_
_
_
_
_
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

A un paso de la cima a toda velocidad

Suárez trata de robarle el balón a Navarro ante Rudy.
Suárez trata de robarle el balón a Navarro ante Rudy.Jamie McDonald (Getty)

Dieciocho años después, el Madrid vuelve a una final de la máxima competición europea. Su larguísima sequía terminó después de un partido vibrante, alterno en su dominio y que al final se llevaron los madridistas gracias a su mayor pujanza física y fondo de armario, que terminaron por doblegar la resistencia azulgrana. Al Barcelona, en la situación en la que se encuentra, se le hizo demasiado largo el partido, y en el último cuarto y con las fuerzas e ideas muy justas, no le quedó más remedio que claudicar en el territorio de definición, hábitat donde ha marcado la diferencia en los últimos tiempos. Pero llegó a él con Navarro y Tomic maniatados y Lorbek otra vez desnortado, demasiadas malas noticias como para contrarrestar un Madrid al que esta vez no le tembló el pulso. Todo lo contrario.

Hubo un momento crucial, cuando el Barcelona se coloca nueve arriba ya metidos en el último cuarto. El Madrid cambia de táctica y donde antes había lanzamientos de distancia, comienza a intentar penetraciones a canasta que terminan en asistencia al pívot cuando se produce la ayuda. La defensa azulgrana, hasta ese momento muy sólida, empieza a hacer aguas y el Madrid supera una situación crítica. El estado anímico blanco crece a la misma velocidad que el Barça comienza a dar signos de flaqueza. La defensa blanca se torna asfixiante sobre todo para Navarro, perseguido por todo el campo y Tomic, al que Slaughter no le deja vivir. El ataque azulgrana se atasca y surge imparable la figura de Felipe Reyes. Lo de Felipe, no por repetido deja de sorprender. No solo por los números (17 puntos, 5 rebotes, 6 faltas provocadas, 23 de valoración), que ya son llamativos, sino por su impacto emocional. Cuando el Madrid necesitaba agarrarse a algo, Felipe apareció para ofrecer esperanza a través de su eterna lucha, el temple que da la veteranía y su habilidad para estar siempre en el sitio justo en el momento adecuado. No es algo científico ni ninguna universidad de esas americanas que hacen investigaciones muy extrañas se ha dedicado a estudiarlo, pero estoy casi convencido que Felipe Reyes esconde en algún lugar de su organismo, seguramente en sus manos, un imán de gran potencia. Solo de esta forma resulta explicable su capacidad para que al final, una y otra vez, el balón termine dirigiéndose hacia donde él está ubicado.

Existen dos versiones del conjunto blanco, uno con dificultades para dinamizar el juego; otro que vuela

Con Felipe debe compartir galones el artista Sergio Rodríguez. No hay ni la más mínima duda de que existen dos Madrid, uno sin y otro con. Uno con ciertas dificultades para dinamizar el juego; el otro que vuela. Uno algo pesadote, más idóneo para labores de desgaste, y el otro extremadamente ligero para terminar faenas. Dominaba el Barça gracias a un buen primer cuarto donde se jugó al ritmo de Marcelinho, desactivó al Madrid hasta dejarle en números impropios (11 puntos) y se aprovechó del buen inicio de Navarro y Tomic. Como suele ser habitual, el segundo cuarto se inició ya con la presencia de Sergio Rodríguez, y Laso tuvo la feliz idea de mantener a su lado a su tocayo Llull. Liberado de tener que pensar y dirigir al equipo y aprovechándose de que el partido cogió otra velocidad, Llull pudo dedicarse a buscarse las habichuelas en ataque, y con tres triples casi consecutivos hizo desaparecer la diferencia. Y en el cuarto volvió a la acción Sergio Rodríguez y bien que lo volvió a notar su equipo.

Trabajada victoria del Madrid que confirmó, al menos en esta ocasión, su mayor lozanía y recursos. Mañana le espera el Olympiacos, que le dio un mandoble de los buenos al CSKA. Un último paso para volver a colocar al Madrid en la cima europea casi un millón de años después.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_