanta mejor las acometidas sobre su revés a una mano, por mucho que dispare una campeona del US Open. No pierde pista aculándose contra la valla. Empieza a mirar de tú a tú a las mejores, aunque aún le falte la confirmación, el primer título de su carrera, para creer que las grandes empresas, los grandes sueños, son posibles a los 24 años.

“Creo que mentalmente he estado muy bien”, cuenta tras su partido, que le cita con la estonia Kanepi, una de esas pegadoras que no le dejan armar al juego: cuando Carla quiere hablar, ya se ha cerrado el debate. “Me costó recuperarme de la final de Estoril (sábado), había poco margen, pero en ningún momento se me ha venido a la mente”, dice sobre su fortaleza para aceptar tres puntos de set perdidos contra Stosur y su decisión para negar el que luego tiene la australiana. “Lo importante es seguir en esta línea”, cierra.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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