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El puño del Atlético hunde al Celta

El equipo rojiblanco se asegura la tercera plaza y el vigués está al borde del descenso

Falcao protege el balón ante Jonatan Vila
Falcao protege el balón ante Jonatan VilaMIGUEL RIOPA (AFP)

Con tres jornadas por jugar ha llegado al objetivo el Atlético, que regresa con credencial de equipo solvente a la Liga de Campeones, ya tercero, para ganarse el sobresaliente a una temporada en la que aún opta a la matrícula de honor en la Copa. Sería injusto, con el actual reparto de los ingresos por derechos de televisión, pedirle más al Atlético en las competiciones domésticas. La Liga, el pan y mantequilla que decía John Toshack, ha servido para demostrar el cuajo del equipo que ha construido Diego Simeone con singular éxito.

En Balaídos solventó el Atlético una cita de hierro ante un estadio lleno y un rival necesitado que le obligó a picar piedra. Al Celta le faltan muchas cosas, pero le sobra fe y voluntad. Regala esfuerzo en cada acción y a partir de ahí encuentra recursos para someter al más pintado. Lo hizo este año en Balaídos, más o menos tiempo, con Barcelona o Real Madrid, también lo logró contra el Atlético, que se confió en una superioridad inicial que no tuvo prórroga más allá del primer cuarto de hora. En ese periodo el Celta esperó atrás, abrió el paraguas para capear el chaparrón inicial y comenzó a ver claros en el panorama en cuanto Álex López apoyó la salida de la pelota. Con todo, ubicado con Abel en la mediapunta, no puede estar en misa y repicando, así que su presencia atrás conllevaba una inferioridad numérica arriba, una ausencia de apoyos que perjudicó a Iago Aspas. Pero el trasiego de Álex López le dio la pelota al Celta, el dominio y el sosiego.

CELTA, 1 - ATLÉTICO, 3

Celta: Javi Varas; Jony (Bermejo, m. 64) (De Lucas, m. 76), Jonathan Vila, Túñez, Roberto Lago; Borja Oubiña, Insa; Augusto, Álex López (Orellana, m. 53), Krohn-Dehli; y Iago Aspas. No utilizados: Rubén Blanco, Cabral, Bellvís y Madinda.

Atlético: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe; Koke (Cebolla Rodríguez, m. 74), Mario Suárez (Tiago, m. 45), Gabi, Adrián; Diego Costa (Arda, m. 68) y Falcao. No utilizados: Asenjo, Insua, Raúl García y Óliver.

Goles: 0-1. M. 47, Diego Costa. 0-2. M. 65, Juanfran. 1-2. M. 83, Augusto. 1-3. M. 85, Falcao.

Árbitro: J. A. Teixeira Vitienes. Amonestó a Álex López y Mario Suárez.

Balaídos. Unos 23.375 espectadores.

Seguramente el Atlético no esperaba ese partido y sí el de los 15 minutos iniciales. Se incomodó y volvió a echar de menos soluciones imaginativas en el mediocampo. Las tiene varios metros más adelante, por ejemplo con Adrián, que como es norma en él estuvo más atinado en la creación que en la definición, fallón de manera estrepitosa a la media hora tras un generoso pase de Falcao. A esas alturas el Celta ya había virado un partido que se había avivado y transcurría en ambos sentidos, en el que Oubiña y Augusto pudieron adelantarlo, pero en el que penó por su tara más evidente. No es una novedad porque la arrastró las dos últimas campañas en Segunda: sufre en las acciones de estrategia, en faltas al área o en acciones a balón parado. El defecto y sus posibles soluciones han generado muchas conversaciones en la caseta celeste. Alguien, todavía en la categoría de plata, señaló la más radical y eficaz: no cometer faltas cerca del área ni ceder saques de esquina. Pero por ahí se le va la vida al Celta, por ahí marcó el Atlético en el córner más antiguo del mundo, balón al primer palo, toque de Miranda atrás y remate de Diego Costa en el segundo palo.

La ventaja asentó al Atlético y lo apostó al contragolpe, donde se acomodó como dicta la mejor tradición rojiblanca. Abel retiró del campo a Álex López, decisión que viene repitiendo en los últimos partidos, y casualidad o no el equipo se cayó. Influyó, claro, el segundo tanto del Atlético tras afortunado disparo de Juanfran que rebotó en Roberto Lago para despistar a Javi Varas. Se instaló entonces en Balaídos, hasta entonces bullicioso, un espeso silencio tan sólo roto cuando Courtois cometió un error que le dio vida. Entonces Falcao tardó dos minutos en aparecer. Ahora el Celta vistoso, audaz y meritorio necesita ganar los tres partidos que le quedan (dos de ellos fuera de casa) para seguir en Primera.

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